en la peluqueria
Llegada al salón, me presento en la recepción.
— Hola, señora Langlois, tengo una cita con Sophie.
— Disculpe, Madame Langlois, pero Sophie tenía que estar ausente. Le sugiero que Elodie esté aquí.
— Hola señora, soy Elodie
Elodie es una hermosa planta, roja, un poco cubierta, dirían algunos, pero agradable a la vista. Un pecho generoso ensancha su corpiño y yendo al champú, noto un bonito trasero vestido con una minifalda negra sobre piernas enfundadas en mallas o medias negras.
Me siento en la estación de champú y Elodie comienza su trabajo acompañada de largos masajes.
Un poco de agua corre por mi cuello y Elodie, disculpándose, me limpia lentamente, tocando mi corpiño con insistencia. Curioso ! pero bueno, tal vez un movimiento torpe.
Vamos a la sala y durante el corte discutimos unas cosas y otras comentando un artículo de la revista que hojeo.
Al trabajar en mi flequillo, Elodie se sienta en uno de mis muslos y siento que se frota lánguidamente. La posición hizo que se levantara la falda dejando ver un muslo cubierto de encaje atado con un pequeño lazo rosa. Ella debe tener un liguero:
Los movimientos son más apremiantes y siento que se me humedece el muslo. Mi mirada enterrada en su corpiño, levanto la cabeza y me encuentro con la mirada de Elodie pero sin reacción.
Así que se masturbó mientras trabajaba.
Ahí está la señora Langlois. ¿Estás satisfecho?
Creo que está hablando del peinado.
- Si muy bien gracias
Mientras me levanto de la silla, miro mi falda, que tiene una leve marca de humedad.
Elodie me quita el polvo de los pocos pelos que me quedan en el corpiño y esta vez, no solo toca mi pecho, lo acaricia. Siento mis pezones endurecerse. Sin esperar, voy a la caja. Es Elodie quien toma mi tarjeta de crédito y me la devuelve, garabatea en el recibo. Aparentemente, un número de teléfono rastreado: después de las 7:00 p. m., la miro a los ojos, pero ella no se inmuta.
— Adiós señora Langlois
- Adiós a todos.
En el taxi que me lleva de vuelta a mi apartamento, recuerdo esta sesión de peluquería con una leve sonrisa y un dejo de emoción pegado a mi jugo. Quiero chupar mi mojado. Las ganas de masturbarme se detienen en seco porque el taxi ha llegado a su destino.
Decido no irme a casa enseguida y caminar despreocupadamente por la avenida mirando escaparates. Cuando paso por una zapatería, me detengo. Una vendedora está rehaciendo la exhibición. Agachada, ofrece una vista particularmente profunda debajo de su falda y me doy cuenta de que no tiene bragas.
Mi mirada insiste, ella se da cuenta y se levanta modestamente. Decido entrar en la tienda y esperar a que el dependiente esté libre para probarme. Elijo algunos modelos y aquí estoy sentado frente a ella discutiendo tallas y moda. Tal y como estamos colocados, siempre tengo a vista de pájaro debajo de su falda y noto un abundante mechón de pelo. Vio mi mirada inquisitiva y abrió un poco más los muslos.
Desde la primera prueba, siento las manos de la vendedora moverse suavemente por mis piernas. Ella me acaricia. Como no reacciono, me fija en los ojos y después de quitarme el zapato ajustado, me pasa el pie por debajo de la falda. A través de mis medias, siento que este vellón me acaricia. Con insistencia, la joven se acerca y mi pie está de lleno en la entrada de su coño que siento húmedo.
Un cliente que pide información interrumpe el tiovivo.
Me vuelvo a poner los zapatos y dejo a la vendedora con su nuevo cliente.
Cuando me voy, siento una mirada a la que no respondo.
Decididamente, ¡esta tarde habrá sido rica en eventos! incluso si soy más del tipo que me hace bien solo; masturbacion diaria leyendo cuentos eroticos o viendo peliculas porno, me doy cuenta que tengo que complacer a las mujeres y en fin me excita.
Mientras paseo, vuelvo a pensar en la peluquería Serán las 19.00 horas y recuerdo la palabra que acompaña al número de teléfono. - Después de las 19 h.
Dudo pero quiero divertirme y ver las intenciones de Elodie.
Yo lo llamo.
