Filipina
Salimos alrededor de las once, todavía hace un poco de frío, menos que ayer, pero el viento suave y la temperatura fresca acarician nuestras nalgas desnudas debajo de nuestras faldas cortas. Nos hemos acostumbrado a no ponernos nada debajo de la falda, ni en el trabajo ni en la universidad. Esta situación nos ilusiona, lamento no poder sentarme en una terraza, debe ser bastante ilusionante, pero pronto será posible cuando acabe esta maldita pandemia y vuelvan a abrir los bares. Charlotte pasa su mano por mi cintura, me presiona contra ella. Ya no tenemos ninguna renuencia a mostrar nuestra homosexualidad y nuestro amor. Estoy bien con ella, creo que he encontrado a mi alma gemela, quiero pasar mi vida con ella. Nos llevamos perfectamente, estamos enamorados, pero como muchos homosexuales, nos gusta descubrir otras pieles, otros sexos, otras emociones, pero para nosotros es a condición de estar juntos. Ambos caminamos alegres, saltando de vez en cuando para que nuestras faldas vuelen un poco. Descubrimos que nos gusta mostrar las nalgas, nos excita y cuando llegamos a casa es la apoteosis. Cada vez somos más exhibicionistas.
- ¡¡Vaya!! Que lindas nalgas, nos la comíamos.
Nos damos la vuelta para ver detrás de nosotros a una mujer de unos cuarenta años. Alta, bonita, pecho arrogante sosteniendo su chaqueta de cuero, falda muy corta apenas menos que la nuestra, piernas increíbles, pero no puedo juzgar su trasero, está de espaldas a mí. La miramos sorprendidos por su comentario en medio de la calle. Ella se acerca a nosotros, nos quedamos quietos. Estamos justo al lado de la Place de la Comédie, hay bastante gente, sobre todo porque esta noche tendremos que estar en casa a las seis, todo el mundo está haciendo la compra.
– ¿Permites chicas?
Prácticamente se pega a nosotros y pone sus manos en nuestros sexos a través de nuestras faldas. Un dedo levanta la tela y se desliza entre nuestros labios. Ella se echa hacia atrás y se chupa los dedos mirándonos.
–Delicioso, me gustaría disfrutarlo un poco más.
Esta es exactamente una de las situaciones con las que habíamos fantaseado. No queremos quedarnos en nuestra hambre, nos acercamos a ella, nuestras manos descansan sobre su falda, la mía sube por la tela, la de Charlotte se desliza por debajo.
- Dios mío, pero ella no tiene bragas, y está goteando por ahí.
-Nunca, me gusta tener el culo libre, como tu pude ver, y como tu, me excita.
Deslizo mi mano sobre su vulva licuada, sumerjo completamente mi dedo medio en su sexo y lo llevo a mi boca junto con Charlotte. Yo la miro.
-Que piensas ?
– Bueno, me gustaría profundizar más.
-Yo tambien.
La miro a los ojos.
"¿Nos seguirás a nuestra cámara de tortura?"
– No, eres tú quien viene a mi habitación a torturarme.
Nos miramos, Charlotte sonríe, está bien.
– Está bien, muéstranos el camino.
Hace un cambio de sentido y entra en una pequeña calle.
–Está ahí mismo, pero te advierto, no hay ascensor, es un edificio muy antiguo y vivo en el último piso.
-Como nosotros.
–Es un edificio antiguo, vivo en el tercero más entresol, pero estos son pisos antiguos, de más de cinco metros de altura, lo que significa que hay noventa y cinco escalones, el equivalente a seis pisos. Muscula los glúteos como podrás ver.
