¿Cómo llegó a casa? Nadie puede decir... ¡y la propia Anne-Marie no recuerda exactamente! Lo cierto es que estaba en trance. Una vez dentro de sus cuatro paredes, primero se sirvió una gran copa de oporto, antes de sentarse en el sofá de la sala de estar. Las imágenes daban vueltas en su cabeza a una velocidad de vértigo... Volvió a verse en el espejo, sonriente, con los pechos desbordados de ese admirable sujetador negro, todo de encaje, y luego volvió a ver a esta vendedora... ¡ah, sí! Simone... su nombre era Simone. Vuelve a ver a Simone entonces, de rodillas frente a ella, las manos de Simone, los labios de Simone, sobre y en su intimidad. Con solo evocar esta escena, involuntariamente abre los muslos, siente calor en el bajo vientre, siente que se vuelve a mojar toda... ¡No! No, no es ella, no es la mojigata Anne-Marie... Pero, ¿qué ha hecho con ella esta Simone?
Es verdad... ella le pidió que volviera mañana... no... ella no volverá, ni se atreverá a pasar frente a "AU FELICIDAD DE LAS DAMAS"...
Sin embargo, recibió tanto placer de ello... y también le gustaría darlo... Cerró los ojos, y sin siquiera darse cuenta, el sueño se apoderó de ella. Durmió de pies a cabeza, hasta la mañana siguiente, sorprendida al despertarse en su sofá, antes de que las aventuras de su noche loca volvieran a ella.
Dirígete a la ducha. Mientras se enjabona, vuelve a pensar en las manos de Simone, sonríe, es feliz, sus manos acarician sus pechos y piensa en las de la vendedora, que quiere acariciar... acariciar su pecho... pero también... ¡Descubre su género! Con sus manos... y por qué no, ella también... ¡con sus labios!
Elle ne se reconnaît pas, hier encore, à cette même heure, elle n’aurait jamais eu de telles pensées. Mais en 24 heures tout à basculé, elle a envie de plaisirs, elle a envie d’en recevoir, elle est avide d’en donner. Car maintenant, sa décision est prise : elle se rendra bien à l’invitation de Simone. Elle prend son temps pour bien se doucher, puis regarde son corps avec minutie en se séchant. Elle a l’impression de le redécouvrir. Un corps... qui peut plaire encore ? Un corps resté sage pendant de trop longues années, un corps qui, si possible, désire rattraper le temps perdu ! Elle a envie de se faire belle, elle choisit ses habits avec soin. Elle épile même un peu son abondante toison. Elle la trouve bien douce, toute bouclée... ah ! Sentir dessus le souffle de Simone...Elle est folle... pour la première fois de sa vie elle ne met pas de petite culotte... Pour finir elle se maquille légèrement, un peu de rose pour ses lèvres, du noir pour ses yeux... oui, elle se trouve belle soudain. Il est encore tôt, elle tourne en rond chez elle, puis éprouve le besoin de sortir, de s’aérer ! Cela tombe bien, il fait beau, il y a du soleil, de la chaleur, une agréable journée se prépare. Elle est dans la rue, elle marche. Pour la première fois, elle regarde les femmes avec insistance, c’est un regard nouveau qu’elle pose sur elles, essayant de deviner les beautés de leur corps au travers des vêtements... Oui, Anne-Marie est bien changée.
Finalmente, llega la hora... Está frente a la tienda, a través de la ventana ve a Simone, quien parece estar esperándola. Ella le da un pequeño saludo con la mano, a lo que ella responde con una amplia sonrisa. Simone abre la puerta, entra Anne Marie. Las dos mujeres se sonríen, sus labios se rozan... lo que el día anterior le habría parecido inconcebible a Anne-Marie, hoy le parece algo completamente natural.
"Me preguntaba si realmente vendrías..."
"Anoche, no fue... y luego, esta mañana... ¡de todos modos! Estoy aquí".
Simone corre las cortinas de la ventana, antes de tomar a Anne Marie de la mano y llevarla a la trastienda. Hay un sofá grande, dos sillones, una mesa de café en la que se sientan dos tazas y un pequeño refrigerador. Simone abre, saca una botella.
"¿Te gusta el champán?"
"Sí, por supuesto... ¡pero tengo miedo de que se me suba a la cabeza!"
"Está bien... déjate llevar, ¡disfrútalo!"
Ella llena las dos tazas, le da una a Anne-Marie.
"Para encontrarnos... y... ¡a los que vendrán!"
Beben juntos uno o dos sorbos de la bebida gaseosa, muy fría, antes de dejar la copa. Simone toma la mano de Anne-Marie y la empuja hacia el sofá, la hace sentarse y luego se coloca a su lado. Inmediatamente su mano está sobre la rodilla de su vecino, sigue su camino por la cara interna del muslo, desaparece bajo los pliegues de la falda; Luego da un paso atrás, mira a Anne-Marie...
"Pero... ¡no tienes bragas puestas!"
"No... pensé que me preferirías así..." responde Anne-Marie, sintiéndose sonrojada.