"¿Hola, Elodie?" Soy la Sra. Langlois, Claire Langlois
— Si hola, hola de nuevo
"¿Te gustaría tomar una copa conmigo?"
— Con mucho gusto salgo del trabajo
— Te espero en el Café de l'Orient, está a tiro de piedra del salón
- Esta bien te veo luego
Me siento en una mesa un poco retirada en la terraza.
Todavía no he pedido nada a la camarera, veo venir a Elodie. Su paso decidido hace que su pecho baile bajo su corpiño. Empiezo a fantasear.
Se acerca, se inclina y me besa rápidamente en la boca, levantando mis labios con la lengua. Esto comienza bien !
La camarera viene a tomar nuestros pedidos. Es una mujer pequeña vestida muy sexy con su delantal blanco bordado sobre su minifalda negra. Ella también tiene unos pechos amplios para su edad, debe de tener 18 años recién cumplidos.
Cada uno de nosotros pedimos una taza de crema batida y empezamos a charlar.
Elodie está sentada frente a mí.
— Con tu actitud en el salón Elodie, concluyo que debes ser una pequeña zorra
- Tal vez pero tu también porque me recordaste
— Quería ver hasta dónde podías llegar, no tengo experiencia con mujeres
- Durante el shampoo, encontré la suavidad de tu piel placentera y cuando te levantaste, fantaseé con tu cuerpo.
- Vi que estabas cachondo y caminando de regreso a mi departamento, me dieron ganas de masturbarme
- Lo hiciste ?
- No, preferí esperarte
Mientras charlábamos, sentí el pie de Elodie acariciando mis piernas hasta llegar al final de mi falda. Estas idas y venidas me empiezan a excitar y creo que se me está mojando el coño.
La mesera trae nuestras bebidas y accidentalmente deja caer el boleto al suelo. Ella se agacha para recogerlo, ofreciéndonos a la vista un espléndido culo adornado con braguitas de encaje. Se levanta y poniendo el billete sobre la mesa nos muestra un pecho juvenil de ensueño que casi se le escapa del corpiño.
- ¿También la encuentras sexy? pregunto elodie
Asiento pero sigo la sensación de su pie. Excava insistentemente debajo de mi falda y de repente siento que acabo de soltar un chorro de jugo de amor.
- Me haces mojar Elodie
- Ver
Elodie finge mirar en su bolso debajo de la mesa y hunde su mano en mi coño. Como no tengo bragas, llegó a mi cabello húmedo mojado. Mantuvo su cucharadita de hielo en la mano y comenzó a recoger mi néctar.
Levantándome le dije - dame un bocadillo. Es bueno, caliente pero muy poco!
— Ya ve señora Langlois que usted también es una zorra” “puede llamarme Aude
- Bueno Aude, quiero hacer una paja contigo, ¿quieres volver a casa?
La joven camarera viene a recoger nuestras bebidas y nos dice con voz delgada: - Vi tu paseo, ¿debes ser lo que comúnmente se llama bolleras? me encantaria tener una experiencia contigo
Sin desmontarse, Elodie le responde - Nos parece muy joven y descarada, señorita
— Tengo 20 años y me gustan las emociones fuertes. Ya no me basta con masturbarme y las insinuaciones de los camareros no me interesan
“Danos un trago otra vez, un café esta vez OK Aude?
- Sí o.k
Mientras la joven se va a recoger nuestro pedido, elaboramos un plan con Elodie.
- Está bien para ir a su casa le damos una cita esta noche a las 9 p.m. si ha terminado su turno
Cuando regrese la camarera, ofrecemos encontrarnos con los tres esta noche.
- si tengo muchas ganas, me excitaste
- Pero como dices el amor emociona, serás nuestro juguete sexual, sin tabú ¿vale?
- DE ACUERDO
Intercambiamos nuestros números de teléfono y Elodie nos da la dirección.
Con Elodie acordamos encontrarnos alrededor de las 8:30 p. m. para arreglarnos.
Llegado al apartamento, me ducho y mientras me seco, contemplo mi cuerpo, imaginando que lo ofreceré a los juegos de esta noche. Amo mis pechos, acaríciame hasta la entrepierna. Uso el secador de pelo para secarme el vello púbico, es tan bueno que no puedo resistirme a masturbarme mientras froto mis senos contra el hielo. Un placer rápido recorre mi cuerpo pero no puedo continuar porque es hora de ir a Elodie.
