Choupette
– Tengo que ordenar.
– Por favor, no tomes todo de inmediato.
–Solo llevo una maleta, ya veremos.
–Bolsas más bien pequeñas, es más práctico de llevar, somos tres.
Empaca dos maletas, con solo las necesidades básicas, algunas faldas, vestidos, camisetas y blusas y zapatos, vendremos a buscar el resto otro día. Noto que no hay pantalones, ni sostén, ni braguitas ni slips, ella es como nosotras. Cuando me voy, siento que Filipina está un poco triste, se debate entre la necesidad de tener a su hija con ella y el deseo de dejarla vivir su vida. Al salir, Soraya coge un maletín de cuarenta centímetros de largo por quince de alto y ancho. No parece muy pesado. Se ha puesto una falda plisada súper corta, le queda justo debajo de los glúteos, un corpiño que no oculta mucho su pecho desnudo, y una chaqueta, obviamente no se ha puesto nada en los glúteos. Se abrazan durante mucho tiempo antes de salir del apartamento, pero son las cinco y media. el toque de queda es en media hora, tienes que irte. Filipina nos mira bajar las escaleras, seguro que llorará en cuanto desaparezcamos de su vista.
Llamamos la atención en la calle pero sobre todo el frío nos pica en las nalgas, me empiezo a mojar severamente, siento mi jugo de amor resbalar por mis muslos, imagino que a mis amigas les pasa lo mismo. Llegamos a la Place de la Comédie, está llena de gente, todos caminan rápido, tenemos que llegar a casa lo más rápido posible. Nos empujan de vez en cuando, incluso siento algo caliente en una de mis nalgas, pero no tengo tiempo para analizar. Llegamos al fondo de mi edificio, nos apresuramos al pasillo. Soraya nos mira, no conozco esa mirada, completamente en el vacío, se va a apoyar contra la pared, abre un poco los muslos, se lleva la mano al sexo y se masturba. Ella disfruta casi al instante, no tuvimos tiempo de reaccionar.
- Maldita sea, eso se siente bien.
Nos mira, su mirada ahora es franca y clara, sonríe.
–Lo necesitaba, ahora puedo seguir.
–¿Te masturbas a menudo en los pasillos de los edificios?
–No, es la primera vez, pero no creo que sea la última, es demasiado excitante masturbarse en un lugar donde la gente pueda salir.
Nos sonríe de nuevo, toma su maletín y viene hacia nosotros.
-Vamos ?
-Sí, es el último.
Nos dirigimos a las escaleras y comenzamos el ascenso. Soraya pasó por delante, está tres pasos por delante de nosotros, vemos sus nalgas bonitas moviéndose, entre el segundo y el tercero, crujo. La alcanzo, la inmovilizo, la emplazo contra la pared de la escalera y hundo mi mano entre sus muslos para ponerla sobre su sexo. Se transmite, ella está muy emocionada. Mi dedo medio solo tarda un minuto en hacer que se corra. La suelto para ver a Charlotte tomar mi lugar, esta vez tarda un poco más, pero Soraya vuelve a disfrutar, con más intensidad me parece. Ella nos sonríe y reanuda su escalada. En un rellano, se detiene y gira hacia nosotros.
- ¿Cuál de los dos?
Camino hacia ella, levantando mi falda. Ella pone su mano en mi pene y me masturba, su dedo medio gira sobre mi clítoris, pero no demasiado rápido. Empiezo en un cuarto de vuelta y disfruto en un minuto. Me suelta, se da la vuelta y continúa subiendo las escaleras. Charlotte me mira sorprendida. En el siguiente rellano, se detiene de nuevo y mira a Charlotte.
-A ti ahora.
