Clemencia
Llegan diez minutos después.
– ¿Podemos ducharnos?
“Por supuesto, sígueme.
Los llevo al baño, al llegar escuchamos a Soraya expresando su felicidad. Cuando entramos, vemos a Capucine arrodillada frente a ella, con la cabeza entre las piernas, todavía están en la ducha. Nos ven, nos sonríen y salen de la ducha. Lou y Carla los reemplazan, veo que solo están esperando eso para divertirse, salgo del baño al mismo tiempo que Soraya y Capucine. Entramos en la sala de estar.
-¿Cómo están chicas?
“Nunca ha sido tan bueno, espero poder quedarme con Capucine.
-Por qué me preguntas eso ?
–Porque veo que te sientes cada vez más apretado, tengo la impresión de vez en cuando de estar demasiado.
Me acerco a ella y la tomo en mis brazos.
– Pero no, mi pequeña Soraya, aquí estás en casa, pero es verdad que estaríamos mejor con menos gente.
– ¿Debo pedirle a Capucine que se vaya?
– Está fuera de discusión mi amor, no tengo derecho a privarte de tu amor, sino simplemente a quedarnos solo los cuatro a lo sumo en la noche. Vivir nuestros amores tranquilamente sin estar todo el día rodeado de sexo.
"¿Ya no haremos el amor juntos?"
–Claro que sí, sabes muy bien que te adoro como Charlotte, y Capucine es una compañera encantadora, pero simplemente ustedes dos además de nosotros. Por supuesto, de vez en cuando podemos hacer una fiestita con los amigos, pero excepcionalmente y en consulta.
–Entiendo y estoy de acuerdo, estamos demasiado bien en tu casa, y empiezo a no poder estar sin Capucine, creo que la amo.
A estas palabras Capucine se arroja sobre ella para abrazarla y besarla apasionadamente. Caen sobre el diván, Capucine se da la vuelta para agarrar el pene de Soraya, ella le devuelve la cortesía. Por suerte Capucine no mide más de metro y medio, Soraya no tiene demasiados problemas para tragarse la polla, pueden aparentar sesenta y nueve, cosa que no puede hacer con Charlotte y conmigo, pero sabe compensar, es una dueña de la vulva. Cuando los ves, tienen exactamente las mismas proporciones, parece el mismo modelo en una escala diferente. Lou y Carla regresan de la ducha, me siento un poco avergonzado, voy con Carla.
-Algo está mal ?
–No sé, no me siento muy cómoda, veo que somos demasiados, no quiero molestarte.
–Si nos molestaras, Charlotte no te hubiera invitado, relájate, vas a pasar la noche aquí, es obligatorio, son las siete y media, el toque de queda ha caído.
-DE ACUERDO.
Se relaja un poco y va a ver a Lou. Dos minutos después, Capucine toma a Lou de la mano y va a acostarlo en el gran sofá. Ella se acuesta de cabeza a cola. Se divierten, Soraya se pone detrás de Nasturtium para hacerle cosquillas en el ano abriendo las nalgas con las manos. Parece que le encanta, tal vez por eso se corre muy rápido, poniéndose rígida de repente. Soraya la ayuda a levantarse, Carla se inclina sobre la polla de Lou, que sigue boca arriba con las piernas abiertas. Ella la hace correrse en muy poco tiempo. Cuando Lou se ha corrido, Soraya pone sus manos en las nalgas de Carla y se desliza entre sus piernas, ella se sienta en el suelo, debajo de su barriga y cuida su sexo. Presiona sus nalgas contra su rostro, veo que Carla agradece lo que le está haciendo, se sienta un poco, ella comienza a dar señales de un orgasmo que se acerca. Lou se levanta y viene a apoyarla cuando su cuerpo estalla en un orgasmo gigantesco. Se besan mientras el cuerpo de Carla tiembla. Soraya se levanta, siguen abrazadas intercambiando un largo beso. Soraya viene hacia nosotros.
-Creo que lo disfrutó.
-Eso, te lo puedo decir, no creo que a menudo disfrutara así.
