Cuando la multitud de turistas invade la isla de Santorini, la calma del Jardín del Edén es aún más agradable.
Nikos, nuestro jardinero, cocinero, manitas asegura nuestra comodidad. Con Yanis y los niños aprovechamos la calma del jardín. baños en la piscina; mañanas perezosas, comidas y siestas marcan nuestros días.
Al final de la mañana nos encontramos en la terraza nuestros dos jóvenes amantes, Mélina muy alegre y John bastante cansado, con las manos a la espalda:
- Hola mis amores, ¿dormiste bien? ¿No quieres algo de comer?.
— Gracias, responde Mel, acabamos de tomar café en la cocina.
Luego veo la polla de John en una jaula y me burlo de él.
- Dime mi amor, si te entendí bien, ¡hoy es descanso obligado!
Mi broma fracasa y después del beso de la mañana continúa sin decir palabra a la piscina. Desde atrás, veo cuatro ampollas de color rojo brillante en sus nalgas. Ya no hay duda, los dos acaban de tener una relación SM. Llamo a Yanis quien, sin reaccionar, responde que ha escuchado ruidos y llantos.
Aunque lo sospechemos, verlo sorprende. Conmocionado, vuelvo a mi lectura y el resto de la mañana pasa como si nada o como si todo fuera normal.
Esta tarde Yanis está descansando en el dormitorio y yo estoy en el jardín a la sombra de las palmeras con los dos jóvenes tumbados en sus tumbonas. Sentada en el suelo, acaricio la espalda de mi futuro yerno, mi dedo sigue el rastro de los cuatro latigazos:
- ¿Estás bien cariño? ¿No es demasiado doloroso?
- Hace calor pero la quemadura ya es difusa, esta mañana en el lugar me quemó mucho. Mel me cuida, tiene una crema cicatrizante y calmante milagrosa.
No agrego nada, el 'Quien bien ama, bien castiga' cobra aquí todo su sentido y sigo pensando que el 'Mel me cuida' tiene una doble connotación. En resumen, lo principal es que los dos se aman. Mélina me mira sonriendo:
- Sabes Nadine, no dice pero el bálsamo que prefiere es la saliva.
"Así," dije, lamiendo las marcas.
Viene a arrodillarse frente a mí, con picardía saca la lengua y lame la otra nalga. Nuestro jueguito se repite tres, cuatro veces bajo los gemidos de placer de John. Nos miramos, nos echamos a reír, luego nos levantamos y corremos a la piscina.
¡Soplo!. Al tocar el fondo de la piscina, subimos y lanzamos agua a la mitad del pecho, riendo como niños. Nos tomamos del cuello, le hago la pregunta que me quema los labios:
- Hace mucho tiempo...
"¿Que lo azote?" ¡No, es la primera vez! Pero sabes que siempre hemos tenido una... relación especial. Nos conocimos invirtiendo nuestros roles, nos gustan los juegos fuera de lo común, lo sabes todo.
Nos mantenemos cerca uno del otro, cara a cara, nos entendemos sin hablar. Me abraza contra ella, sus senos pequeños y firmes se imprimen en mi pecho flexible y opulento, sus piernas abrazan las mías, su pubis inicia un movimiento de coito.
Ya no se ríe, sus ojos negros me miran fijamente. Compartimos el mismo deseo. La tomo por las caderas, la levanto, ella se apoya en mis hombros y se sienta junto a la piscina. Apoyada en los codos, con los muslos bien abiertos, la menor de diez años se me somete.
Un brazo en cada uno de sus muslos, me derrito en la entrepierna. Mi boca está soldada a su vulva. Mi lengua se desliza entre mis labios y saborea un néctar cada vez más abundante, lamo el tallo, lo chupo como un pene, pellizco la punta destapada entre mis dientes. Melina maúlla.
Pero mi estómago llama y no puedo resistirme, tres dedos se hunden en mi vagina, excitan el punto G. Me masturbo al mismo tiempo que bebo de la fuente de mi nuera.
El maullido se convierte en sonajero, Mélina me tira del pelo y me ordena “¡Ven! »
Hora de salir del agua, la encuentro recostada sobre su toalla, con los pies juntos y las rodillas separadas. Como un felino me corro a cuatro patas sobre su cabeza. Mis ojos dicen ''Quiero'' y él me ordena ''¡Llévame!''. Avanzo hasta la parte superior de su boca, mi nariz en su barbilla, nuestros labios se encuentran, ella chupa mi labio inferior, lo chupa, yo respondo mordiendo el suyo. Doy un paso más cerca de sus pechos, están orgullosos de su juventud, beso los pezones orgullosos de su madurez. Sigo mi progresión hasta el ombligo y me sumerjo en el pubis, abro la fruta, descubro la raja roja carmín y saboreo el elixir que la bordea antes de hacer cosquillas en el clítoris. Su suspiro de satisfacción, su habitual "Sí, sí" me confirma que voy por el buen camino.