Me visto con un liguero y medias negras, sujetador negro sin bragas, tacones altos. ¡Estando el edificio de Elodie justo al lado del mío, decido audazmente quedarme desnudo debajo de mi gran abrigo que cierro con mucha modestia!
Frente a la puerta del edificio llamo al número 8
- Claro
- OK arriba zorra apenas sorprendida por este lenguaje, cumplo.
Elodie me abre la puerta en un camisón transparente y sexy, de color púrpura, sus pechos libres debajo de la blusa me atraen, pero me contengo y presiono mi boca contra la suya. Nuestras lenguas se entrelazan, nos separamos, permitiéndome abrir mi abrigo. - ¡¡Oh, vaya!! es bonito, me imaginaba tu cuerpo así. Me enciendes duro.
Al mismo tiempo ; Elodie se levanta el negligé y, bajando un poco el tanga, revela un enorme arnés.
- Vamos a chupar y follar a esta pequeña zorra por todos sus agujeros. me ofrece Elodie.
- Quédate con tu abrigo y te paso uno. Voy a poner algo de música de fondo. Elegí el Adagio en sol menor de Albinoni. Un poco de aroma a incienso debería hacer que la reunión sea un poco hechizante.
Ya son las 9 de la noche y suena el timbre.
— Es Miriam la camarera del café.
- Suba, señorita.
Elodie abre la puerta del apartamento antes de que llegue Myriam, baja un poco las luces y deja solo unas pocas lámparas pequeñas, dos de las cuales son Tiffany muy bonitas. Nos sentamos en el sofá de enfrente, con las piernas separadas y los abrigos ligeramente abiertos.
Entra Myriam, muy linda. Está estrictamente vestida con un jersey azul marino con cuello en V que abraza sus generosos senos y deja ver la garganta que los separa, una falda azul marino muy corta con medias blancas y tacones altos.
- Tienes hermosos muslos señoras. ¿Puedo ver mas?
- Luego contesta Elodie, por el momento vas a hacer un striptease para excitarnos
Ayudando el ambiente musical, Myriam comienza a ondular lánguidamente acariciando sus senos, luego sus muslos y piernas, chirriando sus medias. Ella nos mira directamente a los ojos. Se agacha, separa los muslos y se levanta suavemente la falda. Para dejarnos ver una excitante tanguita blanca. Al compás de la suavidad del Adagio, Myriam se estira lentamente en el suelo frente a ella y revela su trasero maravillosamente redondeado ¡Qué trasero! Sentándose nuevamente con las piernas cruzadas, se quita delicadamente el suéter dejando salir un seno, luego dos y vuelve a la cama para masturbarlos contra el piso.
Abrí mi abrigo de par en par y tomando la mano de Elodie para llevarla sobre mi coño le susurro al oído - pajeame tengo muchas ganas Un primer orgasmo no se hace esperar
Myriam se levanta deslizando su tanga dejando ver un abundante mechón castaño y lo pasa sobre su coñito visiblemente húmedo. Se acerca a nosotros para hacernos sentirla. Tomo este objeto de deseo y me viene la idea de ponérmelo.
El roce de la tela moldeada a lo largo de mis piernas me da una enorme sensación de excitación y en cuanto llego a los vellos de mi coño, mi clítoris se eleva e inundo el pequeño trozo de tela.
- Ahora pajeate y muéstranos como disfrutas las ordenes de Elodie.
Myriam acaricia delicadamente sus piernas, luego sus muslos a lo largo de sus medias entre un dedo en su coño, luego dos, luego tres y se vuelve frenéticamente activa. Después de unos segundos, ella comienza a gritar, en trance empuja completamente su mano dentro de su coño y cuando sale, un poderoso chorro sale a tirones.
- Acércate, acércate déjanos probar tu jugo
Literalmente nos inunda la cara, es una auténtica chorreadora que no para de vaciarse.
Muy excitados, nos lamemos a modo de limpieza y ahí es cuando Elodie se levanta, abriendo bien su abrigo. El consolador saca una enorme polla que Elodie le ordena chupar.
Al ver la implacabilidad de Myriam, se complace en ello.
- Ahora te voy a follar mientras Claire prepara tu agujerito para el próximo asalto. Me refiero a tu culo para sodomizarte.
- Oh sí ! Sueño con eso cuando veo las escenas en las películas.