-Espero que con Lou disfrute tanto.
-Yo tambien.
Se separan, Carla mira a Soraya, vienen hacia nosotros.
-Pocas veces he disfrutado así, solo Lou me daba tanto placer como tú, pero Lou, la amo, tú eres la técnica, ¿te gustaría enseñarnos?
–Sí, pero me sale muy caro para la sesión.
– Bueno, cuánto.
–Un gatito por lección, tengo que comprobar si has entendido bien la lección.
-Vale, ¿cuándo empezamos?
– Mañana en casa si quieres.
– No, mañana nos vamos a St Guilhem du désert a pasar el fin de semana allí en una granja, nos invita otro primo.
– ¿Vas a tomar un poco de aire fresco y caminar por el campo?
–En realidad no, definitivamente nos quedamos en la casa, no vamos a ir ahí por eso hay otras cosas que hacer ahí.
–Ya veo, ella es como tú y vas a pasar el fin de semana haciendo el amor, ¿no?
“Sí, pero ¿por qué no vienes con nosotros? Estoy seguro de que le gustaría tomar una lección o dos.
Soraya se vuelve hacia Capucine, parece estar de acuerdo, asiente con la cabeza. Lu me mira.
– No, nosotras no, preferimos quedarnos aquí, necesitamos recuperarnos, si vamos para allá, estaremos aún más cansados al final del fin de semana y les recuerdo que el lunes trabajo.
– Ok, salimos mañana a las cuatro.
–Puedes ir con mi carro, no queda lejos.
-DE ACUERDO.
Es hora de comer, las chicas han traído una tarta enorme y han pedido cuatro pizzas para las nueve, Charlotte se ríe.
– ¿Cómo le damos la bienvenida al repartidor?
– Obviamente, le hará un recuerdo.
Abrazo a Charlotte para besarla, cuando nuestras bocas se separan, la miro con todo el amor que puedo poner en mis ojos.
– A mí, me trajo mi amor, mi amor hermoso.
Intercambiamos otro beso. Nos sentamos todos alrededor de la mesa de café, en pareja, para tomar un aperitivo. Solo estamos hablando, Lou y Carla nos hablan de lo que va a pasar mañana, promete estar caliente, la prima está a priori loca por el sexo. Más de una hora sin sexo, es casi un récord, llamamos, es el repartidor. Charlotte se levanta para abrir la puerta, escucho la puerta abrirse.
“Clémence, no es posible, ¿eres tú la que entrega el barrio hoy?
–Sí, pero ¿qué haces dándome la bienvenida desnuda?
"Me conoces bien, sin embargo.
-Está bien, pero esa no es una razón, sobre todo porque no sabías que era yo.
- Vete a casa, lo entenderás.
Charlotte vuelve al salón acompañada de una joven con casco y moldeada con un traje de doble piel que la moldea de pies a cabeza. Se nota que no lleva nada debajo, es tremendamente sexy.
–Te presento a Clémence, mi ex novia.
– Tenga la seguridad de que nos separamos en muy buenos términos.
Pone las cuatro cajas de pizza en la mesa, nos mira a todos, veo una especie de envidia en sus ojos. Estoy seguro de que le encantaría quedarse con nosotros. Es obvio que realmente le gustan las mujeres, se nota en sus ojos codiciosos. Charlotte me mira, entiendo su cuestionamiento. Niego con la cabeza que sí.
– ¿Tienes otra entrega?
-No sé, tengo que llamar.
– ¿No te gustaría quedarte con nosotros para compartir las pizzas?
– Eso sería genial, pero veo que estás en una relación, no quiero ser una vergüenza.
– No te preocupes, no somos exclusivos, conozco a algunos que se mueren por cuidar tu plástico.
-Llamo por teléfono.
Se quita la máscara y marca un número.
–Hola, soy Clémence, tengo un problema, pinché la rueda trasera, estoy atascado, ……………., sí, estoy entregando, solo estoy a unas decenas de metros, pero eso es todo. esta noche, …………………., está bien, nos vemos el lunes, gracias.
