– Eres hermosa, ¿cómo te llamas?
- Sofía.
–Les presento a Hélène, Julie y Carole, soy Jeanne. Vamos chicas, vamos, divirtámonos.
La seguimos a una habitación en la parte trasera de la tienda. Entramos los cinco y Hélène cierra la puerta.
– No hombres, solo mujeres, ¿de acuerdo?
Todos están de acuerdo. En el medio de la habitación se encuentra una cama redonda gigante. Dos de las cuatro paredes tienen grandes cristales que descienden a ocho pulgadas del suelo, detrás de los cuales se amontonan los cinco hombres y la mujer. Los vemos completos. Me doy cuenta de que vamos a hacer el show y eso me emociona aún más, me hundo cada vez más. Helen toma la mano de Sophia y lo hace acostarse boca arriba, ella se coloca de pies a cabeza y comienzan un buen sesenta y nueve.
Carole toma mi mano, toma a Jeanne por los hombros y la empuja para que se acueste de lado. Ella se acuesta a su vez y pone su boca sobre su sexo posicionándose y abriendo las piernas. Entiendo lo que quiere, me pongo encima de ellos y presento mi polla a la boca de Jeanne mientras voy a por la de Carole. Cada uno cuida el sexo del que le presenta el suyo. Miro hacia las ventanas, todos los hombres se han sacado la polla y se están masturbando al igual que la mujer, la falda remangada, las bragas hasta medio muslo dejando ver el sexo con el pelo muy corto cortado en forma de corazón que se está puliendo solo el albaricoque Solo hay gemidos, risas, el ambiente es festivo, todos buscamos el placer del otro. no se quien llego primero pero la sala se transformó en un gigantesco concierto de gritos de placer. Todos terminan calmándose, todos nos reunimos en medio de la cama para besarnos por turnos. Las posiciones cambian, los compañeros también, pero después de una hora, empiezo a cansarme, Carole es como yo y salimos de la habitación, ahora hay unas diez personas mirando, incluidas tres mujeres. Uno de ellos viene a Carole, ella es muy hermosa y usa una falda bastante ajustada a la mitad del muslo con medias y un corpiño debajo de un suéter delgado. Carole es como yo y salimos de la habitación, ahora hay unas diez personas mirando, incluidas tres mujeres. Uno de ellos viene a Carole, ella es muy hermosa y usa una falda bastante ajustada a la mitad del muslo con medias y un corpiño debajo de un suéter delgado. Carole es como yo y salimos de la habitación, ahora hay unas diez personas mirando, incluidas tres mujeres. Uno de ellos viene a Carole, ella es muy hermosa y usa una falda bastante ajustada a la mitad del muslo con medias y un corpiño debajo de un suéter delgado.
– Tú y tu novia, sois soberbios, ¿estáis juntos?
- Esa es una pregunta muy impertinente.
– No me has visto, pero te sigo desde el andén del RER A. Me fascina lo que haces, y me gustaría acompañarte un rato y hacer como tú, ¿es posible?
Carole me mira, yo asiento, lo que hace feliz a la chica.
-Qué edad tienes ?
-Diecinueve años.
- ¿Y cuál es su nombre?
–Sandrine y yo sabemos que tú eres Carole y tú eres Julie.
–Vale, pero ¿has visto nuestro outfit, tienes el mismo?
–Por el momento no, pero si tengo que comprarme una, estoy lista para hacerlo, de todos modos, me puedo quitar las medias enseguida, no tengo calzones.
- No, primero te quitas todo, te quiero ver completo.
-No hay problemas.
Desliza su falda hasta el suelo y me la entrega, se quita el suéter y el corpiño y me los entrega. No lleva sostén, y puedes ver su suave pubis a través de las bragas de sus pantimedias. Ella los corre por sus piernas y se los quita. Nos mira y da una vuelta completa sobre sí misma. Ella es realmente muy hermosa, mi altura, mi peso, hermosos ojos azules, cabello rubio cayendo en cascada sobre sus hombros, hermosos senos altos y firmes, copas B, cintura delgada, vientre plano, hermosos glúteos, pubis suave y redondeado. Me gusta mucho, y creo que le pasa lo mismo a Carole que lo detalla con deleite.
– Vale, vístete y síguenos.
Se viste, pero no se pone las medias, las tira a la basura y nos sigue. Va a llevar un abrigo bastante largo que se abotona bastante bajo. Cuando está a punto de ponérselo, la detengo.
– ¿Tienes frío?
-Para nada.
– Quítate la falda.
Me mira directamente a los ojos, me sonríe, se quita la falda y la mete en su bolso. Se pone el abrigo y sólo se lo abotona hasta el pubis, teniendo que soltar a cada paso sus piernas desnudas. Noté que su ropa no es de muy buena calidad, no debe tener grandes medios, decido ofrecerle su falda, su blusa y su chaqueta. Nos vestimos y salimos del sex shop.