Los dedos de Simone se pierden en el vellón de Anne-Marie. Se da cuenta, cada vez más sorprendida, de que esta última le ha cortado el pelo: su vellón es todo flexible, ligero bajo sus dedos. Su dedo medio palpa los labios, ella se siente toda mojada y empieza a buscar. Anne-Marie echa la cabeza hacia atrás, apoya el cuello en el respaldo y, cerrando los ojos, comienza a gemir suavemente. Pero rápidamente pone su mano en la muñeca de Simone y quita los dedos de su sexo húmedo. Ella levanta la cabeza, busca su mirada;
"A mí también Simone... me gustaría darte... ¡placer! Pero... ya sabes... con una mujer, es nuevo para mí, no sé si lo sabré hacer Cuento contigo para que me lleves de vuelta, para que me ayudes".
Se levanta del sofá, viene a pararse frente a Simone, entre sus dos piernas que abre bien. Se sube la falda, sus labios se posan sobre su tanga ya través de la tela besa sexo húmedo. Ella lo encuentra bien, le gusta el olor, pide aún más... sus manos están al nivel de la tanga, arrastrándolas repentinamente por los muslos de su amante. El sexo desnudo de Simone está debajo de su lengua. Sexo tanto más desnudo y ofrecido cuanto que Simone está completamente afeitada, y ofrece su hermoso albaricoque, ya jugoso, a las caricias de Anne-Marie que lo lame, desciende aún más para liberar su caricia de la línea particular, pasa sobre el raja mojada, sube hasta el clítoris que siente endurecerse bajo sus caricias. Ella se vuelve más audaz y lo toma en su boca, lo chupa, lo chupa, gira su lengua alrededor.
Siente que Simone la aprecia, la siente retorcerse bajo sus caricias, escucha los gemidos cada vez más ruidosos cruzando sus labios.
"¡Ven a acariciar mi pecho, al mismo tiempo!"
Mientras acariciaba sus labios, Simone se desnudó por completo. Anne-Marie levanta la cabeza, ve el pecho buscando sus caricias. Los senos todavía parecen bastante firmes, las areolas son anchas y todas oscuras, mientras que el pezón, todo rojo, está erecto hacia arriba. Abandona por un momento el sexo de Simone, su boca se adueña de sus pechos, sus labios rodean los pezones aún hinchados. Este último no deja de gemir, y son hasta pequeños gritos los que ahora traspasan el umbral de sus labios. La mano de Anne Marie sustituye a sus labios, mientras que éstos descienden hacia el sexo cada vez más reluciente de jugo de amor.
Siente a Simone que atiende cada vez más, y al mismo tiempo escucha un largo llanto, su rostro se rocía con un largo chorro de goce femenino.
Después de unos momentos, Simone recupera el sentido.
"¡Por primera vez! ¡Me has hecho correrme como nunca antes! ¡Espera, voy a hacer que te corras en mi turno de una manera que creo que te encantará, tú que has estado tanto tiempo privado de sexo! "
Se levanta, se acerca a la mesa de café, abre un pequeño cajón y saca un instrumento que Anne-Marie no puede ver bien. Hay una especie de manga pequeña, y luego correas... Simone pasa las correas alrededor de su cintura y sus muslos. Lo que Anne-Marie pensó que era un pequeño mango es en realidad un consolador de un tamaño y grosor que asusta a este último.
"¡Te voy a tomar Anne-Marie, te voy a poseer, como a un hombre!"
"¡Ho! ¿Quieres decir... que vas a meter... esto... en mí?"
"Sí, claro... ¡Seguro que te mueres de ganas! ¡Ya verás, va a ser divino!"
"Estoy seguro... ¡ha pasado tanto tiempo desde que me pasó eso! Pero... tómalo con calma... Prefiero tener tus dedos, primero, acostumbrarte". ..
Simone mete dos dedos en el sexo que se ha convertido en una verdadera llamarada. Los mueve adelante y atrás, antes de agregar un tercero... y luego un cuarto. Anne Marie traquetea cada vez más fuerte, su respiración es jadeante, la parte superior de sus muslos está cubierta con jugo de amor. Cuando Simone juzga que las paredes del sexo de su amante están bastante distendidas, retira los dedos, adelanta el pubis del de Anne-Marie. El glande voluminoso está listo para entrar. Las dos mujeres se miran. Anne Marie tiene estrellas en los ojos. En señal de aquiescencia cierra los párpados... Entonces siente que el consolador comienza a penetrarla. Simone se toma su tiempo, se desliza suavemente entre la carne muy húmeda. Pero de repente siente las manos de Anne-Marie agarrando sus nalgas, ella siente que se ofrece por completo y avanza bien su pelvis para ser mejor penetrada. El consolador está profundamente en la vagina, ella no se mueve. Y luego, cuando siente la presión de las manos de Anne-Marie en su trasero, lentamente comienza a correrse dentro de ella. Lentamente al principio, luego más y más rápido. Anne-Marie jadea, grita de placer, su dedo toca el ano de Simone, se lo mete en la boca para humedecerlo y mientras éste va y viene en su vagina, pasa la muralla del pequeño agujero, y su el dedo también va y viene en este otro conducto.
Ahora son las dos mujeres gritando juntas, dos mujeres abrumadas por el orgasmo al mismo tiempo.