la pandilla de los tres
Sale de la habitación, Aisha se lanza sobre mi sexo aún abierto y chorreando jugo de amor.
– Que pie, nos lo preparó, vamos Julie, cuidemos a esta magnífica mujer.
Todo va, roza gatito, acaricia, lame, besa hasta que tienen que dejarme para ir a lavar a otros pacientes. En general, Victoire llega media hora después de su partida, no tengo que esperar mucho. Un día, al comienzo de la tercera semana en el hospital, Victoire llega justo antes de que se vayan, están en el baño para guardar el equipo. Parece un poco perturbada, me mira extrañada, sobre todo porque la sábana aún no ha vuelto a mi cuerpo. Me mira de pies a cabeza, su mirada es codiciosa, nunca la había visto así. Julie y Aïcha vuelven y me cubren.
– La cansamos con su hermana señorita, aprovéchela.
Salen de la habitación, pero Victoire se queda inmóvil mirándome, parece completamente en otra parte.
- ¿Qué te pasa, querida?
–Es la primera vez que te veo desnuda, eres tan hermosa.
No me digas que soy la primera mujer que ves desnuda.
–Apolline, no sé si eres consciente, pero soy bi, mujeres desnudas, he visto muchas, las he acariciado, las he amado, pero cuerpos como el tuyo, nunca.
-Qué significa ?
-Significa que me gusta tu cuerpo y que me gustaría deslizar mis manos sobre esta magnífica piel ambarina.
La miro a los ojos, parece tan molesta que quiero abrazarla, pero no puedo.
– ¿Te gusta tanto?
–Sí, nunca he visto tanta perfección, me gustaría volver a verla.
– Pues quítate la sábana, puedes satisfacer tu deseo.
Me mira con los ojos muy abiertos, no cree lo que acabo de decir.
-En realidad ?
–Claro, diviértete mi amor, a mí también me hace feliz.
– ¿Te gusta que te miren?
–Lo descubrí hace muy poco tiempo, pero sí, me gusta que la gente me mire, sobre todo cuando estoy desnuda.
"¿Y una mujer mirándote?"
– Sobre todo las mujeres, ningún hombre me ha visto desnuda.
-¿Eres lesbiana?
– No, pero aquí descubrí el amor sáfico.
– ¿Con los cuidadores que acaban de irse?
– Sí y Capucine, mi enfermera.
-Caramba !!
“Ya he venido dos veces esta mañana, una con Capucine como todas las mañanas y otra con Julie, una de las cuidadoras.
-Y el otro ?
-Será para mañana, no tenemos tiempo suficiente para que todos me hagan venir. Son cada dos días.
– ¡¡Qué organización!!
– ¿Quieres ser parte de eso?
-Es decir ?
–Eres bi así que también te gustan las mujeres, a mí me gusta sentir las manos de una mujer en mi cuerpo, tú sacas las conclusiones.
-Comprendido !!
Ella balancea la sábana y me mira. Sus ojos van del pecho a los pies deteniéndose en mi mons pubis.
– Definitivamente, es el cuerpo de mujer más hermoso que he visto en mi vida, eres hermosa Apolline pero cuidaré tu cuerpo una vez que llegue a casa, no quiero hacer nada aquí.
-Excepto por una cosa.
-Cuál ?
-Tú conoces mi cuerpo, pero yo no conozco el tuyo, es hora de que me enseñes lo que se esconde detrás de este vestido corto y demasiado holgado como para adivinar tus formas.
- ¿Lo quieres?
– Sí mi amor, me gustaría verte al mismo tiempo que me ves, ¿puedo?
-DE ACUERDO.
Ella se aparta un poco y comienza a desabotonarse el vestido. Hay multitud de botones y ella se los quita lentamente como para prolongar el placer. Cuando su vestido está completamente desabrochado, se da la vuelta para deslizarlo sobre sus hombros. La veo descender lentamente a lo largo de su cuerpo revelando suavemente su espalda, su espalda baja, sus magníficas nalgas, sus largas piernas. Cuando el vestido está en el suelo, gira lentamente. Tengo frente a mí un magnífico par de pechos altos y bien redondeados, apenas más pequeños que los míos, un vientre plano, un pubis terso, unos labios finos de los que emerge un clítoris ligeramente hinchado. Me mira, tengo la impresión de que está un poco avergonzada.
– ¿No te ves cómodo?
– Efectivamente, estar desnudo frente a ti me conmueve más que cuando estoy desnudo frente a mis amigas.
Es porque soy tu hermana.
“Tal vez, pero creo que hay algo más de lo que no quiero hablar ahora, cuando lleguemos a casa.
– Hablando de la casa, ¿tienes las fotos de la última?
"¿El que nos dijo tu enfermera?"
-Sí.
–Sí, creo que hemos encontrado lo que buscamos.
Me muestra las fotos que tomó, la casa se ajusta perfectamente a nuestras necesidades, le digo que haga una oferta.