Tomamos la línea 1 en Châtelet para George V. Buscamos en las tiendas. Encontramos uno en una calle que da a los Campos, hay de todo lo que queremos, faldas, corpiños, chaquetas. Con Carole, elegimos una falda plisada blanca, un corpiño color crema y una chaqueta de cuero forrada con piel artificial. Sandrine se pone verde como elegimos para ella. Es hora de probar. La llevo a una cabaña y le entrego la falda y el corpiño. Dejo el telón abierto. La siento tensa. Se desnuda por completo, es realmente hermosa. Pero al ponerse la falda, se derrumba y rompe a llorar.
-Lo que está sucediendo ?
–No puedo, no puedo permitirme esta ropa, soy estudiante.
"¿Pero quién te habla de pagarles?"
Ella levanta la cabeza y me mira estupefacta. La tomo en mis brazos, pongo su cabeza en mi hombro y le susurro.
-De verdad crees que no te voy a dejar pagar todo eso, vi que no podías. te los ofrezco.
-Pero por qué ?
-Simplemente porque eres preciosa y me gusta ofrecértelas.
Carole se acerca con una falda recta y un corpiño.
Y te daré tu falda recta y otro corpiño.
En lugar de calmarla, llora aún más fuerte, pero esta vez de alegría. Se calma, nos mira.
– ¿Cómo agradecerte?
– Eso mi amor, es muy sencillo, eso lo veremos luego. Empieza probándote esta ropa.
Se pone la falda y el corpiño. La saco para que se vea en un gran espejo. Mira a su izquierda, a su derecha, atrás, moviéndose hacia arriba en la parte inferior de su falda.
–Sí, se levanta fácilmente, será un espectáculo.
–¿Y si te vuelves rápido sobre ti mismo?
Da dos vueltas completas sobre sí misma dejando al descubierto sus nalgas y su pubis. Perfecto.
–Al otro juego ahora.
Vuelve al vestidor y se quita dejando la cortina a medio cerrar, entro al cuarto para acariciarle las nalgas luego me apoyo contra la pared con las piernas separadas. Ella entiende y se arrodilla frente a mí, mete la cabeza debajo de mi falda y me come el coño deliciosamente. Acaricio su cabello, concentrándome en su lengua revoloteando sobre mi clítoris. El placer va subiendo poco a poco hasta la explosión en un sublime orgasmo. Cuando vuelvo en mí, ya se ha puesto la falda y el corpiño. Está moldeada en una falda que apenas le cubre las nalgas, llegando apenas dos centímetros más abajo. El corpiño es muy ligero y deja ver sus pechos. Carole se acerca a ella.
-Estás sublime con este atuendo, ¿te gusta?
-Yo adoro.
–Vale, empacamos y vuelves a poner el primero, este es más para días de viento.
Vuelve a la cabaña y se desnuda, la cortina aún está medio cerrada. Sale del camarote, desnuda, para tomar la mano de Carole y conducirla al interior del camarote, la presiona contra la ventana, se arrodilla frente a ella, le abre las piernas, le levanta la falda y se sumerge en su sexo. Carole cierra los ojos con la cabeza contra el cristal, saborea este intenso momento. Veo en su comportamiento que el placer sube lentamente en él, Sandrine tiene una técnica sagrada para hacerte subir las cortinas. De repente, Carole abre los ojos y la boca como si se le acabara el aire, sus manos aplanan la cabeza de Sandrine contra su sexo, se pone rígida y disfruta en silencio. En cuanto a mí, Sandrine no espera a que Carole recobre el sentido antes de vestirse. Ella pone sus cosas viejas en una bolsa.
Cuando Carole haya recuperado por completo sus sentidos, pagaremos y nos uniremos a los Campeones. Los paseamos en silencio de arriba abajo y de un lado a otro. Tres chicas cogidas del brazo, en microfaldas con las piernas desnudas sobre los Campos por cero grados, no pasa desapercibida. A menudo hay una buena docena de chicos y chicas caminando a nuestra velocidad, por una vez, los parisinos no tienen prisa. Después de una buena hora, decidimos ir a buscar las cosas de Carole a la tienda e irnos a casa. Después de unos minutos en el metro divirtiéndonos como locos, llegamos frente a mi porche. Una vez en el vestíbulo, les pido que se quiten la falda antes de subir al ascensor, cumplen y aquí estamos los tres, con el culo desnudo, subiendo al quinto piso en un ascensor anticuado. Nadie aparece en un piso, muy mal. Entramos a mi casa, nos desnudamos y nos sentamos en la sala. Guillaume está allí, sentado en su silla. Él nos da una pequeña señal. le respondo Sandrine está sentada en una silla frente a nosotros, con las piernas ligeramente separadas, ofreciéndonos su intimidad y mirándonos intensamente. Carole está sentada en el sofá a mi lado, la miro, ella me mira. Cada vez me atrae más esta chica sublime, y tengo la impresión de que a ella le pasa lo mismo. ofreciéndonos su intimidad y mirándonos intensamente. Carole está sentada en el sofá a mi lado, la miro, ella me mira. Cada vez me atrae más esta chica sublime, y tengo la impresión de que a ella le pasa lo mismo. ofreciéndonos su intimidad y mirándonos intensamente. Carole está sentada en el sofá a mi lado, la miro, ella me mira. Cada vez me atrae más esta chica sublime, y tengo la impresión de que a ella le pasa lo mismo.
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