Elisa se vuelve hacia mí.
- ¿Y quieres quedarte?
- Claro que no, pero estoy esperando conocer a un hombre amable y considerado que me desvirgue con delicadeza, sé que voy a sufrir, pero quiero hacerlo con alguien agradable.
- Puede que conozcamos a tu hombre, ¿qué dices Manon?
- Sí, por qué no ?
- Ah, ¿y quién es?
- Eso lo veremos luego, por ahora estás con nosotros. Te quedas ?
- Claro que me quedo, aún no te deshaces de mí.
- Te gusta disfrutar, parece que vives solo para eso.
- Es todo un descubrimiento para mí, no sabía que mi cuerpo era tan sensible a las caricias.
- ¿Te masturbas a menudo?
"Una o dos veces por semana, ¿por qué?"
- Una o dos veces por semana, pero para nosotros era una o dos veces al día por lo menos.
- Hasta hoy, nunca había disfrutado mucho, nada que ver con lo que vi desde esta tarde.
- También noté que reaccionabas a cuarto de vuelta cuando te tocabas el ano, ¿te gusta?
- Yo también lo noté, pero no puedo decir si es una necesidad, descubrí como tú, nunca me he tocado el ano para juegos eróticos. Todavía tengo que admitir que cuando me pusiste el dedo encima, me gustó mucho y hasta puedo decir que si hubiera sido más grande, o incluso si hubieras puesto dos, lo habría apreciado aún más.
"Bueno, podemos arreglar eso, ¿estás dispuesto?"
- Claro.
- A la ducha.
Entramos en la ducha de la casa móvil que es lo suficientemente grande como para contenernos. Manon pliega una especie de asiento de inodoro montado sobre un pie.
"Sientate en eso.
Toma el cabezal de la ducha, lo desenrosca y lo reemplaza por una especie de dildo pequeño con varios agujeros en el extremo y a lo largo. Mientras Elisa me pasa una sustancia grasosa entre las nalgas, abre el agua que sale del dildo en múltiples chorros pequeños bastante potentes, regula la temperatura y se arrodilla a mi lado.
- Te haré un enema con agua, ya verás, es bastante placentero, ¿listo?
- Adelante.
Siento los chorros regar mis nalgas, la punta del dildo se desliza entre ellos y entra en contacto con mi ano.
- Se fue !!
El consolador entra lento, a mi esfínter le cuesta un poco soltarlo, no está acostumbrado, pero como es bastante delgado y con la gordura, me abre la puerta sin lastimarme demasiado. Manon lo empuja hacia arriba y va y viene. Siento el agua saliendo de mi ano, pero sobre todo, los chorros de agua azotan la pared de mi recto, me excita, al igual que el dildo que se desliza mientras acaricia mi lavadora, empiezo a mojarme seriamente y tomar un poco de placer. No pensé que esta zona de mi cuerpo pudiera ser tan erógena. Me dejo llevar por el placer que invade mi cuerpo.
- Mira Manon, se baja, es una bestia del sexo, solo toca en algún lado para que reaccione.
- Eso promete !!
Manon continúa durante unos minutos. Se quita el consolador y se sienta.
- ¡Está bien, tu trasero es cristalino, ve al césped!
Volvemos al dormitorio, Elisa tiene un gran cojín en medio de la cama y me hace acostarme boca abajo para que mis glúteos queden más altos. Siento que una mano vuelve a cepillarme el ano con grasa. Uno, luego dos dedos se hunden en él y van y vienen. Siento que mi esfínter se relaja. Los dedos me dejan y son reemplazados por un objeto duro que se hunde varios centímetros sin encontrar resistencia. Obtengo un inmenso placer de ello.
- Sí, me gusta esta cosa en mi culo, adelante, desvirgéme el disco, sodomízame.
- Con mucho gusto.
