Al día siguiente me despertó mi madre:
llamar para usted
-¿Hola?
-Claudine Leroy, Aziz tiene el dispositivo, te necesito esta noche en el casino central: 7 am
-Pero...
-No tardes, voy a extrañar tener que enviar el k7 de ayer a todo El Cairo...
Colgó, me derrumbé en lágrimas. Me quedé todo el día encerrado en mi habitación sin poder comer. A las 6 de la mañana llamé un taxi y me puse un traje de noche que no podía dejar indiferente a nadie...
Con un nudo en la garganta, no pude emitir ningún sonido hasta que salí del taxi, entré al casino y reconocí a Aziz. Caminé hacia él...
El sonrie:
— mademoiselle leroy, sois soberbias, no sé si os prefiero desnuda o vestida...
- ¿qué queréis?
-… tú… esta noche abro mi casino. Necesito algo elegante... esta noche estos hombres y mujeres no discutirán por dinero sino por una hermosa chica blanca que está sujeta a todos sus caprichos.
— ¿Me devolverás el k7?
- claro....
- bien entonces.
Brindamos, necesitaba alcohol, luego lo seguí en una plataforma. Todo el jet set de El Cairo me miraba fijamente. Aziz me pasó el micrófono.
Torpemente recité mi texto.
- Señoras y señores, esta noche excepcionalmente, este casino se complace en ofrecerme para su placer. Esta noche uno o uno de ustedes me poseerá... lo dejo a su clemencia...
Una ronda de aplausos me interrumpió y desaparecí mezclándome con la multitud donde la gente me deseaba buena suerte. La idea de poseer a una joven blanca había subido las apuestas.
Después de unas horas, Aziz vino a buscarme:
— el banco se calienta en la ruleta prepárate...
Lo seguí, un hombre flanqueado por 2 hermosas chicas estaba devorando millones en la mesa. El crupier tiró la rueda de la ruleta, contuve la respiración: el día 18... la multitud gritaba: ¡¡GANA!!
Me acerque tambaleándome y le entregué mi pasaporte arrodillado: soy tu haz conmigo lo que quieras