Calabaza ronroneando sobre ella, Ellara suspira. El tom rojo al verla deprimida se acerca a su rostro y le dice:
-¿Todo bien, Ellara?
-Estoy bien, gracias Calabaza.
- No lo parece en absoluto.
El gato viene a sentarse no muy lejos de la cabeza de la bruja, con una mirada perpleja en su rostro. Lo que hace que Ellara sonría.
-Dime que te pasa Ellara.
-Siempre logras ver cuando no estoy bien. Tenga en cuenta la bruja.
-Es como el superpoder de mi gato que habla, supongo.
- Deja de ser tonto. ella sonrió.
-Está bien, pero ¿puedes explicarme qué pasa?
-Pensé que nuestros rituales eróticos serían más efectivos quiero decir.
-Es cierto pero oye, no es como si te importara continuar con estos rituales, ¿o sí? Parece que te estás divirtiendo con tus amigos.
-Es verdad Pumpkin pero bueno esperaba que nuestra acción fuera más llamativa.
-Roma no se construyó en un día como les gusta decir a los humanos, así que convencer a todos de hacer las paces es otra historia.
- Tienes razón, gracias Calabaza.
-De nada Ellara es un placer, ve con los demás juntos lo lograrás.
La bruja sonrió mientras acariciaba al gato. Tiene razón, se dijo a sí misma. Se escucha un ding y Ellara agarra el teléfono que acaba de aparecer en la cama. Ella encuentra algo interesante en él, recientemente apareció una aplicación y su uso parece ir en aumento. La descripción no podría ser más clara: 'Conoce a la persona con la que quieres dar el paso. Pero mirando más de cerca, se da cuenta de que se trata de pasar un momento íntimo con alguien sin el alboroto, y sobre todo la bruja ve que es posible crear escenarios traviesos allí. Entonces, durante varias horas, Ellara comienza a navegar por las páginas de la aplicación, pero todas las solicitudes que encuentra en su teléfono no parecen demasiado serias. Cuando está a punto de darse por vencida, un *bip* la hace mirar a la pantalla. Al leer la solicitud, la bruja comenta que se trata de una pareja de lesbianas que busca el erotismo en su relación. Ellara entonces se siente impulsada por una misión, se produce un intercambio cordial entre ella y una mujer llamada Mathilde que se presenta como una cincuentona.
-Hola Ellara, ¿te estoy molestando?
- No. Todo está bien.
-Genial, puedo preguntarte ¿qué haces en este sitio?
La bruja quiere fingir una ruptura pero se dice a sí misma que debe ser honesta si funciona.
-Me siento solo y luego la gente con la que salía me dejó.
-Pobre, ¿por eso vienes aquí?
- Eso es todo y tu?
-Quiero realizar una fantasía con mi novia…
Durante varias horas, las dos mujeres chatean por mensaje, se envían fotos. Y al cabo de unos días, cuando se ha creado una cercanía entre las dos mujeres, Ellara tiene incluso la posibilidad de hablar con la acompañante de su interlocutor. Luego, pronto llega el momento de la verdad, la bruja le explica a Morgane sus intercambios y le pregunta.
-¿Crees que podemos jugar dos amigos? Podemos ser tentados.
-Por qué no, y luego un pequeño lado tabú es emocionante, creo.
Ellara y Morgane se toman una foto juntas antes de enviársela a Mathilde, quien responde que está feliz de tener dos hijas tan hermosas. Las dos brujas se sonríen antes de entrar en el personaje. Las conversaciones continúan durante muchos días antes de que ambos sean invitados a unirse. Enviándoles para la ocasión un escenario que la pareja escribió con anticipación para la búsqueda de sus dos amantes. Al llegar frente a la casa cuya dirección les habían enviado por mensaje de texto, las dos brujas llaman a la puerta. Mathilde viene a abrirles la puerta.
-Ustedes son Ellara y Morgane, ¿verdad?
-Sí, ¿no es demasiado pronto? pregunta la joven rubia, mirando a Mathilde a los ojos.
- De nada entra, te dejo que te arregles, te esperamos en el salón.
-La bruja de cabello dorado sonríe antes de dirigirse al pequeño cuarto donde tienen que cambiarse.
-Lo confieso, esta situación me hace temblar más de lo que imaginaba. Luego suelta a Morgane, que se pone los pantalones cortos negros que le dio Mathilde.
-Yo también, vamos a sumergirnos completamente en nuestros roles.
-Con mucho gusto.
Ellara sale de la habitación con una blusa ligera y minipantalones cortos de mezclilla, asumiendo su papel por completo. Hablando con Mathilde y su acompañante como si fueran sus respectivas madres. Pero su pequeño juego de roles cobra un poco más de importancia cuando los dos amigos ofrecen a sus “madres” que les muestren lo que han comprado. Mathilde asiente y se lleva la copa a los labios.
Pasan unos minutos antes de que las dos amigas regresen con sus madres, Morgane se ha puesto un conjunto de lencería roja de dos piezas casi transparente. Que contrasta con el body de encaje rosa pálido de Ellara.
-¿Qué piensas de ellos? Pregunta Morgane, sus mejillas sonrojadas con una fingida timidez.
-Ustedes chicas son muy hermosas. Felicita a Mathilde.
-Gracias, pero tenemos un regalo para ti.
Ellara saca dos conjuntos de encaje de una bolsa y se los entrega a sus madres. Mientras las dos mujeres se levantan para desnudarse suavemente frente a las dos brujas que no pierden tiempo en devorar con la mirada a los dos amantes. Una vez que las cuatro mujeres están en ropa interior, Mathilde y su pareja Valentina, las besan por turnos en los labios. Mathilde se sentó con Morgane y Valentina con Ellara y las dos parejas se besaron tiernamente en los labios. Antes de ver a las dos brujas besarse a su vez. Ellara luego se desliza debajo de Valentina mientras su amiga se acerca a Mathilde. La bruja de cabello dorado presiona sus labios contra los pechos de su madre guionista, pasándose las manos por las nalgas. Lamiendo su pecho mientras Valentina se sienta en el respaldo del sofá donde están. El quincuagésimo luego encontrando los labios ansiosos de Ellara en su Monte de Venus. Morgane viene a besar a Mathilde en los labios. Las dos brujas lamen luego con aplicación a sus amantes, besando sus peludas intimidades, subiendo sobre sus generosos pechos. Manos y bocas se acarician y se encuentran con sensualidad, hasta que Ellara pone su intimidad en la de Valentina y Morgane hace lo propio con la de Mathilde. Continuando así hasta el disfrute, cayendo en los brazos del otro, los cuatro amantes se besan uno tras otro embriagados. Valentina y Mathilde tardan unos minutos en vestirse, seguidas de las dos brujas. El final del día es como una reunión de viejos amigos, discutiendo todo y nada.