Ella cuelga sonriendo.
–Voy a tener que buscar una rueda pinchada de patinete, me la quiere cambiar.
– ¿Dónde está tu patinete?
–Lo llevé al pasillo, pensé que solo me quedaría cinco minutos.
–Muy bien, no corre peligro y con el toque de queda no entra nadie, estamos tranquilos, pero has visto el código de vestimenta.
– Sí, y me dio hambre.
Todos se ríen cuando ella comienza a deslizarse el traje hacia abajo. Ella está desnuda debajo y extremadamente bronceada. Sus pechos ya aparecen tersos, se gira para terminar de quitárselos, y nos muestra sus nalgas redondas y firmes. Cuando nos mira de frente, descubrimos un cañón, no hay otra palabra. Ella es canon de canon. Me vuelvo hacia Charlotte.
–No me sorprende que fuera tu novia, que bombón!!
–Sí, pero invivible, bella, entrañable, maravillosa amante pero aburrida, súper aburrida.
–Te escucho Charlotte, pero tienes razón, soy aburrido, pero supongo.
-Y tienes razón querida, ¿todavía te gusta inflar tu coño?
-Mas que nunca.
– Conozco a un especialista.
-Soy suyo.
–Sí, pero después de comer estas pizzas, en la mesa.
Voy a buscar lo que necesito con Lou en la cocina, Charlotte y Soraya están hablando con Clémence, cuando volvemos a la sala, Soraya y Capucine están cuidando a Clémence recostada boca arriba en el gran sofá. Soraya está sobre su pene, Capucine sobre sus pechos, la elevan al nirvana. Clemence disfruta hablando, nadie en el edificio debe ignorar que ha disfrutado como loca. Terminamos de poner la mesa con Lou cuando llegan para sentarse a comer. La comida va muy bien, Clémence es el centro de interés de las chicas, revolotea entre ellas sabiendo que va a ser la reina de la velada, que todas quieren cuidar su cuerpo. Veo en los ojos de todos un deseo por este magnífico plástico, todos menos Charlotte y yo.
Al final de la comida, Lou y Carla se van, quieren pagar el alquiler como dicen. Lou carga el lavavajillas, se unen a nosotros en la sala de estar. Siento que la tensión aumenta, nadie quiere iniciar hostilidades, todos se miran con curiosidad. Es Charlotte quien desbloquea la situación.
– Estoy seguro de que a Clémence le encantaría dar un paseo por la sala de uro.
– ¿Tienes un cuarto para mear?
–Sí, solo funciona desde ayer, pero ya se ha usado bastante.
-Sabes muy bien que era una de mis fantasías, claro que me encantaría.
-¡¡Entonces chicas tráiganme a este esclavo a la sala de torturas!!!
Todos se levantan y siguen a Soraya al interior de la habitación. Nos unimos a ellos unos minutos después. Soraya ya está encima de ella liberando su vejiga. Lou le acaricia el coño mientras Carla y Capucine están de pies a cabeza en el otro banco. Tres minutos después, después de los gritos de alegría de Clémence y las niñas, es Lou quien orina sobre Clémence y Carla sobre su sexo, los otros dos miran. Suponemos que se turnarán hasta que todos hayan orinado sobre ella. Ella parece tener un gran placer en ello. Los dejamos, Soraya tiene la edad suficiente para saber qué hacer. Nos acostamos, hacemos el amor con ternura, suavemente, escuchando el cuerpo del otro, empezamos a apreciar más el amor tierno que el amor violento. Después de correrse varias veces,
Al día siguiente, nos despertamos alrededor de las nueve, Charlotte se acurrucó entre mis piernas para despertarme con estilo. Lo giro para poder cuidar su sexo también. Después de una ducha traviesa, vamos a la sala de estar. Solo Clemence hojea una revista.
-Hola Clemencia.
-Hola chicas.
-Estás sola ?
–Sí, se fueron hace casi media hora, tenían prisa por llegar, la prima está loca por el sexo y bastante impaciente.
-Eso es lo que entiendo, se divertirán, pero los dos estamos bien.