Llegamos frente a un edificio bastante largo, entramos en un gran vestíbulo, ella nos precede por una escalera bastante ancha. Nos quedamos dos pasos detrás de ella, su falda corta deja ver la parte superior de sus muslos hasta el pliegue con las nalgas, Charlotte adelanta su mano, se sube por debajo de la falda y acaricia su glúteo izquierdo. Se pasa las manos por la espalda y baja la cremallera, Charlotte retira la mano y la falda cae en un escalón, ella la pasa por encima, yo la recojo y le pongo la mano en la otra nalga. Tiene un culo soberbio, unas nalgas muy firmes que se mueven bajo nuestras manos, gracias pasos. Me estoy empezando a mojar, también me bajo la cremallera y me quito la falda. Charlotte lleva su otra mano en mi nalga izquierda pero mantiene su falda. La mujer baja la cremallera de su chaqueta, vemos que ella está haciendo algo en frente pero no podemos ver qué es. Entendemos cuando abre los costados de su chaqueta acompañada de un corpiño y la deja caer. Charlotte suelta mi trasero y los atrapa sobre la marcha. La mujer ahora está desnuda en las escaleras, deslizo mi mano entre sus muslos para ver que estén bien regados, se licua. Me las arreglé para deslizar mi mano más entre sus muslos para hacerle cosquillas en el clítoris. Se detiene, abre los muslos y se mantiene pegada a la pared. Ella se corre en menos de quince segundos, Charlotte la mantiene en posición mientras su cuerpo se estremece con espasmos. No puedo dejar de masturbarme, ella se relaja unos segundos pero siento que su cuerpo se reinicia bajo mi dedo. Charlotte lo abraza y pellizca sus pezones. Entendemos cuando abre los costados de su chaqueta acompañada de un corpiño y la deja caer. Charlotte suelta mi trasero y los atrapa sobre la marcha. La mujer ahora está desnuda en las escaleras, deslizo mi mano entre sus muslos para ver que estén bien regados, se licua. Me las arreglé para deslizar mi mano más entre sus muslos para hacerle cosquillas en el clítoris. Se detiene, abre los muslos y se mantiene pegada a la pared. Ella se corre en menos de quince segundos, Charlotte la mantiene en posición mientras su cuerpo se estremece con espasmos. No puedo dejar de masturbarme, ella se relaja unos segundos pero siento que su cuerpo se reinicia bajo mi dedo. Charlotte lo abraza y pellizca sus pezones. Entendemos cuando abre los costados de su chaqueta acompañada de un corpiño y la deja caer. Charlotte suelta mi trasero y los atrapa sobre la marcha. La mujer ahora está desnuda en las escaleras, deslizo mi mano entre sus muslos para ver que estén bien regados, se licua. Me las arreglé para deslizar mi mano más entre sus muslos para hacerle cosquillas en el clítoris. Se detiene, abre los muslos y se mantiene pegada a la pared. Ella se corre en menos de quince segundos, Charlotte la mantiene en posición mientras su cuerpo se estremece con espasmos. No puedo dejar de masturbarme, ella se relaja unos segundos pero siento que su cuerpo se reinicia bajo mi dedo. Charlotte lo abraza y pellizca sus pezones. La mujer ahora está desnuda en las escaleras, deslizo mi mano entre sus muslos para ver que estén bien regados, se licua. Me las arreglé para deslizar mi mano más entre sus muslos para hacerle cosquillas en el clítoris. Se detiene, abre los muslos y se mantiene pegada a la pared. Ella se corre en menos de quince segundos, Charlotte la mantiene en posición mientras su cuerpo se estremece con espasmos. No puedo dejar de masturbarme, ella se relaja unos segundos pero siento que su cuerpo se reinicia bajo mi dedo. Charlotte lo abraza y pellizca sus pezones. La mujer ahora está desnuda en las escaleras, deslizo mi mano entre sus muslos para ver que estén bien regados, se licua. Me las arreglé para deslizar mi mano más entre sus muslos para hacerle cosquillas en el clítoris. Se detiene, abre los muslos y se mantiene pegada a la pared. Ella se corre en menos de quince segundos, Charlotte la mantiene en posición mientras su cuerpo se estremece con espasmos. No puedo dejar de masturbarme, ella se relaja unos segundos pero siento que su cuerpo se reinicia bajo mi dedo. Charlotte lo abraza y pellizca sus pezones. abre los muslos y se sostiene contra la pared. Ella se corre en menos de quince segundos, Charlotte la mantiene en posición mientras su cuerpo se estremece con espasmos. No puedo dejar de masturbarme, ella se relaja unos segundos pero siento que su cuerpo se reinicia bajo mi dedo. Charlotte lo abraza y pellizca sus pezones. abre los muslos y se sostiene contra la pared. Ella se corre en menos de quince segundos, Charlotte la mantiene en posición mientras su cuerpo se estremece con espasmos. No puedo dejar de masturbarme, ella se relaja unos segundos pero siento que su cuerpo se reinicia bajo mi dedo. Charlotte lo abraza y pellizca sus pezones.