El consolador va y viene en mi base cada vez más rápido, mi ano me envía ondas de placer cada vez más fuertes, estoy muy sorprendida de sentir placer a través del ano, pero estoy muy feliz. Mi esfínter se relaja cada vez más hasta tal punto que después de un rato ya no siento el dildo, se desliza sin freno, sobre todo porque está constantemente lubricado. Estoy un poco decepcionado. Pero de repente mi culo está vacío, ya nada lo pincha. Siento el aire en mi disco, no se ha cerrado. Estoy a punto de preguntar qué está pasando cuando siento que el dildo regresa. Esta vez, la penetración es más laboriosa. No es el mismo consolador, es mucho más grande, tiene que abrirme un poco más el ano.
- ¿Has cambiado tu consolador?
- Sí, el otro ya no servía para nada, no sentí más resistencia, seguro que tú ya no la sentiste.
- Efectivamente.
Manon empuja el consolador que comienza a abrirse de par en par en mi ano, es otra historia, es grande y mi esfínter no lo escucha de esa manera. Manon empuja suavemente, se detiene, empuja hacia atrás, se retira un poco, empuja hacia atrás tanto que mi esfínter se va relajando poco a poco. El consolador encuentra su lugar, Manon comienza a impulsarme nuevamente, primero lentamente y en una distancia corta, luego aumentando el ritmo y la amplitud. Termina con un ida y vuelta sobre veinte centímetros a un ritmo infernal. En cuanto al otro consolador, mi culo se expande y deja que la máquina se deslice libremente. Mi cuerpo empieza a darme señales de placer, siento una bola en el bajo vientre que difunde ondas de placer por todo mi cuerpo. Ondulo la pelvis, apunto mis nalgas hacia arriba para que me penetre aún más.
Ahora, Manon saca el consolador con cada movimiento, la repetición de la violenta entrada del consolador en mi ano me hace tropezar y explotar en un orgasmo demoníaco. Mi cuerpo es pulverizado por multitud de explosiones atómicas, apunto mi culo hacia el cielo, siento que el dildo me abandona, entro en pánico, pero de repente un objeto enorme se hunde en mi culo, dilatando mi esfínter al máximo, es un nuevo, consolador aún más grande, mi esfínter reacciona con un dolor violento. Me invade una ola de placer magnificada por el dolor, mi corazón estalla de felicidad, es un agujero negro.
Cuando salgo, veo a Manon y Elisa a mi alrededor, se ven preocupadas, pero me sonríen al ver que les sonrío y me relajo.
- Maldita sea, pero ¿qué me pasó?
- Te desmayaste, querida.
- Como esto ?
- Has disfrutado tanto que has perdido el conocimiento unos segundos.
- En este punto ?
- Disfrutaste mi amor, disfrutaste con tu culo, solo con tu culo. Nunca he visto a una chica correrse así la primera vez que recibe sexo anal, sobre todo porque es muy raro correrse solo con el culo.
- Ay la la, que pie, nunca había disfrutado tanto en mi vida, fue sumamente poderoso, fuerte que comenzamos de nuevo.
- Eso, se puede hacer ya que tu disco me parece una zona sumamente erógena.
- Admito que fue mejor que con mi dedo en mi botoncito, pero aún no he experimentado una buena verga de hombre.
- Eres una fiera del sexo, seguro que si te hago cosquillas en el dedo gordo del pie, encontrarás la manera de disfrutar.
Todos se ríen, pero este extraordinario orgasmo me licuó, estoy exhausto. Manon se da cuenta, se inclina sobre mí para besarme con ternura. Ella se acuesta a mi lado, me giro un poco para pegarme a ella. Pongo un brazo sobre sus costillas, justo debajo de sus pechos, apoyo mi cabeza en su hombro y me quedo dormido al instante.
Me desperté con una mano deslizándose sobre mi cuerpo. Es Elisa quien me acaricia con mucha delicadeza.
- Me gusta acariciar tu cuerpo, es tan hermoso, además, tu piel es muy suave.
- Me encanta que me acaricies así, pero también quiero que cuides a mi pequeño gatito, necesita cuidados.