– No te preocupes, me iré más tarde, solo estaba esperando que te despidieras.
– Pero puedes quedarte un poco más si quieres, si solo somos tres, todo está bien. Incluso podemos pasar parte del día juntos, ¿qué dices?
-DE ACUERDO.
"¿Te divertiste ayer?"
-Nunca había disfrutado tanto en mi vida, todos me hicieron correrme al menos dos veces, tuve que suplicar clemencia. Pero la que nunca olvidaré es Soraya, que idioma!!
– Sí, tengo que decir que estoy de acuerdo contigo, tiene la lengua del diablo y me encanta cuando cuida a mi gatita.
– También me encanta su lengua en mi gatito.
– Entonces te gustó el uro.
–Sí, me encanta, esa sensación de líquido caliente saliendo de un pene y recorriendo tu cuerpo, es una sensación inolvidable. Una vez, traté de correr agua caliente sobre mi estómago tirado en el piso del baño, estaba extremadamente decepcionado, sin ningún sentimiento en particular.
“Estoy seguro de que te gustaría hacerlo de nuevo.
-Eso es seguro, tal vez en otro momento.
– Todo es posible, pero cómo es que estás tan bronceado, estamos en pleno invierno.
–Una estancia en Tailandia con amigas, en la isla de Ko Lanta, nos fuimos a una pequeña playa solitaria que estaba completamente desierta, nunca nadie, nos bronceábamos desnudos.
-Entiendo mejor.
"¿Y estabas tomando el sol?"
–Sabes muy bien que no, también nos bañamos.
-Y tú también te hiciste correrte, ¿no?
–Sí, pero tienes que comer, las chicas han comprado croissants y pan, solo queda hacer café y desayunar.
"¿No almorzaste con ellos?"
– No, me desperté demasiado tarde, te esperé.
Veo que la mesa está lista, Clémence ha preparado todo, y que las chicas han guardado todo, pueden volver. Nos vamos a sentar a comer, Clemence nos mira.
– ¿Qué puedo ofrecerles, señoras?
–Expresso Roma para mí y Ristretto Italiano para Charlotte.
–Sé que le gusta el café fuerte, era motivo de discusión para el café de la mañana, a mí me gusta menos fuerte.
“Deberías decir que solo te gusta el jugo de calcetines.
– ¿No tenías una máquina de cápsulas?
–No, solo teníamos una cafetera de filtro vieja.
Ella va a la cocina a preparar los cafés, yo me inclino sobre Charlotte.
"¿Te gustaría volver a hacer el amor con ella?"
–Debo decir que mantuvimos excelentes contactos, y tengo un excelente recuerdo de su piel, pero estás ahí mi amor, no quiero hacerte nada que pueda lastimarte.
–Si pudiera lastimarme, ni siquiera hablaría de eso, debo decir que si yo estuviera en tu lugar, me gustaría que mi pareja me lo propusiera, siempre mantenemos algo de relación romántica.
–Tienes razón, mi amor, me gustaría, pero con la condición de que tú también le hagas el amor, será otra forma de conocerme.
-Como esto ?
– Por conocer íntimamente a una persona a la que amaba.
“Está bien cariño, ¿crees que ella estará bien?
–Hasta te puedo decir que se muere de ganas, solo mira como nos mira, la conozco bien, pero no hace nada por respeto a ti.
– A menos que esté de acuerdo.
“A menos que realmente estés de acuerdo.
Clémence llega con los cafés, son tres en una bandeja.
–Roma para miss, Ristretto para miss y Volluto para mí, me gusta la dulzura en un café.
Se acomoda y almorzamos amenamente, Clémence es una chica directa, juguetona, sana, que no oculta lo que piensa. Una vez aclarado todo, decidimos dar un paseo por la ciudad. Clémence va a buscar su mono, Charlotte la detiene.
"¿No te vas a poner eso?"
-Y qué más, eso es todo lo que tengo.
–Sí, pero tenemos algo más divertido, síguenos.