– Sí mis amores, sí, sí, soy su esclavo, sí, sí, síiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii.
Ella vuelve a disfrutar, esta vez la libero cuando la siento relajarse. Se da la vuelta, nos sonríe, sus ojos son claros y brillantes, destila alegría de vivir y bienestar.
-Como te llamas ?
–Filipina.
– Yo, soy Amandine y mi amor, es Charlotte.
“Sígueme, hay dos pisos más.
Vuelve a subir las escaleras, es un poco difícil, pero la vista de sus nalgas redondas y tersas me conmueve, me mojo al mirarlas. Una mano se posa en mi pubis, Charlotte me hace cosquillas en el clítoris, no puedo más, me gusta la mujer, me quito la chaqueta y la blusa, estoy desnudo como ella. En un descansillo, pasamos frente a un gran espejo, ella ve que me he desnudado, se detiene y viene a arrodillarse frente a mí. Su boca aterriza en el sexo, su lengua está activa entre mis labios, no toca el clítoris, bebe de mi semen. Después de unos segundos, ella vuelve a presionar mi botón de amor para hacerme explotar en un espléndido orgasmo. Se levanta, me sonríe y sigue su camino. Llegamos al último piso, abre una puerta, nos deja pasar y se detiene en medio del pasillo.
– ¿Vas a quedarte vestido?
-Claro que no.
Se desnuda lentamente, mirándola a los ojos. La mujer la mira, acariciando su cuerpo, termina con sus senos los cuales pellizca con bastante violencia. Cuando Charlotte está desnuda, se aleja un poco. Puedo mirarla un poco mejor. Ella está ahí, frente a nosotros, desnuda y espléndida, tiene un cuerpo muy hermoso, me atraen sus senos en forma de pera, parecen firmes con sus pezones apuntando con orgullo. Su vientre plano es bastante musculoso, debe ser consecuencia de los tres pisos pasados de moda. Se gira para mostrarnos sus nalgas, que conocemos bien, no está absolutamente bronceada, su piel es lechosa, hermosa. Se gira de nuevo, su pubis no es muy redondeado, pero liso justo encima de su sexo muy discreto, apenas visible entre sus muslos. Ella nos mira.
– Joder, qué cuerpos, sois preciosos, nunca había visto tanta perfección.
–No exageremos, sabemos que estamos calientes, pero no debemos exagerar.
– No, te soy sincero, sois las dos mujeres más bonitas que he visto en mi vida, y he visto miles de ellas.
-Gracias.
-Sígame.
Entramos en una sala de estar, hay dos sofás grandes, pufs, una mesa grande, el apartamento parece bastante grande. Ella nos guía a otra habitación. Este solo está decorado con varios pufs de skai, dos bancos y está totalmente revestido de linóleo. Mirando de cerca, veo que la parte inferior de las paredes están impermeabilizadas, me pregunto por qué.
- Soy tu esclavo.
Nous lui prenons les mains et l’installons sur un pouf, je lui écarte les jambes, elle se laisse faire, Charlotte la fait basculer, sa tête touche un autre pouf, ses pieds touchent le sol de l’autre côté du pouf. Elle est cambrée au maximum, les jambes grandes ouvertes. Je me positionne au milieu d’elles pendant que Charlotte se met au-dessus de sa bouche et lui présente son sexe à honorer. Philippine n’hésite pas une seconde, elle agrippe ses fesses et se plaque sur ses lèvres. Je commence à lui bouffer la vulve, elle se tortille pendant qu’elle bouffe la moule de Charlotte. Elle semble parfaitement à l’aise. Je m’active sur son sexe, je sens son corps se tendre, cette femme réagit très vite aux stimuli, son corps est une bombe à retardement, elle jouit en me serrant la tête avec ses cuisses. Charlotte jouit à son tour en lui envoyant un jet de liquide sur la figure.
