LAS LESBIANAS COMPARTEN UN JUGUETE SEXUAL MUY ESPECIAL.
Mi nombre es Nicole. No sé si soy anormal, pero siempre me han gustado las chicas ya la edad de mis primeros sentimientos sexuales, era con otras chicas con las que buscaba mi placer.
Encontré mi felicidad con dos de ellas, Laure y Emilie, y compartimos piso compartido. A menudo, cuando hago una visita nocturna a uno de ellos, lo encuentro desnudo y tendido, habiendo tenido la misma idea que yo.
Noto que Emilie ya tiene un dildo en el culo y que su mano cuida el pubis de Laure, un dedo metido en su vulva.
- ¡Acércate Nicole!, me dijo Emilie. Eres bienvenida.
"Sí", añade Laura. ¡Cuanto más locos estamos, más nos corremos!
Me desnudo y me uno a ellos, Laure con su pecho arrogante y su pubis recortado mira con envidia mi sexo.
- Eres muy hermosa y creo que nos divertiremos.
Me siento entre ellos en la cama y pongo una mano directamente en cada pubis notando que no esperaron a que me mojara. Con el consolador todavía clavado en el ano, Emilie todavía abre sus muslos para facilitar la caricia de su raja y su clítoris, haciéndola gemir y mojarse aún más.
Laure quiere participar y se pone a cuatro patas para chupármela mientras Emilie se deja llevar por mis caricias gimiendo. Laure se desató, todavía como zorra y hasta masoquista, me ruega:
- Empújame también el consolador más grande en el culo y azotame mientras me barres, ¡mi disfrute será más intenso!
Disponemos de consoladores de diferentes tamaños y de todos los diámetros. Elijo uno que no conozco. Intrigado por el tamaño del dispositivo, lo pruebo para comprobar su flexibilidad, este consolador parece un pene de gran tamaño. Me pregunto cómo Laure recogerá tal dispositivo.
Se coloca frente a mí y me muestra su trasero. Tomo el consolador con toda la mano y lo froto suavemente contra su raja empapada para untarlo con un poco de su jugo y luego hacerlo penetrar gradualmente en su canal anal.
- ¡Ay! ¡Él es jodidamente grande! Estoy completamente dilatado, ¡es la primera vez que una máquina tan grande atraviesa mi ano! ella exclama.
Presiono con fuerza el monstruo que poco a poco se va instalando entre sus nalgas y barro su agujerito. Su rostro ligeramente tenso brilla con felicidad cuando deslizo la polla falsa en su culo.
Dejo la máquina plantada y acaricio su clítoris con mis dedos, ella suelta pequeños gemidos, agarro un vibrador que había notado, activo el interruptor y lo coloco sobre su clítoris.
Sorprendida, salta al sentir la vibración.
Aplasto bien la máquina vibratoria contra su botón tenso mientras mi otra mano está activa en el consolador anal que se desliza más y más rápido en su culo. Cierra los ojos y hace una mueca de felicidad, sus dos agujeros en llamas.
Ella finalmente se encabrita y deja escapar un grito ronco porque su disfrute es tan terrible, contorsionándose en la cama.
- ¡Dios mío, es booonnn! Voy a despegar !!!
Para hacerla gritar aún más, uso el vibrador en sus pezones, los extremos erectos se endurecen. Me trago uno, la punta es enorme y lo chupo con deleite, Laure gruñe de placer, prolongando su orgasmo.
- ¡Sí, ooouuuuiii! ¡Es demasiado boooo! Sabes que mis pechos son muy sensibles, continúa mi amor!!!
Ella se pone tensa. Chupo más y más fuerte, incluso mordisqueo el pezón mientras mi mano gira la otra entre mis dedos y lo pellizco a veces con demasiada fuerza, lo que la hace gemir.
Dejo su pecho para cuidar su coñito con vellón corto y grueso. Froto su raja por un momento antes de insertar un dedo en su cueva caliente de la que rezuma su licor. Empujo dos dedos más y giro mi mano dentro de ella.
Ella tiene un coño tan ancho que empujo a un cuarto intruso sin disparar un tiro. Ella me anima!