Charlotte se adelanta, pero se quita la falda por completo, Soraya la masturba como yo, pero aprovecha para acariciarle las nalgas con la otra mano. Charlotte disfruta tan rápido como yo, los tres estamos muy emocionados. Nos vamos, me pongo de último, tengo ante mis ojos los dos pares de nalgas más hermosos que conozco, chorreo jugo de amor, acaricio mi clítoris subiendo las escaleras, termino corriéndome entre dos escalones, casi cayendo . Cuando retomo la subida, veo a Soraya y Charlotte apoyadas contra la pared de las escaleras, masturbándose de nuevo. Terminamos llegando a nuestra casa, estamos desnudos en diez segundos, Soraya permanece inmóvil, parece la luna, deja su maletín en el suelo. Se encuentra desnuda unos segundos después, nos encargamos de eso. Llevamos sus maletas a la habitación que será suya y las ponemos allí.
Nunca me canso de este hermoso cuerpecito y veo que es lo mismo para Charlotte. Soraya nos mira, sus ojos son un poco vagos, no ha vuelto completamente en sí después de sus múltiples orgasmos. Charlotte la toma en sus brazos, la levanta como una brizna de paja. Soraya se acurrucó contra ella, rodeándole el cuello con los brazos, donde depositó multitud de besos. La acuesta suavemente en el gran sofá, le pongo un pequeño cojín debajo de la cabeza y la dejamos un rato, mientras se recupera. Charlotte va a preparar algo fresco para beber. Estoy sentado frente a Soraya, la miro, abre los ojos cuando regresa Charlotte, me mira y me sonríe.
–Estoy viviendo el día más hermoso de mi vida, apenas ensombrecido por la separación de mamá, pero sé que la volveré a ver cuando quiera.
- ¿Estás bien aquí?
–Maravillosamente bien, con dos hermosas mujeres que hacen todo por hacerme feliz, no podría estar mejor.
– ¿Y si lo intentamos?
Charlotte abre sus muslos y se sumerge en su sexo, le hago cosquillas en los senos con mi lengua, mis manos recorren su cuerpo, ella cierra los ojos para concentrarse en su cuerpo, termina disfrutando una vez más. Charlotte retrocede a lo largo de su cuerpo, se hace a un lado para correrse en su boca. Tomo su lugar y me sumerjo en la fuente de semen frente a mí. Ella reacciona al instante, su estómago da vueltas en el aire, sus piernas abrazan mi cuello, se pone rígida para explotar de nuevo en un gran orgasmo. Yo también, vuelvo sobre su cuerpo haciéndome a un lado, Charlotte toma mi lugar y se ocupa de su sexo. En dos minutos ella vuelve a disfrutar, admiro ese maravilloso cuerpecito que puede disfrutar repetidas veces indefinidamente, yo no soy capaz de ello, mi cuerpo se rinde después de tres o cuatro veces como máximo, necesita un momento de descanso antes de reiniciar. Somos a las cinco y tomo el lugar de Charlotte para hacerla correrse otra vez. Ella lo da todo, ella pide más. Nosotros somos los que suplicamos clemencia, me empieza a doler la lengua.
– Joder, pero no paras de correrte.
-Sobre todo cuando son dos mujeres como tú las que me hacen correrme. Puedo decirte que todavía puedo correrme varias veces seguidas, mi cuerpo nunca está satisfecho, puedo correrme casi indefinidamente.
–Me rindo por ahora, nos tomamos un descanso.
“Entonces me cuido.
Su mano aterrizará entre sus muslos, la gira por un momento sobre su pene sin masturbarse realmente. Su dedo medio se hunde en su vagina, vuelve sobre el clítoris que ha crecido de tamaño. Ella le hace cosquillas, mirándonos con una gran sonrisa. Se nota que le gusta lo que hace, es una chica que tiene que masturbarse seguido, como yo cuando era más chica y no tenía novia, pero también le gusta hacerlo delante de alguien, se nota. Ella nos mira, pero su mirada está velada, pronto disfrutará. Su cuerpo se estira lentamente hasta que se pone rígido como un arco, las nalgas sobre el sofá.
–AAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHH
Habla con el cuerpo sacudido por los espasmos. Su dedo se activa sobre su clítoris a una velocidad de vértigo, su rostro se relaja suavemente, sus nalgas reposan sobre el sofá, su respiración se calma, nos mira con una extraordinaria expresión de felicidad. Charlotte se levanta y la abraza, tumbándose encima de ella. Intercambian un largo beso. Cuando se separan, Soraya me mira, me levanto para reemplazar a Charlotte y la beso. Me enderezo, enderezo a Soraya y me siento a su izquierda, Charlotte a su derecha. Instintivamente, mi mano descansa sobre su seno izquierdo, la mano de Charlotte sobre su seno derecho. Acariciamos sus pechos, ella cierra los ojos, para apreciar plenamente.
– Sí mi amor, sí, amo tus manos, sé que contigo seré maravillosamente feliz.
Continuamos nuestras caricias, nuestras manos descienden lentamente hasta su pubis, dejo que la mano de Charlotte se deslice entre sus muslos abiertos. Siento a Soraya tensa, pongo mis labios sobre su pecho para mordisquearlo. Ella explota en un nuevo orgasmo. Cubro su cuerpo con besos mientras se relaja. Ella nos mira.
“¿Puedo llamarlos mis queridos, les importa?
“De ninguna manera, querida.
Ella sonríe y se lanza sobre nosotros para besarnos.
– Nunca hubiera imaginado vivir lo que vivo hoy.
– Aprovéchalo, no siempre tendremos tanto tiempo para darte.
–Lo sé y lo aprovecho.
Veo el maletín que trajo.
– ¿Qué hay en tu maletín?
– Choupette.
– ¿Qué es Choupette?
– Mi máquina de follar, mi desgarrador de culos y culos.
– ¿Tienes una máquina de follar?
– Sí, es mi regalo de cumpleaños por mis dieciocho años.
–Quién te dio este regalo especial.
-Mamá.
-Tu madre !! Ella es, sin embargo, lesbiana.
–Sí, pero no es obtusa, se asume y acepta que somos diferentes. Cuando se enteró de que ya no era virgen, lo discutimos, pero ella no quería que llevara niños a su casa.
"¿Cómo supo ella que ya no eras virgen?"
–Cuando le pedí que se tomara la pastilla.
- Oh si por supuesto.
–Para compensar, me dio esta sorpresa por mi cumpleaños.
"¿Para tu decimoctavo cumpleaños?"
–Sí, y desde entonces te puedo asegurar que lo he usado bien solo o con mis amigas.
"¿Sigues saliendo con chicos?"
– Prácticamente más, disfruto más con mi máquina, es mucho más duradera. Solo lo detengo cuando me corro, lo cual no siempre es el caso con los chicos, a menudo se detenían antes de que yo llegara y no les importaba. Tuve que terminarme a mano, eso también fue lo que me hizo pasar gradualmente al safismo.
Estoy un poco sorprendido, mi madre nunca me habría comprado una máquina para follar, pero es bastante abierta cuando se trata de sexo. Charlotte se levanta y va a buscar el maletín. Lo pone sobre la mesita de centro, lo abre, descubrimos un montón de piezas para montar con cuatro o cinco consoladores incluido uno doble. Soraya se levanta, saca todas las piezas, las ensambla en menos de cinco minutos, vemos que no es la primera vez que lo hace.
“Veo que estás acostumbrado a montarlo.
“Ella no me deja, siempre la llevo conmigo cuando voy a pasar unos días en otro lugar, por ejemplo, cuando me voy de vacaciones, o visito a amigos, o al hermano de mamá.
-¿Y lo usas en casa?
“Sí, ya menudo con ellos, excepto en casa de mi tío.
– ¿Nos lo mostrarás?
–Claro, ¿te sienta bien el estilo perrito?
-DE ACUERDO.
Prepara la máquina, fija al final del eje un dildo realista relativamente grande, de unos cuatro centímetros de diámetro y veinticinco de largo con dos bonitas bolas. Ella toma el control con cable, se pone a cuatro patas frente al dildo, retrocede un poco para que el glande del dildo toque su vagina. Ella está tan emocionada que su semen corre sobre el consolador. Ella inicia la máquina con su comando. El consolador se mueve y se hunde lentamente en casi toda su longitud. El ritmo es bastante lento, veo que el dildo se hunde hasta las bolas al abrir sus labios, gira un pequeño dial, el ritmo se acelera hasta volverse extremadamente rápido.