– Sí, sí, meo en mí, meo en mí.
Charlotte me mira, veo que está completamente desconcertada por esta petición, me siento, paso por encima de ella y vuelvo a su estómago. Mi sexo está a diez centímetros de su piel. Comienzo a liberarme, mi orina fluye sobre su estómago.
- Más alto, más alto, tengo sed.
Subo por su cuerpo meando sobre ella, llego a su cara, ella abre mucho la boca para beber mi orina, debo decir que esta situación me excita mucho más de lo que podría haber creído. Charlotte nos mira con una mirada divertida, tengo la impresión de que le gustaría estar en el lugar de Filipina. Cuando no tengo nada más que darle, me hago a un lado, Filipina se sienta, me sonríe.
– Gracias querida, espero que no te moleste.
-No, para nada.
–Estás en mi sala de urofilia, soy urófilo.
–Según la etimología, ¿te debe gustar la orina?
–Sí, alguien que le gusta mear a una persona y que me meen, debo decir que eso lo descubrí hace veinte años, me gusta que me meen. Pero no va más allá de eso, sin scat.
–Debo decir que a mí mismo me gustaría probar la urofilia.
“No importa, toma mi lugar.
Charlotte se mudó al lugar de Filipina, me precipito entre sus muslos para deleitarme con su jugo de amor. Ya está fluyendo como una fuente. Filipina se sienta a horcajadas sobre mí y sube hasta su vientre. Veo un chorro de orina salir de su uretra y chorrear sobre su piel, estoy salpicado, pero no me molesta, al contrario, obtengo cierto placer.
– Sí, adelante, me gusta.
Philippine continue de lui pisser dessus en remontant vers son visage, Charlotte se tortille de plaisir, elle finit par lui pisser sur le visage. Je sens le corps de Charlotte se tendre, elle jouit en ouvrant la bouche et recrache un peu d’urine. Je pose mes mains sous ses fesses, je me plaque sur son sexe, je m’abreuve de sa cyprine en recevant un jet beaucoup plus important que d’habitude dans la figure. J’en éprouve un certain plaisir. Je me lèche les babines, j’ai l’impression que c’est de l’urine très diluée, j’ouvre la bouche pour recevoir la fin de son jet, je le goûte, ça ne me déplait pas, j’hésite une seconde et l’avale. Je me redresse, Charlotte se lève et viens vers moi, nous échangeons un long baiser au goût d’urine mais pas déplaisant. Nous commençons à devenir un peu uro, je l’accepte, mais je ne crois pas que j’irais plus loin.
Cuando nos separamos, me acuesto en la otomana en una posición arqueada. Filipina corre hacia mi sexo, Charlotte pasa por encima y comienza a mear en mi estómago. Este líquido caliente que recorre mi cuerpo me excita, vuelve a mi cara, rociando mis senos, estoy a punto de recibir su chorro en la boca. Quiero probar su orina, recorrer todo el camino, disfrutar haciéndome mear en ella, recibiendo su líquido caliente en mi boca. Cuando siento que la orina entra en mi boca, exploto en un orgasmo gigantesco, la orina se desborda, escupo un poco, ya no sé lo que hago, vivo solo para saborear las alegrías del placer intenso que mi cuerpo me entrega. Charlotte se mete en la boca tanto como puede, me trago su clítoris erecto, le doy lametones, siento que se corre encima de mí, Estoy en el colmo de la felicidad, disfruto hacer venir a la persona que más quiero en el mundo. Todos se sientan, Philippine nos guía a su baño. Hay una ducha a ras de suelo, pero sobre todo una enorme bañera antigua totalmente revestida de madera por los lados en la que cabíamos los tres sin problema.
– ¿Ducha o baño?