Apenas terminé mi oración que manos abren mis piernas y una boca aterriza en mi sexo. Fue Manon quien se arrojó sobre él. Un escalofrío recorre mi cuerpo, una boca en mi polla y unas manos en mi cuerpo, estoy en el nirvana. Dejo que las dos hermanas cuiden mi cuerpo, cierro los ojos para apreciar aún más este momento divino. Lo disfruto bastante rápido, me sorprende bastante, pero lo agradezco. Cuando vuelvo en mí, veo a Elisa haciendo café y tostando pan. Manon está fuera.
- Qué haces ?
“El desayuno por supuesto.
Me doy cuenta de que es de día, dormí toda la noche en su casa.
- Maldita sea, pero dormí hasta ahora?
- Sí, son solo las siete y media, pero dormiste bien, ni nuestras caricias te despertaron, y sin embargo cuidamos bien tu cuerpo.
“Estaba cansada y ese último orgasmo me mató.
"¡Pero qué hermosa muerte!"
- Bueno, tendré que irme a casa, necesito darme una ducha.
- Está bien, pero después de almorzar con nosotros.
- Correcto.
Me levanto para ir a sentarme en una otomana en la terraza, es muy agradable y ya hace bastante calor. Es una ola de calor en el resto del país, pero el mar lo templa todo. Manon regresa con pan fresco y croissants. Se inclina sobre mí para besarme, sus labios aún sienten mi sexo, tengo un escalofrío violento. Ella se da cuenta de esto y hunde su mano entre mis muslos que descarto de buena gana. Me hace cosquillas en el clítoris, pero muy levemente. Estoy empezando a licuar. Ella se da cuenta, pero estamos en la terraza, pasa mucha gente, me toma de la mano y me hace levantar. Me arrastra hasta el dormitorio, me tira sobre la cama, me abre las piernas y se da la vuelta.
- Elisa, tienes un pequeño aperitivo en la cama, vamos, estoy preparando el desayuno.
Ella viene corriendo y se lanza sobre mi polla, su boca aterriza entre mis piernas y comienza una sesión de lamidas. Estoy con los brazos cruzados, no me muevo, dejo que ella traiga el placer de mi cuerpo. Es especialista y sube muy rápido. Disfruto pronto, sacudido por espasmos y sobresaltos de placer. Me vuelvo bastante rápido, Elisa me ayuda a levantarme, vamos a reunirnos con Manon en la terraza. El día empieza bien, dos orgasmos en media hora, no está mal. El desayuno es muy cordial, el ambiente es alegre. Los dejo para ir a refrescarme en mi bungalow, me hacen prometer que volveré a eso de la una para almorzar, lo cual acepto con alegría.
Me paso la mañana en la playa asándome a la parrilla. Me puse en el mismo lugar que el día anterior. Veo de vez en cuando una multitud en la playa, sé lo que eso significa y siento una ola haciéndome cosquillas en el sexo. Un hombre está acostado a tres metros de mí y se masturba mientras me mira, tiene una gran polla que me muestra con orgullo, pero no es con un tipo así que quiero perder mi virginidad. Eso no me impide abrir un poco más los muslos para que pueda ver claramente mi chorreante albaricoque. Todavía acostada boca arriba, cierro los ojos y pongo mi mano en mi sexo, hace círculos en mis labios, un dedo se hunde un poco en mi vagina para lubricar y acariciar mi clítoris. Sé que al verme masturbarme vendrá mucha gente a agolparse a mi alrededor, pero a mí me excita aún más.
Me llevo el dedo a la boca para comprobar el sabor de mi polla, se parece sospechosamente a la de Manon. Vuelvo a hundir mi dedo en mi vagina, para llevarlo a mi clítoris. Mi cuerpo se tensa lentamente, me quedo con los ojos cerrados, pero sé que se ha formado una multitud a mi alrededor, escucho gente hablando en voz baja, estoy en el colmo de la excitación. Otro aspecto de mi personalidad que descubrí, el exhibicionismo.