–AAAAAAAHHHHHHH, sí, es bueno un dispositivo en el coño.
Comienza a moverse, veo que se entrega a este dildo que le rompe la vagina, le gusta, se retira un poco para que el dildo penetre aún más. Se mantiene a cuatro patas, pero mueve su cuerpo en ondulaciones, la máquina la sigue sin moverse demasiado, parece muy estable. Ella levanta la cabeza, abre la boca y termina disfrutando, se encabrita, tiembla y deja caer la cabeza sobre la alfombra, con las nalgas todavía en el aire y el dildo todavía rompiéndole la vagina a un ritmo furioso. Termina colapsando por completo, el consolador se mueve por un momento en el vacío y se detiene. Se queda unos segundos sobre la alfombra y se endereza, se sienta en el sofá.
– ¿Cómo estás, Soraya?
–Sí, está bien, pero no estaba lo suficientemente relajado, tenía que mantener el equilibrio, prefiero hacerlo cuando estoy sentado en algo cómodo, fui demasiado rápido.
– ¿Todavía disfrutaste?
–Sí, juego con esta máquina todo el tiempo, pero no me sentía cómodo allí, no me atrevía a moverme demasiado, la máquina no era lo suficientemente estable.
“Sin embargo, ella no se movió mucho.
–Porque tuve cuidado, debí haberlo ahuecado, hay ahuecados en los pies. No me los puse porque estamos en moqueta.
–Necesita terreno plano para esta máquina.
–Sí, plano y liso para que se peguen las ventosas.
– Como lino por ejemplo.
– Sí, eso sería ideal.
"¿Eso te recuerda algo?"
– Sí, la meada de mamá.
- Pues vamos a hacer uno aquí, síganme chicas.
Los llevo a ver la pequeña sala ciega justo al lado del segundo baño.
– ¿Crees que puede hacerlo?
-Por supuesto que puede.
–Sí, pero también me gustaría convertirlo en un hammam.
–Ahí, no creo que sea posible, necesitas materiales específicos, no creo que puedas hacerlo aquí, pero en fin, está el de mamá, ella estará de acuerdo en que podemos usarlo allí, ve cuando quieras.
–Está bien, solo una sala de urología con piso de linóleo en la que podemos arreglar su máquina.
– Pero hay que planificar una evacuación y sellarlo, y eso es lo que hacen los especialistas.
“No te preocupes, mi padre me lo hará.
–Ok, pero por ahora, tendremos que prescindir.
–Vamos al segundo baño, está alicatado.
Todos me siguen, Soraya comprueba el estado del suelo, parece satisfecha.
–Está bien, las baldosas son bastante grandes y muy planas, aguantará bien, pero tendrás que ponerte a cuatro patas, no hay puf.
“Solo tienes que traer unas, nos llevamos las de la salita.
-DE ACUERDO.
Charlotte va a buscar los pufs al salón, Soraya el maletín, yo cojo la máquina montada, no pesa nada. Soraya monta las ventosas en los pies y posiciona la máquina. Puedo ver que ella no se está moviendo en absoluto. Conecto la máquina y la enciendo vacía. Veo el consolador ir y venir en el vacío, posiciono el puf para instalarme allí, quiero probar esta máquina del diablo. Soraya ajusta la altura de la máquina, es a priori perfecta. Ella detiene la máquina.
-Mudarse.
Me acuesto boca arriba en los dos pufs colocados uno al lado del otro con las piernas abiertas, los pies en el suelo. Soraya coloca la máquina de modo que el dildo llegue justo a la entrada de mi chorreante vagina, empujándolo unos milímetros.
-Se fue !!