-Baño.
-Baño.
Es unánime, esta bañera nos atrae. Ella abre el agua, entramos en la bañera tan pronto como el agua se asienta. Queremos sentir el agua subiendo y cubriendo nuestro cuerpo poco a poco, pero sin permanecer inertes.
“Espera un minuto, me reuniré contigo en dos minutos.
Sale del baño, la escuchamos hablar por teléfono, regresa a los tres minutos, se mete en la tina. Filipina está entre los dos, yo me inclino sobre su sexo, Charlotte sobre sus pechos. Le abro un poco las piernas, lo más posible, su sexo huele a orina pero no me molesta, al contrario. Lo lamo, lo chupo, lo chupo, mi lengua lo explora todo, se desliza por todos lados, se mete entre sus nalgas, la levanto, se separan un poco dándome acceso a su ano. Reacciona violentamente, ama. El agua sube, su cuerpo ya está cubierto casi por completo pero se entrega a nuestras bocas. El de Charlotte ahora está en su boca, su mano en su clítoris. Ella se masturba mientras yo cuido su ano empujando mi dedo medio previamente presionado en su vagina licuada para lubricarla. Mi lengua la lame, mi dedo la sodomiza y Charlotte la masturba, estalla en un orgasmo extraordinario, su cuerpo va en todas direcciones, salpica a todos, el agua se desborda de vez en cuando. Se necesita mucho tiempo para calmarse, especialmente porque no detenemos nuestras acciones. Cuando está realmente en calma, el agua nos cubre por completo, cierra los grifos.
Estamos uno al lado del otro, en agua muy caliente, Charlotte a mi izquierda, me dejo adormecer un poco, estoy piel con piel con la mujer que amo. Philippine está del otro lado, su mano descansa sobre mi estómago, la boca de Charlotte descansa sobre la mía, intercambiamos un largo beso. La mano de Filipina baja sobre mi pubis, lo acaricia, reacciono, baja un poco más abajo, abro las piernas lo más posible doblándolas. Un dedo me hace cosquillas en el clítoris, baja entre mis labios para hundirse en mi vagina, sale para bajar más y hacerme cosquillas en la arandela. Intenta hundirse en mi ano, pero el agua me ha quitado el jugo de amor que lo lubricaba, se atasca, logro separar mis glúteos y abrir mi ano lo más posible, el dedo logra entrar un poco, pero no lo logra. no es muy agradable, Filipina lo entiende y lo retira. Vuelve a mi clítoris para hacerme correrme una vez más. Cuando vuelvo en mí, Philippine y Charlotte acarician todo mi cuerpo, dos dedos pellizcan mi seno izquierdo, no muy fuerte, como me gusta, es Charlotte sonriéndome.
-Te amo mi amor.
-Yo también te quiero.
Filipina nos mira, parece bastante conmovida. Sale de la bañera y vuelve con toallas.
– Si quieren amarse mis amores, está al lado.
Salimos de la tina, abro el desagüe y tomo una toalla para secarme. Una vez seco, vamos al salón, nos sentamos en pufs.
– Ok chicas, veo que están enamoradas a muerte, no quiero entrometerme en su pareja, solo quiero poder pasar un rato con ustedes. No me imagino no poder acariciar cuerpos así, te conozco desde hace apenas una hora y ya estoy completamente obsesionado contigo, con tus curvas.
–No veo ningún problema en vernos de vez en cuando, pero no debería convertirse en una obligación, queremos seguir siendo libres.
“Por supuesto, no quiero imponerme, solo verte de vez en cuando.
Charlotte se levanta y viene a poner sus labios sobre los de él, deposita allí un beso rápido, yo me levanto y le hago lo mismo, nos mira sonriendo.
– Supongo que estás de acuerdo.
– Adivinas bien.
Se levanta y viene a abrazarnos, estamos pegados a ella, sus manos recorren nuestros cuerpos, aprovecha cada oportunidad. Nos dejamos llevar hasta que ella nos suelta y nos lleva a la cocina.
–Es hora de comer lo necesitamos.
– ¿Qué hay para comer?
