Sophie trató de enderezarse, pero fue una pérdida de tiempo. Javotte y Anastasie ya estaban encima de ella, sosteniéndola firmemente sobre su estómago.
La mano de Javotte acarició el agujero aún intacto de su media hermana.
" Cálmate. Si te tensas, te dolerá aún más.
- Eso es lo mejor, Anastasia se rió entre dientes. »
Con las mejillas inundadas de lágrimas, Sophie sintió que sus últimas fuerzas la abandonaban. El orgasmo que acababa de sentir combinado con el puño de hierro de sus dos hermanas la dejó con pocas esperanzas...
"Ahí, ahí lo tienes", sonrió su suegra mientras se acercaba. Anastasia, por favor levanta su trasero. »
La mano de la niña se deslizó entre el colchón y la suave piel de Sophie para hacerle cosquillas en el clítoris.
Sophie saltó y levantó las nalgas. Este lugar aún era demasiado sensible para ser tocado... A diferencia del que Javotte seguía acariciando con una mano curiosa e insaciable.
La suegra de Sophie vino a ocupar el lugar de Javotte.
“Todavía no he tenido suficiente de ti, pero tampoco quiero destrozarte. Tu potencial es demasiado grande para eso… Así que disfruta la oportunidad que tienes. »
Sophie abrió los ojos y empezó a respirar con más normalidad.
" No vas….
- Oh si… si voy a explorar su agujero prohibido… pero me lo voy a tomar con calma. Por lo menos al principio..."
Ante estas palabras, la madrastra agarró su pecho y dejó correr la punta sobre la raja de Sophie antes de hacerle cosquillas en el orificio más íntimamente.
La joven se estremeció, pero se negó a abrir la boca. ¡Ella no les iba a dar lo que esperaban!
Cerró los ojos cuando sintió que una lengua se apoderaba de ese seno. Luego uno otro para acompañarlo... y otro más...
Ella se congeló.
La estaban lamiendo en este lugar prohibido... ¡¿juntos?!
Sophie agarró la sábana y la mordió con desesperación. La caballa y las hijas de las señoras sabían cómo hacerlo. Demasiado bien. ¿Qué iba a pensar ella que tenía una oportunidad contra su experiencia?
Pero aguantaría el mayor tiempo posible. ¡Seguía siendo la hija de su padre! Ella no se rindió tan fácilmente.
" Oh !! »
Uno de ellos acababa de insertar un dedo... largo, delgado... Sophie se arriesgó a mirar hacia atrás. Javotte… mientras Anastasie… lamía los pechos de su madre para quitarle el placer que los había inundado poco antes.
Sophie se sonrojó y apartó la mirada. El placer que comenzaba a experimentar borraba sus principios. Su mente se deslizó en una neblina de lujuria... la vergüenza se desvaneció. Tan rápido que la joven movió los párpados para aferrarse a ellos. Era hija de una duquesa, no podía dejarse llevar tan rápido por las manos de las prostitutas...
“Váyanse, mis bellezas”, susurró la madrastra a sus dos hijas.
- Pero madre! protestó Anastasie, que empezaba a mojarse de nuevo.
- ¡Dije que te vayas! »
Aunque susurradas, estas palabras no sufrieron réplicas.
Sophie sintió que el colchón se levantaba de nuevo.
"Ve a lavarte y prepara todo para la fiesta de esta noche", ordenó, sin dejar de acariciar el agujerito de esa hijastra.
- La fiesta ? con júbilo sus dos hijas.
- Sí, esta noche pondremos a prueba a esta pequeña. Envíen nuestras cartas especiales mis amores… ¡vamos, rápido! »
Javotte y Anastasie salieron corriendo de la habitación.
“Aquí estamos solos mi pequeña querida. Tu cuerpo me llama desde hace tantos años. Finalmente eres lo suficientemente mayor... Vas a ser mía.
- No… susurró Sophie débilmente, intentando por última vez luchar.
- Oh sí ! susurró su madrastra, empujando dos dedos dentro de ella tan profundamente que la joven solo pudo jadear.
- Lástima…
- ¡La lástima es para los débiles! su suegra le escupió al oído. Ahora veamos si tomas más de tu débil perra de madre o de su fuerte semental de padre. »
Sophie sintió con alivio que los dedos de su nueva madre se retiraban de su orificio.
Pero su cuerpo no se relajó, aprehendiendo la temida secuela.
"Tu trasero valdrá una fortuna… saboreó la horrible mujer, palmeando su trasero." Pero primero tienes que abrirlo.
- No ! ¡¡Sin piedad!!
- Más vale que sea yo que uno de estos cerdos viejos, créeme, eructó su madrastra, tomando sus caderas. »
Sophie abrió la boca para suplicar de nuevo, pero fue un grito desgarrador el que escapó de sus labios.
Un objeto liso, masivo y largo acababa de atravesarla. Un dolor abrasador irradió a través de sus extremidades.
" Estás mal ? »
La pregunta rezumaba placer. Incapaz de responder, Sophie asintió débilmente.
"Perfecto... estoy en el fondo." Ahora... grita... grita por mí...
Un grito ronco, casi animal, salió de la garganta de Sophie cuando su madrastra comenzó a encularla sin rodeos. ¡¿Cómo podría seguir viva si sentía que su cuerpo se desgarraba con cada movimiento?! ¿Cómo hizo su madre? ¡¿Cómo podría su padre poner su polla dentro de ella y hacerla disfrutar?!
Con el cuerpo sacudido tanto por los golpes de su suegra como por sus estertores, Sophie pronto ya no pudo ofrecer resistencia. Su mirada se nubló, sintió que se marchaba. Pensó una última vez en su padre, en su madre... y luego se hundió en la nada.