El consolador se mueve y se hunde un poco, va despacio. La carrera está puesta hasta que penetro unos buenos veinte centímetros, empiezo a sentir mi cuerpo reaccionar. Soraya aumenta la velocidad, estoy poseído por una máquina que me rompe el coño cada vez más rápido, empiezo a delirar, mi cabeza va de izquierda a derecha, hace mucho que mi polla no es aplastada por una máquina similar. Siento que se forma una bola en mi estómago, mi pene se torna irisado, mi cuerpo se tensa, mi cerebro enloquece, me invade una multitud de fuegos artificiales que estallan en mi interior. Es un orgasmo violento y prolongado. Cuando ve que mi cuerpo se relaja, Soraya reduce la velocidad de la máquina hasta detenerla. Lentamente vuelvo a mí mismo. Ella viene hacia mí.
- ¿Como estas mi corazon?
-Sí muy bien.
-Has amado ?
– Me encantó, volvería.
-Siempre igual ?
-No, tengo otro hueco que llenar, pero para luego, no soy como tú, necesito tiempo para recuperarme.
-Entonces dame tu lugar, supongo que Charlotte no quiere intentarlo.
-Supones bien, muy poco para mí, pero debo decir que haber visto a mi amor gozar así me deja perplejo.
- ¿Te gustaría intentarlo?
“No lo sé, al menos no todavía.
Soraya saca una cajita del maletín, la abre, saca un poco de lo que hay dentro y se lo frota entre las nalgas.
–Es grasa anal, quiero ponerla en mi culo, ¿me ayudas, Amandine?
-Claro, siéntate.
Soraya se acuesta boca abajo en los pufs con las nalgas al aire, guío el consolador entre sus nalgas, coloco bien la máquina y la bloqueo.
-Dame la orden por favor.
Le doy la orden y me pongo justo al lado de sus nalgas para ver el espectáculo. El dildo se mueve, le abre las nalgas, levanta un poco el culo para posicionarse bien. Lo veo abrir su disco, se desliza con facilidad, vemos que ella está acostumbrada a la sodomía, su disco se abre como una flor. Da un paso atrás hacia la máquina para que el consolador entre más y más y más y más rápido. Ella pone los brazos cruzados sobre su puf, se deja follar el culo, sus nalgas se mueven en círculos, la máquina la sigue, tiene articulaciones que le permiten un ligero movimiento. Ella gime suavemente, apunta sus nalgas lo más alto posible para aumentar la penetración del consolador. Ella comienza a estirarse, pongo mis manos en sus nalgas.
– Sí, sí, voy a disfrutar, sí, acariciadme mis amores, acariciadme.
Mis manos recorren su cuerpo rápidamente unidas a las de Charlotte. Soraya se tensa, su vientre ondula volviendo, disfruta bajo nuestras caricias. Siento su cuerpo tensarse por el placer que siente. Vuelve a sentarse en su otomana, le acariciamos la espalda y las nalgas, nuestras manos están aireadas, le rozan la piel. Veo que le gusta hasta el punto de no moverse para prolongar el momento. Detuvo la máquina, el dildo permanece en la entrada de su ano, no está del todo afuera. Me lo quito y solo pongo mis labios en su lugar en su disco, ella da un pequeño tirón de regreso. Agarro sus nalgas para abrirlas y me sumerjo en su ano, lo lamo, lo chupo, lo mordisqueo. Le meto la lengua, ella comienza a retorcerse por todo el lugar, levanta las nalgas lo más alto posible, mi lengua se desliza entre sus labios y sube hasta el clítoris. Después de poco más de un minuto, su cuerpo se tensa.
– Sí, sí, síiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii.
Ella disfruta una vez más, admiro a esta chica capaz de encadenar orgasmos, yo no puedo y lo admito, un poco celoso. Miro a Charlotte, veo que ella también quiere beber de esta fuente de jugo de amor. Le dejo el lugar, Soraya vuelve a disfrutar. Cuando Charlotte se sienta, tomo a Soraya en mis brazos y la llevo al baño. Ella pone sus brazos alrededor de mi cuello y, como con Charlotte, deposita una multitud de besos en él.
– Gracias mis amores, gracias, nunca había vivido un día tan extraordinario, gracias.