Victoire se quedó conmigo todas las mañanas, asimilamos nuestras diferencias y ahora podemos planear vivir juntos, al menos por un tiempo. No quiero bloquearla en su vida futura, sobre todo desde el punto de vista sentimental, debe ser libre de hacer lo que quiera cuando quiera. Por eso vamos a mudarnos a la casa que encontramos. La venta del apartamento la paga en su totalidad. Es una antigua casa del siglo XIX completamente renovada por sus antiguos propietarios en las afueras de un pueblo a treinta kilómetros de Toulouse. Planta baja, con cuatro dormitorios, dos con baño y dos con aseo, tres aseos, un gigantesco salón y una enorme cocina. Todo sobre una parcela de dos mil metros cuadrados rodeada completamente por un muro de dos metros de altura. Una auténtica fortaleza donde estaremos a salvo de miradas indiscretas. También hay una piscina pero es vieja y fea, tendré que remodelar una que pueda usar.
Después de veintitrés días en el hospital, salí en una silla de ruedas prestada por el hospital, pero será imposible volver a casa, cinco pisos, incluso con ascensor, es un poco demasiado. No tendremos la casa hasta fin de mes, y tenemos que desalojar el apartamento en la misma fecha. Por eso alquilamos tres habitaciones contiguas en un hotel de Toulouse, Victoire se encarga de la mudanza.
Capucine está con nosotros, tengo derecho a que alguien me ayude, se ofreció voluntariamente, lo cual acepté con cierta dificultad. Necesitó todo su desinterés y su amor para que me rindiera. Porque ahora sé que es el amor lo que nos une, pero no quisiera desperdiciar su vida por puro egoísmo. No quería bloquearla en su carrera, sobre todo porque está sobrecalificada para esta tarea, pero no había nada que hacer, ella renunció al hospital, tuve que ceder. Debo decir que no sé qué hubiera pasado si ella no hubiera querido seguirme, creo que hubiera caído en una depresión grave, la amo. La primera noche en el hotel, Victoire y Capucine me cuidan como verdaderas madres, me da vergüenza. Ya no tengo collarín y puedo girar un poco la cabeza, comemos en el restaurante del hotel, es más práctico. Todos me cuidan. Después de la cena, me llevan de vuelta a mi habitación, me ayudan a subirme a la cama, me desnudan, estoy desnuda tirada en la cama, Capucine aprovecha para acariciarme. Veo que Victoire la mira con una especie de envidia. Capucine lo nota.
“Te gustaría deslizar tu mano sobre ese hermoso cuerpo, ¿no?
-Por qué dices eso ?
“Solo mírate, estás babeando por tu hermana.
–Sí, tienes razón, este cuerpo me ama, no puedo evitarlo.
– Pues adelante mi amor, sabes muy bien que me encanta que me acaricien, no es por ser tu hermana que tienes que abstenerte.
Ella me mira, su mirada está llena de amor, se inclina sobre mí para posar sus labios sobre mis pechos. Una de sus manos se desliza sobre mi estómago. Capucine la hace sentarse y comienza a desnudarla, ella se deja llevar. Una vez que Victoire está desnuda, se vuelve hacia mí y le habla.
–Dime, crees que me voy a quedar a ver cómo lo haces, ¡¡desnúdame!!
Victoire se vuelve hacia ella y comienza a desabrocharse los botones de su vestido. Como de costumbre, ella está desnuda debajo y aparece en toda su belleza. Hace que Victoire se acueste a mi derecha y se acuesta a mi izquierda.
“Nosotros tres, mi pequeño amor.
Se me echan encima, todo vale, pechos, barriga, sexo, boca, nalgas. Me hacen venirme tres veces, pero ya me estoy empezando a cansar mucho, me dejan a las 23:00 para ir a dormir a sus habitaciones.
La segunda noche, vuelven a empezar y me hacen correrme otra vez, pero esta vez, Victoire extiende su mano y la coloca en las nalgas de Nasturtium. Éste no se mueve, dejando que Victoire tome la iniciativa. interfiero.
-Está bien chicas, veo que se mueren por divertirse juntas, así que pónganse de su lado derecho y hagan lo que tengan que hacer.
Me miran, Victoire se acerca a Nasturtium, poniéndose encima de ella de pies a cabeza. Nasturtium agarra sus nalgas y las presiona contra su boca. Desde donde estoy, puedo ver los muslos de mi hermana abiertos de par en par, revelándome su sexo rosado con labios finos que gotean jugo de amor. La capuchina la hace bajar un poco más para agarrar sus labios y hacerle cosquillas en el clítoris. Ambos se retuercen hasta que sus cuerpos exultan en un orgasmo devastador. Tardan un poco en volverse, pero estoy cansada, necesito dormir.
-Vayan a una de sus habitaciones chicas, necesito descansar.
Se levantan, vienen a besarme apasionadamente y entran entrelazados a la habitación de Victoire. Nos amábamos todas las noches hasta el arreglo en la casa.