Mi última vista de ella: sus muslos. Corre a hacer deporte, sin sospechar que la miro con envidia. Cada tarde, ella corre. La observo acercarse a mi ventana. Podía ver sus pechos retorciéndose al ritmo de sus pasos. Decididamente, ¡ella está bien hecha! La quiero, aunque ella no lo sospeche, a menos que le haga ofertas deshonestas, a riesgo de recibir una bofetada y que vaya a todos lados vendiendo cosas sobre mí...
D’accord, je suis mariée, j’aime me faire mettre par mon époux. Avant lui, je n’étais pas mal avec ma copine. Je suis ce qu’on nomme une bisexuelle. Pourtant, depuis mon mariage, je n’ai plus touché une fille. Ça me manque, le goût de la cyprine et le toucher d’un con sur ma langue. J’en ai parlé à Paul, mon mari. Il me comprend, mais ne fait rien pour moi. C’est à moi de me débrouiller seule. J’ai eu un flirt assez poussé avec une voisine. Je pensais me la payer quand elle a refusé de se donner à moi.
Desde entonces, me atormenta el deseo por otra chica. Tengo que conformarme conmigo mismo. No tengo nada en contra de la masturbación. Incluso Paul me pide a menudo que me masturbe delante de él. Me encanta verlo con la polla en la mano derecha masturbándose. Me encanta ver su esperma brotar en grandes burbujas en la punta de su glande. Sabe que estoy pensando en ella, "la que hace deporte". Me gustaría hacer otro tipo de deporte con ella…
Decido equiparme para seguirla. Mis comienzos fueron laboriosos, muy laboriosos. Salgo de mi casa un poco antes que ella: me adelanta fácilmente. Veo sus nalgas frente a mí durante mucho tiempo. Me saluda cuando pasa junto a mí. Es un buen comienzo.
La encuentro en la tienda de comestibles del pueblo. Empezamos a charlar sobre el coste de la vida, recetas de cocina y luego sobre nuestros maridos. Para ella, de su amante. Cuando confieso que no me gustan las chicas, ella no se sorprende. Ella había pensado eso desde el principio. Ella no hace un drama de eso. Es relativamente común en estos días. A pesar de este hándicap, me invita a tomar un café después de comer. Mi Paul nunca está presente a esta hora del día, como los de su tipo.
Llego a tiempo: me abre la puerta y me da un beso, como saben hacer dos amigas.
“Estamos familiarizados unos con otros”, dijo.
- Claro.
– Mi nombre es Bernardita. Y tu ?
- Alina.
- Bien. Nos sentaremos en la sala a tomar un café.
Me instala en un sillón, se sienta enfrente. Y aquí estamos en largas discusiones sobre nada. Esta nada lo lleva a descubrir parte de sus largas piernas. Lo que veo me parece mucho más sexy que lo que vi corriendo tras ella.
Su mirada sigue la mía. No hace nada por bajarse un poco la falda. Al remover, logra mostrarme aún más. Finalmente, se levanta para tomar un café. Los vasos se llenan como a mí me gustan. Apenas me remojo los labios: pruebo el aroma antes de probarlo. ¡Un verdadero placer!
Bebemos nuestra bebida sin decir nada. Olvidé sus piernas, que no están ocultas. No me atrevo a ir a acariciarle lo que veo. Hago uno que no nota nada, mostrándome también gran parte de mis muslos. Incluso hago más abriendo las piernas. Esta vez ella mira. Como yo.
- Tienes unas lindas piernas.
- Tú también.
- Puedo mostrarte más.
- Yo quiero...
Se sube aún más la falda, casi al borde de la indecencia. Ella se levanta para acercarse a mí. Ella se mete entre mis piernas abiertas. Tenía que esperar lo siguiente... Me tienta, y lo consigue. Paso mis dos manos detrás de ella para tomar sus piernas. La dibujo aún más para que su coño esté justo en mi boca. Acaricio lentamente su piel. A mi pesar, mordisqueo su coño a través de su ropa. Ella no se asusta.
- Tengo curiosidad por saber cómo te va.