La acosté en la ducha, nos duchamos juntos, es otra oportunidad para que Soraya se corra dos veces, pero nos ha devuelto la cortesía a cada uno. Ahora son las nueve, es hora de preparar la comida. Vamos a la cocina, hay lo que se necesita, la comida se prepara rápidamente. Cenamos tranquilamente, al final de la comida, tomo a Charlotte de la mano y la acuesto en un sofá. Soraya se acuesta sobre ella, intercambian un largo beso, ella se deja deslizar sobre su cuerpo para meterse entre sus piernas, la pelvis de Charlotte se ondula, la boca de Soraya le come el coño. Se disfruta rápido, es cierto que la teníamos un poco descuidada. Soraya se levanta, me arrodillo junto a mi amor, mi mano la acaricia. Ella está muy excitada, su sexo deja fluir un torrente de semen cremoso, el que riega hasta el ano. Mi dedo medio se desliza entre sus muslos y entra en su vagina, observo su reacción, ella tiende un poco su cuerpo hacia mi mano. Empujo mi dedo por completo, ella se entrega de nuevo, agrego otro dedo y empiezo de ida y vuelta. Siento su cuerpo tensarse, sus nalgas se elevan, acelero el movimiento y aumentando mi penetración, siento que se entrega cada vez más. Soraya me pasa un consolador de tamaño mediano, pero bastante largo, tres por veinticinco más o menos. Libero el sexo de Charlotte. Acelero el movimiento y aumentando mi penetración, siento que cada vez da más. Soraya me pasa un consolador de tamaño mediano, pero bastante largo, tres por veinticinco más o menos. Libero el sexo de Charlotte. Acelero el movimiento y aumentando mi penetración, siento que cada vez da más. Soraya me pasa un consolador de tamaño mediano, pero bastante largo, tres por veinticinco más o menos. Libero el sexo de Charlotte.
– No, no mi amor, sigue, sigue.
Le presento el dildo en lugar de mis dedos, su actitud no cambia, quiere recibirlo. Empujo el consolador y empiezo a ir y venir más y más rápido.
– Ay sí mi amor, sí, sí, haz que me corra, otra vez, otra vez, ay amor.
Sigo activándome sobre su sexo, Soraya cuida sus pechos y su boca, acaba disfrutando arqueándose sobre el sofá. Su cuerpo vibra en todas direcciones, disfruta hablando.
–AAAAAAAHHHHHHH, sí, me corro, sí, sí, AAAAAHHHHH.
Solo dejo de mover el consolador de un lado a otro en su sexo cuando siento que su cuerpo comienza a relajarse, lentamente vuelve a caer sobre el sofá, la acompaño y solo retiro el consolador cuando ella está completamente acostada y tranquila. Me inclino sobre su sexo para besarlo por un largo rato, mi boca sube a lo largo de su cuerpo para terminar en su boca. Intercambiamos un beso largo y apasionado, ella me abraza y hace que me ponga sobre ella, nuestros cuerpos están al unísono, una ola de placer los recorre. Soraya nos mira, parece conmovida, nos sonríe.
“Me siento un poco extraño frente a tanto amor.
– No te preocupes, no nos molestas para nada, nos amamos, pero también te amamos a ti, diferente, pero también es amor.
Viene hacia nosotros, se recuesta sobre mi cuerpo, abrazándonos.
- Gracias mis queridos, gracias.
-De nada mi querida.
-Ok, pero a la fuerza, es el peso, ustedes me asfixian.
Me doy cuenta de que Charlotte está debajo de un montón de carne que bordea un quintal, nos levantamos, la enderezo.
– Gracias mi amor, gracias por este momento de felicidad, me hiciste entender que mi cuerpo podía reaccionar a algo más que una mano o una boca en mi pene, gracias.
-Ahora, habrá que ver con el otro agujero.
– Mi pequeña Soraya, no hay que saltarse las etapas, es la primera vez en mi vida que disfruto con algo que anda dando vueltas en mi sexo, lleva un poco de tiempo asimilarlo.
–Es la primera vez que te corres así, ¿has tenido sexo con un hombre alguna vez?
“Te lo diré más tarde, ¿de acuerdo?
-DE ACUERDO.