Mis nalgas se elevan por encima de mi toalla, abro las piernas para ofrecer mi polla a los demás, exploto en un orgasmo sublime que me transporta al nirvana entre estruendosos aplausos. Es el orgasmo más fuerte que he sentido desde que me masturbé, pero no alcanza la intensidad de lo que me hicieron pasar las chicas. Cuando mi cuerpo se ha relajado y encontrado mi toalla, abro los ojos, solo hay tres mujeres que miran mi sexo bien abierto, acariciando. Cuando ven que los observo, se dan la vuelta y se alejan. Me levanto y voy a zambullirme en el agua, hace bastante fresco, pero eso es exactamente lo que necesito. Dos manos descansan en mis nalgas, me doy la vuelta para ver a una hermosa joven que me sonríe.
- Demasiado tentador, tus nalgas son demasiado atractivas.
“Está bien, pero eso será todo.
- Entendido.
Se retiró no sin haber recorrido mis nalgas una última vez. Vuelvo a mi toalla, me acuesto, abriendo mucho los muslos. Veo que varias personas me miran, empiezo a ponerme serio. Cierro los ojos, esperando que mucha gente venga a ver mi goteante sexo. De vez en cuando, deslizo mi dedo medio entre mis labios y lo chupo. Abro los ojos, la chica y frente a mí, prácticamente entre mis piernas, está en cuclillas, con las piernas abiertas, y se masturba mientras me mira. Une dizaine d'hommes sont autour de nous et se masturbent, je porte ma main sur mon sexe, mon majeur s'excite sur mon clitoris, la jeune fille s'agenouille et je vois à ses mouvements qu'elle jouit, je la suis muy rápidamente. Tres o cuatro hombres disfrutan también, los demás se retiran. La niña me sonrió, Le sonrío, ella se levanta y va a zambullirse en el mar, la sigo. Me acerco a ella, ella se vuelve hacia mí, abultando sus pechos.
Extiendo mis manos y las acaricio, ella hace lo mismo con las mías. Mi mano desciende sobre su sexo, mi dedo medio se desliza entre sus labios, ella hace lo mismo conmigo. Le hago cosquillas en el clítoris, ella me imita. Lentamente, siento el placer subir en mi cuerpo, asumo que es lo mismo para ella. Termino disfrutando unos segundos ante ella. Cuando nuestros cuerpos recuperan la compostura, nos miramos, ella me sonríe y se sumerge en el agua, alejándose bajo el agua. Ni una palabra, ni un gemido, silencio. Salgo del agua para regresar al bungalow alrededor del mediodía y prepararme para reunirme con mis nuevos amigos.
Voy al centro comercial Heliópolis a comprar una botella de vino, no quiero llegar con las manos vacías. Hay mucha gente, es bastante sorprendente ver a toda esta gente desnuda yendo y viniendo con tanta naturalidad, todavía no me acostumbro. Todos tienen un look natural, no noto que se vea de costado como en todas las ciudades cuando te vistes un poco sexy. Aquí, todos están desnudos, nada está escondido. Otra cosa que me desafía es que, a pesar de la multitud, nadie se toca, nadie se empuja. En la ciudad, a veces nos empujan cuando encontramos a alguien aquí, nunca a pesar de la densidad de personas. La bodega está a cargo de una pareja muy agradable, debo decir que por primera vez, me detengo un poco en la mujer, muy bonita, magníficamente hecha, con su vestido ajustado. Me sorprende haber mirado más a la mujer que al hombre, ¿me sentiría atraído? Ella me cuida mientras el hombre guarda las botellas.
Llego a la casa rodante con la botella de vino rosado muy fría Château Puech Haut tête de bélier dos mil diecisiete que me recomendó Sandrine, la comerciante de vinos. Manon me saluda con un tierno beso, al igual que Elisa, pero me sorprende ver a un hombre con ellas.
