Esa noche quería divertirme, ver gente, beber un poco y sobre todo reír.
A la ducha, una navaja rápida (y sí, ¡quién sabe qué encuentro tendré!), un poco de crema hidratante, unos toques de maquillaje para resaltar mis ojos azules y ahí me hago la pregunta que cualquier mujer preguntaría en mi lugar: "¿Cómo me voy a vestir? »
Después de una prueba de media hora, mi elección es una falda negra dividida, medias y un pequeño top rojo con un escote suficiente para llamar la atención.
Soy una joven de 30 años bastante redonda debo reconocerlo, pero sé lucirme.
Me puse mis tacones negros y listo, camino al bar!!
Como era de esperar, todos mis amigos están presentes. Me estoy preparando para una gran velada hasta que mis ojos se posan en Christine….
Pequeño flashback, Christine era mi mejor amiga y sobre todo la única con la que fantaseaba, la única con la que quería besar, acariciar. Al igual que yo, ella tenía ese deseo secreto de acostarse con una mujer, pero a medida que este proyecto tomaba forma, prefirió traicionarme y "golpear" a mi novio a mis espaldas.
Sin embargo, ella y yo nos divertíamos coqueteando y besándonos, besándonos, acariciándonos los pechos, incluso recuerdo haberle lamido la barriga, entre otras cosas….
Por supuesto que desde ese momento tiendo a evitarla, pero esta noche, el simple hecho de volver a verla ha reavivado este deseo en mí.
La veo moverse entre nuestros amigos, siempre copa en mano, ondula las caderas, arquea la espalda con cada pase frente a mí, como si quisiera excitarme. Siento que su falda se está acortando cada minuto. Su mirada nunca deja de cruzar el bien. Siento que quiere venir a hablarme pero no se atreve.
Al verla beber más de lo habitual, en mi cabeza comienza a brotar un proyecto, “y si esta noche vivo una de mis fantasías”.
Decido acercarme y mezclarme con la multitud. Se sonroja al verme, se siente un poco incómoda, todos nos miran, preguntándose cómo voy a reaccionar ante la persona que me robó el novio….
- Hola Cristina, ¿estás bien?
- Oh…. Bueno, sí, puede estar bien, ¡estoy feliz de que vengas a hablar conmigo!
- Bueno, éramos amigos, y ciertamente hiciste algo estúpido pero soy lo suficientemente mayor para ignorarlo. ¿Te compro un trago?
- Con mucho gusto, pero bebí mucho y tengo el auto después...
- No se preocupe, con la cantidad de personas presentes esta noche, habrá alguien para acomodarlo si es necesario. ¿Trabajas mañana?
- Sí, tienes razón, además estoy aquí para la fiesta, ok, para la bebida. Y no, mañana por la mañana dormiré hasta tarde.
Mi plan iba por buen camino, siento que no me iré sola esta noche y algo me dice que Christine no sospecha ni por un momento lo que pienso.
Una copa, luego dos, tres….. y allí algunos de nuestros amigos deciden terminar la noche en un club pero Christine no se encuentra muy bien, se niega. Todos están preocupados pero propongo cuidarla, de todos modos yo no tenía muchas ganas de ir a bailar…. (ja, si supieran lo que tengo en mente).
Una vez que todos nuestros amigos se han ido, tomo las llaves del auto de Christine y voy a mi apartamento.
Vivo al lado, pero ella encuentra la manera de conciliar el sueño. ¡Mierda, espero que no esté demasiado borracha de todos modos!
En mi estacionamiento, veo que su falda se ha subido dejando a la vista sus lindas medias negras y su short blanco. Después de asegurarme de que nadie pueda vernos y, sobre todo, de que esté durmiendo bien, abro sus muslos y tiro un poco de sus bragas hacia un lado. Estaba oscuro, pero lo poco que veo me empuja a continuar la aventura.
Bajo su falda y despierto mi belleza.
Llegando al pie de mis escaleras, tengo que apoyarla y Christine me dice:
- Ho mi amor, lo siento, estoy en un estado....
- No te preocupes, te cuidaré mucho, una vez en casa, haré que te des un buen baño, te hará bien...
- De acuerdo, confío en ti ! (hola, si supiera lo que le espera, pero ahora se está enfocando más en no estar enferma, lo que en realidad me vendría bien)
Una vez en el apartamento, lo instalo en mi salón con un buen café y le preparo un baño bien caliente… espuma, un poco de música!
Una vez que todo está listo, voy a buscarla y la llevo a mi baño. Empiezo por quitarle el chaleco, me arrodillo frente a ella, le quito los zapatos.
- Pero que estas haciendo ? ¡Todavía puedo desnudarme!
- Christine, ¡cállate por favor! déjamelo a mí, ¡apenas puedes ponerte de pie!
"Por favor deje de…
¡Ella trata de alejarme pero pierde el equilibrio!
- Ya ves, Christine, casi te caes, ¡déjame cuidarte! Que tienes que temer, ya he visto una mujer desnuda…
- Sí, es verdad pero reconozco que me molesta, sobre todo teniendo en cuenta nuestro pasado común.
Me enderezo y le susurro al oído:
- Por qué ? ¿Porque te quise, porque me quisiste, mis labios de tu cuerpo hace unos años? (Siento que se estremece)
- ¡No, no, no es eso! ella me dijo
- Oh sí ? así que si quisiera besarte en el cuello, ahí, en el lugar que tanto amas, ¿te haría daño???
- ¡Deténgase, por favor!
Bueno, decido ir más despacio, pero esta situación me está empezando a poner un poco de los nervios de todos modos.
