ACORA
Dos veces al día, bueno, los días que está trabajando, Anne-Marie pasa frente a “AU BONHEUR DE CES DAMES”, la tienda de lencería fina que es una de las más concurridas de su pequeño pueblo. Por la mañana, como muchas veces ya es casi tarde, pasa sin detenerse, e incluso sin mirar, para no distraerse. Por la noche, sin embargo, cuando ella regresa, ¡es algo completamente diferente!
Sí, a Anne-Marie le encanta toda esta lencería, ¡la devora con los ojos! ¡Es cierto que hay cosas tan hermosas para contemplar! Las braguitas de seda, finamente cortadas, en su mayoría realzadas con encaje, la hacen soñar... Y luego, esas medias negras, tan elegantes sobre todos esos estampados que se sientan entronizados en la ventana, esos sujetadores que apenas cubren la areola de un seno. , y que están todos hechos para lucir unos pechos preciosos... y luego, todas estas piezas que ella ni siquiera conoce, estos bodys, estos tangas, y ahora estos tangas... que no deben esconder mucho y que ella quisiera nunca te atrevas a ponerte, igual que estos babydolls casi transparentes...
Porque Anne Marie se ha ceñido a las clásicas braguitas de algodón, que le suben casi hasta el ombligo y disimulan bien su abundante vellón.
¡No, toda esta lencería no es para ella! En cuanto a su morfología, en parte, pero también -y sobre todo- porque no se ajusta en absoluto a su modo de vida, a su moral cristiana.
Anne-Marie tiene ahora 50 años y es viuda desde hace poco más de 10 años. Ella, sexualmente, solo ha conocido a su esposo, quien fue el primero y a quien nunca pensó en reemplazar. Su vida desde que enviudó ha sido criar a su hija, Coralie. Por supuesto, Coralie ahora tiene 30 años y ya no necesita a su madre... Pero Anne-Marie no aprovecha esta nueva libertad. Está sola y seguirá estando sola. Y además, ferviente practicante, no puede, moralmente, dejarse llevar por breves aventuras.
En cuanto a la morfología, Anne-Marie es "voluminosa", bien abrigada, sus pechos son opulentos, sus caderas muy anchas, y sus nalgas no pasan desapercibidas... así que claro, toda esta lencería fina... ¡no! Realmente no es para ella. Además, a fuerza de pararse a menudo a lamer la ventana, ve que sólo son mujeres mucho más jóvenes que ella, y con cinturas de avispa, las que cruzan la puerta de "AU BONHEUR DE CES LADIES".
Sin embargo, con sus grandes ojos negros, su corta melena rubia que le da unos bonitos rizos en la nuca, su fina y bien formada nariz y sobre todo la adorable sonrisa traviesa que nunca la abandona, a Anne Marie no le falta encanto.
Perder peso ? ¡Ella ni siquiera piensa en eso!
Casi siempre ha sido así, y se siente bien con su cuerpo. Ella goza de buena salud, sus análisis de sangre son buenos... entonces, ¿por qué... y sobre todo, para quién? Dicho esto, es cierto que a veces piensa que podría ser un poco menos codiciosa...
Pero esta noche, como tantas otras veladas, Anne-Marie no imitará a las jóvenes que ve a través de la ventana, seguirá sin cruzar el umbral de la tienda. Vuelve a su casa, piensa en lo que va a cenar, piensa en su velada viendo la tele; esta noche hay un episodio inédito de su serie favorita. Se olvida de la lencería....
Sin embargo, esa noche, sola en su gran cama, fue la tienda la que vino a buscarla. Ve perfectamente bien la parte delantera de la lencería, toda esa ropa interior que la hace soñar. Quiere sentir su piel acariciada por la seda de las medias negras, imagina sus pechos aprisionados por los grandes balcones blancos, su pecho rodeado de encajes blancos, rosas o negros... por todas partes... ¡pero se cree hermosa! Y, en la oscuridad, se sonríe a sí misma.
Al mismo tiempo, se siente perturbada, avergonzada, sin saber aún por qué. ¡Se necesita tiempo para comprender, tiempo para sentir que su sexo está húmedo de repente! Ella redescubre sentimientos que pensó que estaban enterrados en lo profundo de sí misma, sentimientos que pensó que nunca volvería a sentir. Se regaña a sí misma, ¡realmente no es bueno!
“Mi vieja Nini, tienes que pensar en otra cosa, se decía, tienes que olvidar todo eso. »
Si su moral cristiana no la detuviera, dejaría que su mano recorriera su vientre, dejaría que sus dedos invadieran este sexo que siente cada vez más húmedo... ¡Pero no, no puede! Ay, ella sabe muy bien, lo ha leído, que las mujeres no dudan en acariciarse, en darse placer a solas... ¡pero ella no! No, jamás ! Esto nunca le ha pasado, y ya no es su edad, piensa...
“No vas a empezar ahora Nini. »
Se levanta para ir al baño, siente ganas de orinar. Luego se pasa el guante lleno de agua muy fría por los labios íntimos, se limpia... Ya se siente bien, puede irse a dormir.
Sin embargo, sus sueños despiertos la persiguen en sueños... ha entrado en la tienda, se va a probar esta ropa interior que tanto le atrae... pero cuando va a mirarse al espejo para admirarse por fin en este ropa que en realidad nunca se atrevería a usar, la despierta el sonido de su despertador... ¡Lástima! ¡Le hubiera gustado verse así!
Tiene prisa esta mañana... pasa rápidamente por la tienda. A la vuelta prefiere evitarlo, le asusta la idea de volver a ver toda esta lencería, teme que ideas perversas la alcancen. Hace un pequeño desvío, que también hará al día siguiente y al día siguiente de nuevo. Pero eso es más fuerte que ella... no puede dejar de pensar en toda esa lencería, esos escotes, esas braguitas tan seductoras, todo ese encaje...
Llega el viernes. Todo el día intenta razonar consigo misma, pensar en otra cosa... pero se convierte en una obsesión. Siente que su determinación se debilita, no puede quedarse así.
Recuerda que en la puerta de la tienda está escrito "ENTRADA GRATIS". Así que ella no puede soportarlo más. Antes de irse a casa, Anne Marie cruza el umbral de la tienda. Tiene una excusa preparada: si una vendedora es demasiado insistente y le hace demasiadas preguntas, siempre puede fingir que no es para ella, que busca a su hija... pero quiere tocar todas estas telas, todas estos cordones.
¿Para probarlos? Ella ni siquiera piensa en eso...