Este es el primer capítulo de mi nueva historia. No dude en comentar, sus comentarios me ayudarán para que las suites lleguen pronto.
Buena lectura !
Estoy cómodamente instalado en mi sofá, la música jazz me acompaña mientras devoro mi revista. El día de trabajo me parece muy largo y lo aprovecho para relajarme un poco, siendo la calma de la casa demasiado rara. Estoy inmerso en un artículo sobre la moda actual cuando de repente la puerta se cierra...
Manon tropieza en la entrada, tira su bolso al suelo y se va directamente a su habitación sin decir una sola palabra. No tuve tiempo de reaccionar, solo de ver en su rostro una expresión de tristeza e ira unidas.
Manon es mi hija. Tiene 16 años y, como todas las niñas de su edad, el período en la escuela secundaria es difícil a veces. Es una adolescente adorable, llena de vida. Estoy un poco decaído en su forma de vestir o de expresarse, ya que obviamente estos jeans se vendieron rotos “es demasiado swag, mamá! “, pero siempre hemos mantenido esa relación casi fusional que nos une. Sobre todo porque el período de 14 a 16 años ha quedado atrás. La veo crecer día a día y ahora, entre cepillados, maquillajes y pruebas de ropa, pasa más tiempo que yo en el baño.
Mi nombre es Clemencia. Acabo de cumplir los cuarenta y trabajo en un seguro médico rodeado de hombres de traje y mujeres que compiten cada día en ingenio en la elección de su ropa o perfume.
A menudo hago lo clásico: jeans con botitas para la parte de abajo, blusa ajustada con una pequeña chaqueta de punto para la parte de arriba. Nunca escotes, porque con mis pechos bastante generosos, me gustaría que mis compañeras me miraran a los ojos de vez en cuando cuando me hablan. En vano a pesar de todo, pero debo reconocer que a veces no me desagrada.
Vivimos solos en esta pequeña casa situada en los alrededores de Narbona, su padre prefiriendo irse a vivir otra historia con una mujer más joven, más guapa… en fin, ¡una descarada!
Preocupado por ver a Manon en este estado, me levanto para recoger su mochila y me dirijo a su habitación al final del pasillo. Como me dicen los Stickers, llamo a la puerta y le pregunto si puedo pasar. Ninguna respuesta. No obstante, decido transgredir esta regla y entro en la habitación.
- Lo que está sucediendo ? Todo va bien ?
- Dejame !
Está acurrucada en su cama, con la cabeza apoyada en la almohada y de espaldas a mí. Dejo su bolso al pie de su escritorio y me siento al pie de su cama, poniendo mi mano en su pantorrilla. Lo escucho sollozar y contener los sollozos.
“Dime, Manón. ¿Es la secundaria, tu prueba de filosofía?
- No ! No es nada, déjame en paz mamá...
- No te veo así, querida. Puedo ayudarle ?
- No, es solo una historia con las novias.
- Vale, de acuerdo. Os dejo, pero ya sabéis que podéis hablarme de ello si queréis. Yo tenía tu edad y también pasé por esos tiempos. Haré la cena entonces. ¿Te unirás a mí pronto?
— Olfatear… Sí…
Me inclino hacia ella para darle un beso en la frente y salgo de su habitación, un poco molesto. Pero bueno, al fin y al cabo, a esa edad hacemos montañas con poco.
La cena está lista, en la mesa de la cocina. La televisión llena este ambiente pesado cuando Manon sale de su habitación. Ella va rápidamente al baño antes de unirse a mí. Se sienta a mi lado, todavía en silencio. Decido iniciar otro tema de conversación para hacerle cambiar de opinión. Hablamos de las compras que tengo que hacer al día siguiente, nos burlamos de la concursante del juego de la tele que no sabe ninguna respuesta, de su padre que tiene la custodia el fin de semana siguiente,… Siento que está mejor. Conozco muy bien a mi hija y sé que ella me lo contará solo cuando ella lo haya decidido, no hay necesidad de apresurarla ahora.
Terminamos de comer, guardamos los platos y los cubiertos y nos sentamos en el sofá. Manon toca en su teléfono inteligente mientras yo zapeo de canal a canal. Después de media hora, ella se levanta.
- Me voy a la cama, apesta en la tele.
- Correcto. ¿Estás mejor, espero?
- Sí, está bien, respondió ella sin demasiada convicción.
- De todos modos pronto haré lo mismo, tengo reuniones mañana. Besos mi corazón, buenas noches!
- Besos mamá.
Espero un rato a que me saque del baño y del WC antes de acostarme. Después de mi pequeño negocio, voy por el pasillo para llegar a mi habitación, que está frente a la de Manon. No hay luz en la rendija de su puerta y no hay ruido: debe estar durmiendo. Dejo mi bata de baño en la silla en la esquina de mi habitación y me acuesto en medio de mi cama, la única ventaja de estar soltera otra vez. Tomo mi libro de la mesita de noche, un romance contemporáneo que no es muy pegadizo pero tiene el mérito de ponerme a dormir en muy poco tiempo. Solo he leído unas pocas páginas cuando escucho abrirse la puerta del dormitorio de Manon. Entonces llama a mi puerta.
- Mamá ?
- Si, que es eso ?
- Puedo pasar, quiero preguntarte algo.