Vamos al dormitorio, hemos decidido tener un armario común, todas nuestras cosas se mezclan y tomamos lo que queremos, sea cual sea el origen de la ropa. Siempre compramos juntos, nos tiene que gustar a los dos, que casi siempre es así, tenemos los mismos gustos. Clemence mira con interés, saco unas faldas, todas extremadamente cortas, mira a Charlotte.
“Puedo poner eso en ti.
– Sí, eso es todo lo que hay.
- Pero no hace mucho calor.
-Ya verás, es súper emocionante.
Ella elige una falda y un corpiño, también le presto una chaqueta de cuero bastante suave. Ella me está mirando.
-¿Te estás perdiendo algo?
–¿Braguitas o tangas?
– No, para nada, primero que nada, una tanga no se presta para estar desnuda, como tú ayer.
–Sí, pero yo estaba completamente cubierto.
-Y crees que cambió algo, parecía que estabas desnudo.
–Vale, vale, nada abajo.
- Parece que no te gusta.
–Al contrario, me gusta, me gusta presumir, pero nunca había pensado en faldas ultracortas.
Nos vestimos y salimos a la calle. Intercambiamos a Clemence del brazo. Llegados a la Place de la Comédie, se levanta una ligera brisa, nuestras faldas se levantan de vez en cuando, Clémence salta un poco para que su falda vuele aún más.
–Me encanta, me estoy empezando a mojar en serio, tendrán que calmarme cuando regrese o no responderé de nada.
Charlotte le da un rápido beso en la mejilla.
“No te preocupes, cuidaremos de ti cuando regreses, pero por ahora, tendremos que mostrarte lo que puedes hacer.
Ella emerge y toma un poco por delante de nosotros, salta un poco, su falda se levanta y nos muestra dos hermosas nalgas. Entra en una tienda de ropa, elige un vestido y se dirige a los probadores, pero antes de llegar se ha bajado la falda, llegando con el trasero desnudo en medio de tres mujeres que intentan desabrocharle el corpiño que ella se quita antes de entrar en el palco. La miran estupefactos pero no dicen nada, uno de ellos incluso se acerca a la caja y mira. Vamos a los salones, recojo su ropa del suelo, cuando llegamos, la vemos desnuda en el palco, la mujer la mira con interés. Nos mira y se echa a reír.
"Entonces, ¿eso es suficiente para ti?"
-Qué ?
"¿Es suficiente lo que puedo hacer por ti?"
– Ok, vuelve a ponerte la ropa y síguenos.
Estoy un poco avergonzado por la dueña de la tienda que conozco bastante bien, voy a verla. Es una mujer de unos sesenta años, todavía bien conservada, y bastante hermosa.
-Disculpe, lamento mucho lo que acaba de pasar.
– No te preocupes, conozco a Clémence desde que tenía diez años, su madre era una excelente clienta, la vi crecer, convertirse en esta soberbia mujer capaz de cualquier cosa. No es la primera vez que la veo desnuda en medio de la tienda, es un poco caprichosa.
Clémence llega con Charlotte se dirige al dueño y la toma en sus brazos y le da dos grandes besos.
–Hola Eva, tenia que salir, ya me conoces.
– Sí mi pequeña Clemencia, te conozco desde hace mucho y te amo, no te preocupes, te perdono como siempre.
– Gracias Eva.
Salimos de la tienda, caminamos por la ciudad durante una buena hora. Después de haber comprado lo que necesitamos para comer, regresamos alrededor de las once y media, Clémence tiene prisa por llegar, está muy emocionada, sube frente a nosotros, veo que la parte superior de sus muslos está bastante brillante, debe ser licuado. Llegado al primero, se quita la chaqueta, al segundo se quita el corpiño, está sin camisa en las escaleras, al tercero se le baja la falda. Charlotte lo recupera, Clémence continúa su ascenso completamente desnuda. Ella no voltea, estoy un poco estresada, es sábado y en general hay mucha gente circulando a esta hora. Llegamos frente al departamento sin habernos encontrado con nadie, Charlotte abre la puerta, Clemence se hace a un lado.