- Ok, bueno vete déjame desvestirte, no quiero que te caigas…
Ella no dice nada pero asiente con la cabeza.
Suavemente, agarro la parte superior de su camiseta sin mangas y empiezo a levantarla, mis manos se acercan a su pecho y rozan las puntas de sus senos. Su respiración se acelera pero continúo. Hago que levante los brazos y se quite el top por completo.
Ella tiene un sostén blanco hermoso, tengo muchas ganas de poner mis manos sobre él pero me controlo.
Comienzo a quitarle el cinturón, cuando siento que se marea, la obligo a retroceder para que se apoye contra la pared.
Un botón, dos y tres y finalmente el último y bajo su faldita, me arrodillo frente a ella, y deslizo sus medias una tras otra, acariciando sus piernas.
Levanto la cabeza y me encuentro frente a su shorty de encaje blanco.
Cierro los ojos y me imagino poniendo mi lengua en su sexo. Pero todavía es demasiado pronto para eso. Me concentro y la agarro suavemente por debajo. Tiro de él y lo dejo caer a sus pies.
Hago que levante una pierna para quitársela por completo.
En ese momento, no aparté la vista de su entrepierna, tenía frente a mí un sexo hermoso, suave, ni un pelo, me lo imaginaba suave. Y al ver el ligero olor que me llegaba a la nariz, deduje que ese pequeño despojo comenzaba a hacer su pequeño efecto.
Me levanté y la tomé en mis brazos para quitarle el sostén, aproveché para besar su cuello.
Me tomé mi tiempo para alejarme, por fin iba a ver sus pechos que tantas veces toqué sobre su ropa hace 2 años.
Doy un paso atrás y me quedo asombrado por su desnudez, la deseo tanto, me vuelve loco, me resulta difícil controlarme.
- Buen día Christine, podrás ir a nadar, y te frotaré la espalda....
- ¡No te preocupes, una vez dentro, debería estar bien!
- ¡Ciertamente no, no quisiera que te durmieras en tu baño mi Christine!
Convencida, me deja ayudarla una vez más.
Una vez instalado correctamente, me acerque a su rostro y le dije: te voy a lavar, no te preocupes por nada.
Ella empieza negándose pero viendo lo decidido que estoy, termina aceptando.
Está demasiado cansada para discutir conmigo, con eso contaba. El alcohol siempre ha tenido ese efecto en él.
Agarro una toalla para ponerla detrás de su cuello y tomo una toallita.
Empiezo por levantarle la pierna y lavarle el pie, el tobillo,… y mientras subo, la miro fijamente a los ojos, se sonroja, se pasa la lengua por el labio.
Al llegar a la parte superior del muslo, la veo cerrar los ojos, espera pero dejo de mover la mano.
Después de unos segundos, abre los ojos, me mira, le sonrío y bajo su pierna antes de tomar el segundo y comenzar mis caricias nuevamente.
Llegué a la parte superior de su muslo, descanso su pierna, no quiero tocar su tesoro todavía.
Paso la toallita por su estómago, paso entre sus senos, subo sobre sus hombros, sus brazos y vuelvo a bajar sobre sus senos.
Le gusta este contacto, cierra los ojos.
Pero de repente, presa del miedo, detiene mi mano y me dice:
— Sylvie, esto va demasiado lejos, tienes que parar…
- Seguro que no, cierras los ojos, (me acerco a su rostro, y mordisqueo su labio inferior) y disfrutas… ¡ahora cállate!
La veo un poco asustada, porque se da cuenta de que he decidido ir más allá. Ella tiembla un poco pero suelta mi mano.
Así que bajo mi guante por su estómago, hasta su pubis. Pero quiero ver lo que estoy tocando, así que le ordeno que se ponga de pie y me dé la espalda.
Rápidamente lavo la parte de atrás de sus piernas y su espalda, eso no es lo que me interesa.
Después de pedirle que me pase el bote de jabón para el aseo personal, le digo:
- ¡Ahora te inclinas hacia adelante!
- Qué ? no, no quiero. Veo lo que tienes en mente pero no quiero.
- Oh sí ? (y hecho esto, paso mi mano entre sus piernas y acaricio suavemente su clítoris), ¿estás segura?
- ¡Por favor deje de!
- Bueno, cállate Christine y agáchate, estoy lejos de terminar contigo.
— …
— Maldita sea Christine, deja de hacer tu cosa santa, seguro que te gusta (metiendo un dedo en su coño)
Totalmente derrotada, la veo poner sus manos contra la pared y agacharse y abrir sus piernas.
Tuve una vista impresionante de su pequeño agujero y su hermoso coño.
Dejé el guante, ya no lo necesitaba para lo que quería hacer, tomé un poco de jabón y comencé a frotar sus lindas nalgas.
Poco a poco, abre aún más las piernas, los labios de su sexo se abren ante mis ojos. Estaba loca de deseo, no hacía falta tocarme para saber que estaba totalmente empapada.
Decidido a poner fin a este calvario, entro directamente dos dedos en su coño.
- Mmm…
- ¡Ay! ves que te gusta! Yo dije
Saco mis dedos llenos de su jugo y vuelvo a su agujerito, me doy la vuelta, y mi Christine empieza a ondular, algo me dice que quiere más.
Vuelvo a su coño, acaricio su clítoris, empujo un dedo en ella y lo salto para tratar de empujarlo dentro de su ano.
Después de 2 viajes de ida y vuelta, me detengo, la enjuago y le digo:
- Bueno eso es todo, estás limpio, puedes salir del baño.
Parece tan sorprendida como decepcionada pero puede estar tranquila de que no he terminado de jugar con ella….