- ¡Y viste la hora! ¿Es tan importante?
- No puedo conciliar el sueño, me quita la cabeza.
"Está bien, vamos, entra".
Manon abre la puerta y entra tímidamente. Me siento en mi cama con la espalda contra la pared. Se acerca con las manos entrelazadas frente a ella y me evita una pequeña mirada. Siento que quiere hablarme de lo que la puso triste esta tarde, así que la invito a venir y sentarse a mi lado. ella me pregunta:
- Mamá, ¿cuántos años tienes... eh... pues ves qué?
- Indulto ?
- ¡Son mis amigos, me exhibieron frente a los demás en el deporte! Le dije a Magalie que no había tenido sexo el otro día y ella lo repitió. ¡Se burlaron de mí en el vestuario!
- Ah, ¿por eso estabas llorando antes?
- Sí, estoy disgustado.
- Entiendo por qué estabas triste pero no es tan malo. Ahora sabes que ya no puedes confiar en Magalie.
- Eso está claro ! ¿Y si no, tú? Finalmente, a los 16 es normal no tener...
- Pero sí ! No te preocupes mi amor.
La abrazo con fuerza para tranquilizarla. Hacía mucho tiempo que no nos abrazábamos con ternura. Incluso había olvidado que su cuerpo había evolucionado y que se estaba convirtiendo en una mujer joven. Al fin y al cabo, nos parecemos bastante: las dos medimos 1,65 m, el pelo largo es nuestra marca registrada. Soy de ojos marrones, trato de mantener mi figura haciendo jogging regularmente y mi principal activo físico, desde mi adolescencia, es mi 95 D que apenas puedo ocultar. Manon, es morena y sus ojos verdes siempre acompañados de un par de anteojos son heredados de su padre. Ella es delgada y está comenzando a alcanzarme seriamente en el área del pecho.
Respiro el aroma de su largo cabello castaño, aprecio el toque de sus manos sobre mis hombros desnudos. Sí, muchas veces duermo en camisón y no tuve tiempo de ponerme la bata cuando ella entró en mi habitación. No tengo la oportunidad de tocar su piel ya que lleva una camiseta larga, pero todavía siento su pecho contra el mío. El calor también de nuestros dos cuerpos. Este sentimiento que había perdido desde mi divorcio unos meses antes. Sigo acariciando su espalda con ternura durante unos momentos. Me doy cuenta de que estoy allí, tranquilizando a mi hija, cálida en sus bracitos. Incluso siento sensaciones extrañas atravesando mi cuerpo. Los escalofríos partiendo de mi cuello, mi corazón latiendo cada vez más intensamente, mis pechos inflándose en contacto con los suyos. Decido detener nuestro abrazo antes de que se dé cuenta de que mis pezones apuntan a la punta de su nariz. Mientras tomo sus manos apoyadas en sus piernas, le digo:
- Esta mejor ? Escucha Manón. La edad no es importante ya sabes, lo que se necesita es encontrar a la persona adecuada. Cuando tengas confianza con él y te hayas tomado tu tiempo, las cosas se harán.
- Sí, estoy de acuerdo mamá... ¡pero mis amigos sí y quiero que me juzguen como hoy!
Ciertamente en un exceso de emoción en el momento cómplice que acabábamos de compartir, le respondo:
- ¡Si te puede tranquilizar, lo hice con mi amigo de la secundaria cuando tenía 17 años! Tienes tiempo que ves.
- Ah si ! Como era ?
- Eh, bla, bla. ¡Los chicos a esta edad no son, cómo decirlo…, muy experimentados! Van más rápido y no dura mucho.
- Ya veo, sí. De todos modos, estoy solo, así que no va a pasar, ¡eh!
- Pero por muy bonita que seas, ¿debes tener chicos en la secundaria que corren detrás de ti?
- Pff, no sé… no tuve cuidado. A todos les gusta Magalie.
- Pues te encontrarás bien, no estoy preocupado. Y recuerda, tómate tu tiempo y no escuches lo que dicen otras chicas.
- DE ACUERDO.
Me sonríe, me da un beso en la mejilla y se levanta para volver a su habitación. Sin embargo, noto un detalle que me deja un poco desprevenido. Para mi sorpresa, veo sus pezones endurecidos a través de su camiseta. Estoy avergonzado, pero no extrañamente sorprendido. Probablemente porque yo también sentía lo mismo. Miro sus esbeltas piernas y vislumbro sus nalgas redondas en su tanga. Me encuentro mirando a mi hija y sobre todo, apreciando lo que veo. Me da una última mirada antes de cruzar la puerta y me lanza:
- Buenas noches mamá !
- Buenas noches, querida…
*
Vuelvo a mi habitación, todo patas arriba en este momento. Apago la luz, me acuesto en mi cama. Pienso en lo que mamá acaba de decirme, pero eso no es lo que ocupa tanto mis pensamientos. Es la suavidad de su piel, su olor, sus brazos que me reconfortaron, su pecho que sentí contra mí. Ella también era diferente de las otras noches, me di cuenta.
“Cuando confías en él y te tomas tu tiempo, las cosas se hacen. »
En este momento, solo se me ocurre una pregunta cuando pienso en esta frase:
"¿Pero cómo le voy a decir?" Dile que no es un "él" lo que estoy esperando, sino una "ella"...