– Después de ustedes, señoras.
Entra la última, tomándose su tiempo. Veo que Charlotte solo ha apreciado moderadamente, la mira.
–Te crees inteligente, no eres tú quien habría sufrido las consecuencias si alguien hubiera aparecido, veo que sigues siendo tan impredecible y aburrido, nunca más vuelvas a hacer eso, tengo que decirte que si él no Si fuera por mí, bailarías un vals.
-Charlotte cariño, me conoces, no puedo evitarlo, discúlpame, sabes que cuando estoy tan emocionada, no sé lo que estoy haciendo.
–Charlotte, en Philippine's hice lo mismo, hasta llegamos a un descansillo.
–Sí, pero fue en su casa y ella lo empezó, tú solo la seguías, ahí, ella hace cualquier cosa con otras personas.
Me acerco a ella para abrazarla, pongo mis labios sobre los suyos, termina respondiendo a mi beso. Cuando nuestros labios se separan, ella se calma. Clemence está sentada en una otomana, se ve un poco avergonzada, no debería haber esperado una reacción tan violenta de Charlotte. Va a su desvestirse. La levanta y la lleva al sofá grande. Ella se vuelve hacia mí.
– Un regalo para ti mi amor.
-Gracias amor.
Me desnudo y voy a reunirme con ellos. Clemence está de espaldas, Charlotte se inclina sobre sus pechos, me sumerjo en su sexo. Juego con él unos minutos, ella se retuerce por todos lados, abre los muslos lo más que puede, pero el respaldo del sofá le molesta un poco. Eso no le impide disfrutar revolviendo todo el edificio. Cuando se calma, Charlotte me reemplaza. Cuido sus pechos y su boca presionando mi pene sobre ellos. Su lengua está activa sobre él, ella toma mis caderas para controlarme mejor. Ella disfruta de nuevo hablando, estoy muy cerca. Se levanta para agarrar a Charlotte, la acuesta en el sofá y se arroja entre sus muslos. Charlotte me mira, parece avergonzada, me inclino sobre ella.
– Déjate llevar mi amor, quiero verte correrte bajo la lengua de Clémence, entrégate como ella se entregó, tendrás placer.
-Ok, pero dame tu sexo, tengo sed.
Me pongo encima de su cabeza, ella me presiona contra su boca y me chupa los labios. Siento que empieza a sentir algo, se mueve cada vez más hasta que disfruta mordiendo mi vulva, lo que me lleva al orgasmo. Tres minutos después volvemos a estar lúcidos, Clémence abraza a Charlotte.
“Tienes razón cariño, no soy controlable, pero sé que siempre estarás en mi corazón como mi hermana, una hermana que amo.
Charlotte la mira y coloca sus labios sobre los de ella, su beso es muy corto, pero las manos de Clémence están en las nalgas de mi amor. No siento celos, eran amantes, deja huellas. Nos estamos preparando para comer, la comida va muy bien. Estoy cansada, me gusta dormir la siesta los sábados y domingos por la tarde. Clémence aprovechó para dejarnos, creo que algún día la volveremos a ver. Nos vamos a acostar en la cama, no tardo en dormirme en los brazos de mi amor. Me despierto después de una hora, ella no se ha movido, todavía estoy en sus brazos.
-Estás bien mi amor ?
– Sí, ¿cuánto tiempo he dormido?
- Una hora.
-Y tu ?
–No he dormido, te vi dormir, eres tan hermosa.
"¿Y no te moviste?"
“Eso te habría despertado.
-Gracias mi amor.
Estamos acostados en la cama, estoy viviendo un cuento de hadas, estoy en los brazos de la persona que amo, ella me ama como yo la amo, vivimos juntos, hasta ahora todo bien. Estoy feliz como nunca antes, no hay interrupción a la vista, la vida es buena. Me acurruqué contra este cuerpo amado, me sentí bien, relajada, serena. Charlotte es la persona que estaba esperando sin saberlo, es mi alma gemela, mi doble, la persona que más amo en el mundo, y creo que será para toda la vida.