- ¡Golpéame, desliza toda tu mano si quieres! Me haces fluir como una fuente.
Le obedecí y lentamente deslicé toda mi mano dentro de la caverna caliente, moviéndome adelante y atrás más y más rápido con movimientos de rotación. Siento a través de la delgada pared el consolador.
- ¡Oh, uuuuuuuu! ¡Aprieta el puño y fóllame duro! ¡Maldita sea, me voy a correr de nuevo! Me vas a hacer morir de placer.
Empujo mi puño un poco más cada vez dentro de ella, Laure gruñe como una cerda que está siendo sacrificada. Finalmente se prepara y grita como loca. A pesar de mi mano, ella disfruta muchísimo y su jugo de amor inunda la cama.
- ¡Aaaaaahhhhhhhh!
Retiro mi mano que vuelvo a colocar con mi boca sobre la vulva mojada, chupo el jugo que aún se escapa, lo exploro con mi lengua, sin olvidar el consolador aún enterrado en su culo.
- ¡Ay vas a hacer que me vaya mi amor!
Succiono su clítoris hinchado, lo chupo, lo trago brutalmente, lo muerdo y sus labios mayores. De repente se encabrita, todo su cuerpo temblando con espasmos y gruñe como un animal asustado:
"¡Rrrrrrgggrrr!" ¡Oh, sí, vieeeeeeennnnns!
Una vez que cada uno de nosotros ha satisfecho su necesidad de placer, discutimos esto y aquello. Emilie vuelve a su idea fija:
- ¡Quiero tener un hijo pero no quiero que me maten! ¡Y no quiero ser el juguete de un hombre!
Laure, que es la única bisexual de los tres, le vuelve a dar la única solución posible:
- ¡Tienes que encontrar un padre que acepte impregnarte y sobre todo que lo aceptes!
Me uno a la conversación:
- Puede que tenga la solución. Tengo un amigo al que le confesé tu dilema. Tiene un hermano menor que estaría dispuesto a prestarte este servicio aceptando ser nuestro juguete. Quiere ser apegado, no siendo más que un consolador natural al servicio de la procreación sin poder dirigir la cópula.
Si acepta reunirse con ellos. Les programé una cita para que ya se conozcan.
Así se hizo.
Nos encontramos de nuevo una semana después en un salón de baile, sentados con Léna y su hermano.
Tiene entre diez y quince años menos que nosotros. Es un joven flaco, no muy alto, de estatura delgada, casi delicada, que no habla mucho, dejando la palabra a su hermana.
- Hola chicas, les presento a mi hermano Claude, para romper el hielo, nada como bailar juntos. ¡Claude, invita a estas damas!
Uno tras otro, bailamos con él, es un bailarín promedio, pero no es por eso que nos interesa... Lo interrogamos, evaluando al hombre y quizás al futuro padre.
La velada transcurre bastante agradable y le decimos a Lena antes de irnos que lo pensaremos y le daremos una respuesta pronto.
De regreso, comparamos nuestras impresiones cuando de repente Laure nos cuestiona:
- ¿Sentiste lo que tiene en el pantalón?
- Que dices ?
- ¡Bien! Cuando bailaba con él, me pegaba a él y lo giraba deslizando mi pierna entre las suyas, incluso besándolo. Sentí contra mi vientre un bulto que los chicos tienen ahí cuando quieren, pero era un cilindro imponente de un tamaño fuera de lo común, ¡nunca lo había sabido! No quise presionar más y lo traje de vuelta a la mesa para tomar una copa.
le respondo:
- O es un mito que se deslizó algo en el pantalón para hacer lo interesante, o tiene una polla monstruosa, pero ¿viste la plantilla? ¡Este tipo es un hijo de hierro! ¡Una ráfaga de viento y se va volando!
- No noté nada cuando volviste, si es que te hiciste una peli y subió como todos! Emilie responde.
- Bueno, ¿qué decidimos chicas? pregunta Laura.
- ¡Está bien para mí, juzgaremos en el acto! le respondo
Emilie piensa por un momento y finalmente se decide:
- ¡Oh! Depende de mí tomar la decisión porque soy el primero en preocuparse. Confío en ti y espero no arrepentirme...
A seguir...