Ella se entrega a mí, sin decirlo. Me las arreglo para bajar sus bragas con mis manos. la llevo hasta el fondo; se deshace de él con los pies. Huelo el olor de su sexo. Me parece que huele a rosa por la mañana.
Mi cabeza se mete debajo de su falda para buscar sus tesoros. Ya no es la rosa: es el olor del sexo de una mujer excitada. Mi lengua inmediatamente busca su clítoris. Allí, encuentro el sabor del jugo de amor maduro. Paso mi lengua entre sus labios, buscando pequeños antes de subir un poco más para encontrar su pequeño botón que crece entre mis labios. Con las piernas bien separadas, se entrega a mí. Mis manos están en sus nalgas. La sostengo por un momento así antes de pasar un solo dedo por su raya. Siento la redondez de las nalgas, y finalmente el pequeño agujero.
Je sens qu’elle mouille de plus en plus. Je continue mon cunnilingus avec succès et bonheur pour moi. Son jus coule dans ma bouche. Je m’en régale, depuis le temps. Mon doigt cherche toujours l’entrée de son cul. Quand il est pile dessus, la pulpe du doigt en ouvre sans problème l’entrée. Elle pousse un long soupir quand le doigt la pénètre. Je le fais coulisser longuement, lentement, dans l’anus.
Elle se tient à ma tête. Elle appuie dessus. Je ne comprends pas exactement ce qu’elle veut. J’aspire son clitoris, et fais pénétrer un autre doigt. Je la sens au bout du rouleau : elle va jouir bientôt. Je m’attendais bien à ce qu’elle jouisse, mais pas à ce point. Je reçois un flot de cyprine que je n’attendais pas : c’est une femme fontaine. Il me semble qu’elle me donne des litres de liquide. Je bois tout ce qui sort de son ventre.
Enfin, elle cesse :
- Tú me hiciste venir. Te voy a masturbar.
– Por qué no, si sabes cómo hacerlo…
Me levanta, me desnuda por completo. Se pega a mí, me besa en la boca, pasa una mano entre mis piernas en busca de mis tesoros no tan escondidos. Después de sentarme, deja mis piernas abiertas sobre mi coño. Ella puede hacerme lo que quiera, estoy de acuerdo. Ella entre dos dedos de su mano derecha, los mueve adelante y atrás antes de colocar su pulgar en el botón. Ha pasado tanto tiempo desde que una chica me hizo esto que no puedo durar mucho. Disfruto dos o tres veces en su mano.
– Chupame el coño
No necesito repetirlo: ella pone sus labios en mi coño. No es posible ! Ya ha tenido que hacérselo a otro. Ella actúa inocente. Se folló a otra mujer. Dejo que ella me dé placer. Puse mis piernas sobre sus hombros. Todo mi sexo está a su disposición.
Apoyé la cabeza en la silla: me siento mucho mejor así que a disfrutar. Siento su boca tragar el trozo de carne antes de que ella ponga dos dedos en mi culo. No sé cómo aguantarme, tanto me da placer. Ella siente que disfruto varias veces.
– Disfruta de nuevo; quieres que te ponga un dildo?
- ¡Incluso dos a la vez!
Ella me decepciona por un corto tiempo, que uso para masturbarme. Me las arreglo para disfrutar sola rápidamente. Vuelve con dos dildos particulares, los dos iguales: son flexibles para poder follar y encularse al mismo tiempo.
Bernadette quiere que disfrute a su manera. Ella me folla con el extremo más ancho. Cuando me penetró bien, siento que me entra por el otro extremo en el culo. Es la primera vez que me toman los dos agujeros al mismo tiempo. No me esperaba tal oleada de sensaciones, el doble o el triple, no sé. Lo que sé es que grito mi gozo durante mucho tiempo.
Menos mal que no hay vecinos... Bernadette también se folla sola. Ella también se encula sola. Su disfrute es menos intenso que el mío.
– A menudo lo hago.
– ¿Empezamos de nuevo mañana?
– Tú también eres una verdadera perra lesbiana…
"¿Vas a decirle a tu amante?"
- Estás loco: ¡le gustaría vernos follar a los dos!
No le dije a mi esposo sobre eso.