Realmente me costó mucho conciliar el sueño, cien veces reviví nuestras caricias, la suavidad de su lengua, su voz, la humedad de su coño...
Por la mañana debo parecer papel maché, mi madre me pregunta cómo estoy, es una buena mosca y sospecha algo, única explicación para sus alusiones a los chicos y las precauciones a tomar.
La tranquilizo, no hay necesidad de forzarme, de este lado no arriesgo nada e incluso no se lo confieso, un pequeño salto de orgullo. Sería muy pronto, pero me pone de buen humor y sueño, sueño, para que otra vez me vaya tarde.
El autobús está casi vacío, el receptor un poco moreno con un poco de bigote, simpático, pero hubiera preferido que fuera mi novia recibiendo. Luce ya debe estar en el trabajo.
Tengo que aguantar hasta las 5 en punto para ver a mi amor. Increíble cómo el tiempo es elástico y los minutos tan largos a veces.
Finalmente, el reloj suena, dejo a las novias y me presento para reunirme con ella directamente en Elle. Con el corazón acelerado, toco el timbre y siento un subidón de adrenalina cuando la puerta la revela completamente desnuda, recién salida de la ducha.
- ¡Entra rápido, que no me vean así los vecinos!
Ella quiere tanto como yo, un pulpo me invade, tengo manos por todos lados, su lengua tiene mi boca para asfixiarme y rápidamente me encuentro de pie desnudo, con solo la correa de mi bolso colgada del hombro, lo que nos hace reír. .
- ¡Espera, no te muevas, te voy a tomar una foto así!
Si es de color verás que soy rojo peonía! Ella me hace tomar poses cada vez más atrevidas, me gusta complacerla pero por mi cuenta no me atrevo, por eso soy muy dócil.
Cuando termina la película, le pregunto cómo va a recuperar las fotos.
Ella misma los desarrollará, está equipada.
- ¡Afortunadamente, de lo contrario los chicos del laboratorio tendrían un garrote increíble!
- Acerca de…
- ¿Golpe? Bueno, de vez en cuando, no lo odio, pero no te preocupes, por el momento eres tú, tú, otra vez tú y solo tú quien me hace mojar. Tú, no vale la pena preguntar, ¡vi que nunca has visto al lobo! Y ella se ríe con ganas.
Me encanta cuando me habla así. La vulgaridad me excita y le excita también.
Apenas sobre la cama me devora con besitos que me ponen la piel de gallina. Me desarmo por completo en sus brazos y me dejo llevar cómodamente. Pero esta vez no cierro los ojos, quiero ver, ver todo, ver su forraje y verla, cómo está hecha.
Por ahora ella está a cuatro patas, muy ocupada alrededor de mis pechos.
- Me encantan los huevos fritos, dijo mordiéndolos, lo que hace que mis pezones sobresalgan.
Finjo protestar, pero su ardor me demuestra que dice la verdad y aprecia lo poco que tengo para ofrecerle. Yo también, por cierto, incluso, sobre todo, cuando está en el límite y deja la marca de los dientes.
A mi alcance están los suyos que son mucho más grandes y jugueteo con ellos, descubro su calor, su peso, la suavidad de la piel, endurezco sus pezones, la ordeño y la pellizco cuando me muerde.
Este pequeño juego nos irrita bien, mis riñones están en llamas. Me atreví a empujar suavemente su cabeza.
- ¿Puedes contar? ella pregunta.
- …Bueno…
Y aquí va ella en 69 sobre mí. Sus muslos sedosos rodean mi cabeza, abre su bonita raja y la pone en mi boca, ondulando suavemente.
Mi saliva y la mezcla húmeda son una delicia.
Contemplo su surco brillante pero ella me llama al orden mordiéndome los labios y metiendo su coño en mi boca.
Nos hinchamos un rato y de repente no puedo resistirme, me corro en su lengua mientras ella acaricia mi ano con su lengua.
Me deja bajar a la tierra y me hace entender que no tiene nada en contra del recíproco, agitando su generosa grupa y, para no dejar dudas, toma mi mano de lleno.
El pequeño disco es suave y flexible... ella guía dos dedos que moja en su coño y mientras me regodeo en su botón, ella se mueve sobre él y se encula felizmente. Me encanta esta sensación inesperada, penetrarla y sentirla a mi merced gracias a esta atrevida caricia. Prueba de su placer y de su excitación, me lame la lengua, lo disfruto, busco por todos lados, lo que la ayuda a correrse, siempre en ese impresionante gruñido digno de la Mujer de las Cavernas.
- Tus ojos están llenos de gratitud mi dulce, ¡tus padres van a sospechar algo!
Le cuento las sospechas de mi madre esta mañana, ¡le divierte!
- Sabes, me hiciste correrme muy fuerte con tus dedos, aprendes rápido. ¿No te choca eso?
- No, pero nunca me hubiera atrevido a hacértelo.
- Bueno… esa es mi manera favorita. Pero dime, a ti también te gustaba cuando lamía tu pequeño sulky, es suave como un pétalo, o como un terciopelo muy fino. Seguro que a ti también te gustará, no te haré daño. Yo, no puedo vivir sin él.
Me sonrojé ante la idea, pero realmente quiero ser lo suyo, complacerlo, tendré que intentarlo por mi cuenta, pero su placer era tan obvio, lo quiero y lo temo al mismo tiempo. Sé que cuando llegue el momento ella superará mis reticencias.
Ella me acaricia distraídamente con la punta de sus dedos, yo juego con su vello púbico. ¡Somos tan buenos!
- Detente o te regañarán. Porque si empiezas tienes que ir hasta el final y siempre es más largo cuando vuelvo a poner la tapa!
Me muero pero ahí, no sería francamente razonable, disfruto de mucha libertad, no hace falta arruinarlo todo.
Así que, un último beso y dirección al baño donde trato de reparar el desperfecto.
Camino a casa chupándome el dedo, el que ella hundió en su coño antes de dejarla y llegar justo a tiempo para la comida, bajo la atenta pero cómplice mirada de mi madre. Ella no le ha dicho nada a mi padre, él es cálido como siempre.
- Entonces, ¿este día? ¿Bien gastado?
Ah, sí… ¡y espero que haya muchos más así!
(seguir los pasos de Louloute...)