-Nada.
- ¿Y cómo lo hacemos?
–Esperamos mientras ponemos la mesa.
Ella nos da platos, cubiertos y platos, vamos a poner la mesa en la mesa redonda de cristal. Apenas hemos terminado cuando llaman a la puerta.
-Adelante, está abierto.
La puerta se abre, miro a Charlotte, alguien llega y estamos desnudos, Philippine va hacia la entrada con naturalidad, regresa con tres hombres cargando una caja que contiene algo que parece muy caliente. Nos miran como si fuéramos parte de la decoración, pero no parece extraño que tres chicas las reciban desnudas. Ponen las cajas sobre la mesa, cobran y se van.
Parece que te conocen bien.
–Sí, cada vez que necesito comida les encargo, vienen, suelen vernos desnudas cuando no está en plena acción y se van sin decir nada después de salir cargadas, ya veces hay más de diez chicas.
- ¿Que chicas?
–Siempre, nunca un hombre, solo pollitas, son mis tres coles, los únicos hombres que entran aquí. Espero que te guste el cuscús marroquí, es el mejor de la ciudad.
Abrimos las cajas, una de ellas contiene la semilla en una caja grande y la pasa, otra las verduras y la carne, la última el jugo, las especias, la salsa picante y una botella de Boulaoune rosado frío. Philippine llena los platos y trae las cajas y cajas a la cocina. Comemos con buen apetito, nuestros ejercicios nos lo han abierto. El cuscús es realmente delicioso, solo conozco uno mejor, el de mi tía Aïcha, la esposa marroquí de mi tío Michel. Una vez terminada la comida, nos tomamos un muy buen café en la mesa de centro. Philippine va a su habitación.
-Te dejo unos minutos, sé prudente.
Apenas salió de la habitación cuando nos tiramos uno encima del otro, necesitábamos cinco segundos para estar de pies a cabeza en el sofá. Me sumerjo con deleite en el semen de mi amor, bebiéndolo, sintiendo su boca sobre mi sexo. Estamos bastante cachondos, nos corremos justo cuando regresa Filipina.
-¡¡Les dije que fueran buenas chicas!!
Nos da tiempo para reconciliarnos con nosotros mismos, nos sentamos uno frente al otro, me encanta ver la silueta de mi amor, Philippine se sienta al lado de Charlotte. Hablamos en el salón, nos cuenta que nació en Marruecos y todavía tiene muchos contactos allí, es un país que le encanta, va a menudo y ha traído a especialistas en masajes de relajación que trabajan en su hammam de al lado. Me levanto y me acerco a ella, Charlotte se vuelve hacia ella y la acuesta en el sofá. Abro sus piernas y me sumerjo en el medio. Se levanta para ofrecerme su sexo bien abierto. Bebo en su fuente hasta que disfruta. Me pongo de pie y me hago a un lado, Charlotte toma mi lugar, Philippine no tiene tiempo para recuperarse de que Charlotte se ocupa de su sexo. Ella se va en un delirio sexual. Ella disfruta una vez más sin restricciones. Cuando Charlotte se endereza, dejamos que se recupere sola. Después de un cuarto de hora, ella se levanta.
"Síganme chicas.
La seguimos, estoy atónito por el tamaño de este apartamento, me parece enorme.
-Es enorme en tu casa.
–Sí, el apartamento ocupa toda la superficie del edificio, solo hay uno en este piso, tiene más de trescientos cincuenta metros cuadrados.
–Sin embargo, vi dos puertas en el rellano.
–Sí, el segundo da a otra parte, de hecho, es el encuentro de dos apartamentos en uno.
Llegamos a una habitación bastante pequeña pero caldeada y muy húmeda, un auténtico hammam pequeño. Hay tres mesas de masaje en el medio, asumo que quiere masajearnos, pero se sienta en una de ellas.
– Hagan como yo chicas y esperen unos segundos.
-¿Dónde estamos?
–En mi hammam personal.
- ¿Qué vamos a hacer ahí?
–Espera, pero no tardará mucho, vamos, túmbate en las mesas.