Lo recojo, lo acaricio, lo sacudo, sintonizándome con su respiración acelerada y retumbante. Su cascabeleo se convierte en gruñido... ella disfruta, sus uñas se clavan en mis nalgas, su pelvis es presa de convulsiones. Ahí es cuando ella me empuja a un lado para revertir la situación. El terreno inclinado nos lleva en dos rollos sucesivos y termina en la hierba, ella tendida encima de mí. Nos echamos a reír y en acción me pasa las piernas por debajo de las axilas. Mis rodillas a los hombros, mis muslos aplastan mis pechos. Me inmoviliza con su estómago en mi frente y sus piernas en mis brazos.
En completa libertad va desde el pubis hasta la línea de las nalgas y me hace sentir mi debilidad, mi sumisión. Me entrego a ella. A su vez ella se interesa por mi clítoris y mi bote de lavado, un punto íntimo tan poco gustado pero que sensible. La traviesa me excita y me despierta un deseo muy natural:
- ¡Detente mi amor que me vas a hacer mear!
''Sabiamente'' sale del lugar para volver a mi pozo de amor y soltar los primeros pliegues de la vagina. Su lengua acaricia las paredes secretas antes de que sus dedos penetren en la cueva y me prendan fuego en el estómago, gruño con voz apagada, mi vagina es presa de espasmos antes de contraerse repentinamente. Disfruto, lloro, mi pelvis se eleva dando fuertes sacudidas.
"Sabiamente" me deja respirar.
- Oh ! ¡Mi amor, eso fue fuerte!
Pero "cariño" no está satisfecho con este orgasmo. Su boca está en mi culo, besa el clavel hinchado como un botón antes de lamerlo y chuparlo. La punta de su lengua dibuja un círculo concéntrico, y apunta al centro, me emociona. Mi vientre se contrae, crece y transforma el botón en una rosa roja, su boca chupa, allí se desarrolla la flor, regada por la saliva. Dos dedos extienden los pétalos, penetran en el corazón, van y vienen, un tercero y luego un cuarto los acompañan hasta la unión del pulgar. Perforando, subiendo y bajando, reventaron la flor roja.
La zorra coloca su pulgar al lado, en la vagina y disfruta haciéndome sentir la delgadez de la pared entre los dos orificios. Ella juega con mi culo como con mi coño. Ella va a hacer que me corra otra vez... Sus labios vuelven al clítoris y su lengua al meato, nunca lo deja, lo lame, luego lo hace cosquillas y luego comienza de nuevo. El idioma me emociona, no puedo más:
-¡Mel para! (pero no oye nada), Mel, por favor, ¡detente! (Nada ayuda, así que grito) ¡ALTO! Voy a hacer pis !!!
La perra continúa sacudiéndome el culo y haciéndome cosquillas en mi botella de lavado. Se me escapan cuatro, cinco gotas de orina. Espero que le dé asco pero que ni la zorra ni me lame antes de seguir haciendo vibrar su lengua. No puedo soportarlo más, solté las compuertas. Un poderoso géiser sube, ella lo recibe en la cara luego la orina corre por mi pecho, gotea por los costados, riega el césped. La micción dura mucho tiempo poderosa finalmente se debilita y entonces siento sus labios sobre mi sexo. Orino a borbotones cada vez con menos fuerza, ella bebe mi orina. Lámeme por todas partes antes de levantarte.
Deja mis piernas descansar sobre el pasto, sentándose en mi pecho, solo puedo ver sus nalgas. Ella se inquieta, se pajea... un líquido caliente me chorrea, abundante, el chorro llega a mi vientre, disminuye, sube sobre mis senos que va rociando uno tras otro, unas gotas más luego más Nada. Me baño en orina.
Me siento manchada, sucia, degradada, drenada, extinguida, tan sorprendida por lo que acaba de suceder. Mélina cae de costado, me sonríe, me ve alterada, se acuesta a mi lado, me toma en sus brazos. No decimos nada, sus dedos hacen arabescos en mi mano. Silenciosa, sin quitarme los ojos de encima un minuto o dos después, me pregunta:
- Es la primera vez ?
- Sí
- no te gusto
-…
- ¡Sabes, hay dos formas de juzgar lo que hicimos, lo obvio es asqueroso, asqueroso o lo misterioso es un intercambio tan íntimo!
- Debo decir que es chocante pero también extraño... El asco inmediato evoluciona y luego sigue evolucionando hasta volverse soportable, aceptable
- Que venga.... pronto deseable!
- ¡¡¡Mel estás exagerando!!!
- Apenas. Lo que puede ser cierto entre nosotros dos puede no serlo con Yanis o un amante. Veo tanta diferencia entre nuestro intercambio y que nos meen, como entre hacer el amor y que nos violen... Ven a darte un baño.
Ella toma mi mano, nuestros dedos se entrelazan, nos miramos con ternura, aprieto mis dedos en los suyos, la beso con la punta de mis labios y le susurro:
- Nunca había disfrutado así... Estuvo muy bien, ¡gracias por este descubrimiento!