Todas las tardes, Isabelle y Valériane se reúnen para tomar un café, pero no termina ahí. Una vez tomada la bebida, los dos se encuentran en el baño. Las hábiles manos de Valériane deslizan la cremallera del vestido de Isabelle y la hacen caer al suelo. El sujetador balconette pronto siguió al vestido. Luego se baja lentamente el pantalón, pasándoselo le da muchos besos en el vientre plano. Ahora es el turno de Isabelle, desliza la camiseta de gran tamaño sobre la cabeza de su amante. Se quita los shorts de mezclilla y libera los pesados senos de los grilletes que los aprisionan. La traviesa no usa bragas.
En la espaciosa ducha italiana, los dos se enjabonan, las manos se mueven de un lado a otro, estallan las risitas. Finalmente deciden lavarse, porque el día acaba de empezar. Una vez que se toma la ducha, las dos mujeres se encuentran en la cama grande. Isabelle es mayor que Valériane pero entre ellas, es más que amistad. Los cuerpos se rozan, los labios se encuentran, los lenguajes se mezclan. Las manos suaves de Valériane se deslizan sobre el cuerpo lechoso de Isabelle, que se estremece. El travieso, permanece pasivo por ahora. Los dedos delgados de Val rodean los senos y los masajean suavemente, las puntas anchas y gruesas de los senos pequeños, de pie con orgullo en el centro de los círculos marrones. Los ágiles dedos de Val los agarran, haciéndolos rodar suavemente.
Milagrosamente las puntas se vuelven enormes, la boca de la tripoteusa se posa sobre un pezón y lo succiona como para extraer leche. Las aspiraciones de Val son terribles, con cada succión, Isabelle gruñe de placer. Su respiración se acelera, cierra los ojos, su boca está entreabierta, salen pequeños gemidos. La pierna de Valerian está entre los muslos de Isabelle, los continuos movimientos de las piernas rozando la vulva hacen que el muslo de Val se cubra con un líquido fibroso que se escapa por la hendidura sobrecalentada. La rodilla de Val ahora presiona con más fuerza la sien y la frota rápidamente. Isabelle sopla ruidosamente, el travieso mojado a fondo. Los pezones abusados por la boca hambrienta de Val, hacen que Isabelle chille como un animal.
La bouche délaisse les tétons, et glisse sur le torse. Chaque parcelle de peau, n’est pas épargnée par la langue rugueuse, la langue fait de nombreuses fois le tour du nombril avant de le fouiller. Isabelle se cabre, en poussant un râle rauque. La main de Val glisse sur le bas ventre, et s’insère entre les branches du compas que forme les jambes. Elle caresse longuement l’intimité suintante, deux doigts s’enfoncent dans le sillon des grandes lèvres, et partent à la recherche du bouton d’amour. Ils s’accrochent à lui et le roule doucement, Isabelle se cambre en grognant comme une bête. Les doigts branlent de plus en plus rapidement la perle précieuse, Isabelle agite son bassin puis, enfonce ses doigts dans la longue chevelure de Val et la triture en geignant de plaisir.
El ritmo es insoportable, la masturbación intensa que practica Val, hace tropezar a Isabelle, que grita, expulsando su semen con fuerza. Valériane, orgullosa de su actuación digital, se sienta y mira con amor a Isabelle, que gime suavemente. Los ojos amorosos se encuentran, Isabelle extiende los brazos hacia su amante y la abraza. El beso ardiente que intercambian es largo. Valerian no ha terminado con su presa. Se para entre los muslos de Isabelle y coloca su boca sobre el albaricoque que rezuma como una fruta demasiado madura. La perra se traga todo el dulce jugo que se le escapa. Su lengua entra en la cueva ardiendo, y busca en los recovecos. Isabelle sacude su pelvis presionando la cabeza de su amante, para que no se escape. La vulva está goteando constantemente, Val se llena con el néctar, el zumbido que empuja lo prueba.
Isabelle inclina la cabeza de izquierda a derecha, jadea como un animal en celo. La boca voraz la devora como nunca, la tensión sube otro escalón. La válvula cede, Isabelle deja escapar un aullido y llena la boca del devorador con su jugo. Val traga hasta la última gota, luego se sienta. Sus ojos se llenan de amor, Isabelle toma el relevo, envidiosa del pecho generoso de Val, lo amasa como buen pan, sus dedos largos marcan la piel sensible, y revuelven las areolas granulosas. Aplasta los extremos cada vez con más fuerza, que se espesan a medida que presiona. Ella lame los senos, chupa los pezones y los chupa con avidez. Val empieza a gemir, tiene los pechos muy sensibles, la zorra lo sabe, por eso intensifica sus aspiraciones, y chupa aún más fuerte a su presa.
Su boca se demora en el estómago plano de su joven amante, quien instintivamente abre sus muslos. Los labios vaginales ya están hinchados de deseo, Isabelle agarra el clítoris y lo muele, quiere darle a Val el mismo placer que obtuvo de ella. Sus dedos masturban vigorosamente la bola de carne, los jadeos de Val se vuelven roncos, sacude el culo como una loca. Los dedos ágiles de sus amantes se hunden profundamente en ella, giran en la vaina y la barren sin descanso salvajemente. Val gruñe y se encabrita disfrutando como una fuente. La boca ávida de Isabelle se aplana contra el pozo inagotable y se atiborra del abundante jugo de amor que escapa del volcán en erupción. Los dos amantes cambian de posición, de la cabeza a la cola se devoran. Las bocas incansables, trabajar con ferocidad en las sienes empapadas de jugo. A su vez, los traviesos obtienen el máximo disfrute.
Después de una merecida recuperación, Isabelle saca unos juguetes sexuales de un cajón, Val mira los objetos sonriendo.