- Emma, te presentamos a Pierre, nuestro hermanito, tiene apenas veintiún años.
Se acerca a mí para besarme en las mejillas, pero como está desnudo, su sexo toca un poco mi muslo. Nos sentamos en la terraza, puedo verlo. Es bastante guapo, alto, bien formado, con buenos pectorales, una barriga como una barra de chocolate, glúteos musculosos y una linda pierna. Pero sobre todo, un pene bastante grande sin llegar a ser monstruoso, muy por encima de la media de lo que veo todos los días, con un glande prominente. Siento un pequeño escalofrío al ver este hermoso sexo desplomado entre sus muslos. Llevó el bote de regreso al puerto con un amigo que tenía que irse de inmediato. Bebemos un poco del rosado que traje como aperitivo antes de sentarnos a comer. Después de la comida, como el mar es aceite, Pierre propone dar un paseo en barco, que aceptamos con entusiasmo.
Nos apresuramos al puerto para embarcar, en ese momento, me sorprende embarcar desnudo, pero Manon me explica que en un barco puedes estar desnudo, especialmente cuando vienes del distrito naturista. El barco es magnífico, una línea muy esbelta, como un offshore, parece nuevo, Pierre pasó una semana repintándolo. Siete personas pueden viajar legalmente allí, hay un gran banco y dos asientos giratorios y una cabina baja en la que puedes tumbarte. Al salir del puerto, Pierre puso gas y navegamos a cuarenta nudos, casi setenta y cinco kilómetros por hora en el agua, es muy impresionante, incluso un poco de miedo. Al cabo de unos minutos nos encontramos frente a la playa nudista a seiscientos o setecientos metros, detiene el barco y echa el ancla.
— Quiero bañarme, los que me aman me siguen.
Se lanza desde la barca seguido como su sombra por las tres mujeres. Jugamos en el agua bastante fría, las manos se deslizan sobre mi cuerpo, no estoy completamente seguro de que todos pertenezcan a las niñas, no me importa. Yo solo exploro los cuerpos de las chicas, solo toco accidentalmente la espalda de Pierre dos veces. Bajamos del bote, Pierre permanece en el agua y nos empuja en las nalgas para ayudarnos a subir la escalera. Debo decir que me encantó el toque de su mano en mi trasero.
Una vez arriba, Pierre extiende una toalla grande en el estante trasero acolchado con espuma y se acuesta, Manon se acuesta a su izquierda, pero Elisa se sienta a su derecha, dejando un espacio entre ella y Pierre, lo suficiente para que me deslice. él. Ella me mira con una sonrisa, se inclina hacia mi oído y me susurra.
- Es hermoso mi hermanito, ¿eh?
- Muy bonito.
El espacio es bastante pequeño, nuestras pieles se tocan, todavía un poco frías, siento el muslo de Elisa a mi derecha y el de Pierre a mi izquierda. Elisa se pone de lado y me pone la mano en la barriga. Estoy sorprendido, pero en el punto en el que estamos, no me hago más preguntas, me dejo llevar por la vida que viene. Creo que Pierre debe conocer bien las inclinaciones sexuales de sus hermanas. Cierro los ojos para apreciar aún más el momento, su mano me acaricia con ternura, se demora un poco en mi seno derecho, baja sobre mi estómago y quiere recorrer mis glúteos, abro los ojos y giro un poco el costado. lado de Peter para liberarla. Sorprendida, la mano izquierda de Manon acaricia su sexo, que se ha hinchado bien y empieza a tener proporciones interesantes. De repente me doy cuenta de que el hombre del que me habló, el único que puede hacerle el amor es Pierre. Me pregunto si lo mismo es cierto para Elisa. Manon me mira, mostrándome la polla de Pierre.
"Ella es hermosa, ¿no crees?"
Estoy un poco aturdido por la situación, no reacciono de inmediato.
- No encuentras ?
tartamudeo.
- Muy bonito, sí.
"Bueno, acaríciala.