El descubrimiento
Me dejo deslizar hacia un lado, mi mano explora las curvas de este magnífico cuerpo. Se desliza lentamente sobre su piel suave y tersa. Veo que su pelvis se mueve, se entrega a mi mano, aprecia cada movimiento. Pongo mis labios sobre su seno izquierdo, lo chupo como si quisiera chupárselo, ella reacciona.
– Sí, me gusta lo que me haces, sigue.
Me acerco al otro seno, mi mano aún recorre su cuerpo, ella comienza a retorcerse en todas direcciones, veo que le gusta lo que le hago. Estoy muy feliz por eso, pero no quiero darle placer de inmediato, evito su bajo abdomen.
– ¿Puedes ponerte boca abajo Aâmet?
-Claro.
Se da vuelta, ofreciéndome su espalda y sus nalgas. Mis manos se deslizan por su piel, me concentro un poco en sus glúteos, me encantan. Debo decir que desde ayer, me gusta especialmente acariciar las nalgas de las mujeres. Mi boca se posa sobre su piel, le lamo las nalgas, ella las cabalga un poco. Mi lengua se desliza entre ellos, los abro un poco, cae sobre su ano, ella da una gran sacudida.
– Sí, sigue, me gusta mucho.
Continúo lamiéndolo, es la primera vez que lo hago, me sorprende disfrutar tanto de él, pero creo que es principalmente porque se lo doy a Aâmet. Ella empieza a mover mucho su cuerpo, tengo que sujetarla con mis manos para poder seguir lamiéndola. Ha abierto un poco las piernas, bajando más abajo, mi lengua recibe un poco de la crema que suelta su sexo. Me siento y pruebo esta sustancia cremosa en mi lengua, no tiene un sabor desagradable, incluso diría que me gusta.
–¿Por qué te detienes, regresa?
-Ya voy.
Me sumerjo entre sus nalgas y lamo su ano. Un olor dulce se escapa de la parte inferior de su cuerpo, acercándose a mi nariz hasta entre sus muslos, veo que proviene de su sexo. Se me ocurre una idea, y si lamiera esta crema que sale de su sexo, no debería ser desagradable.
-¿Puedes volver a ponerte boca arriba y abrir un poco las piernas?
– Claro, pero ¿por qué?
“Tengo una idea, ¿me dejas hacerlo?
-Sí, ve.
Se vuelve boca arriba, abre sus muslos ofreciéndome su sexo rosado cubierto de esta sustancia cremosa que me atrae. Me inclino sobre su vientre, veo su pene muy brillante, puedo detallarlo, veo que su botón ha crecido un poco, sale bien de dos lenguas de carne que lo rodean. Veo el pozo de Aâmet del que se escapa esta crema fragante.
–Tu sexo segrega una crema blanquecina que me atrae, mi lengua lo ha tocado, me gusta su sabor y quisiera poner mi boca sobre tu sexo para lamerlo, ¿lo has probado alguna vez?
-No, nunca, no se me ocurriría, es lo que sirve para facilitar la penetración del sexo de un hombre en mi sexo. Que yo sepa, no tiene otro uso.
–Me gustaría probarlo, lo he querido desde que mi lengua lo tocó.
-Adelante, haz lo que quieras.
Abre bien las piernas, me siento entre ellas boca abajo, mi cabeza justo encima de su sexo. Su olor me embriaga, lo huelo acercándose a mi nariz al ras de su botón. Pongo mi lengua entre las dos tiras de carne, se hunde en su pozo, recojo un poco de líquido y lo trago, está buenísimo, pero este olor me hace reaccionar, mi pene también fluye, lo acompaño. Ella salta con el toque de mi lengua en su sexo.
– Oh sí, sigue, es maravilloso.
Mi lengua lo lame, literalmente lo bebo, no me emborracho con esta deliciosa sustancia, quiero obtener la mayor cantidad posible. Mi lengua se desliza entre las tiras de carne, la posiciono como una cuchara para beber de esta sorprendente fuente. Tengo la impresión de que le gusta mucho, su cuerpo ondula cada vez más.
– Oh sí, sí, continúa, me encanta lo que me haces.
Mi lengua se desliza donde puede, exploro este entorno, es un descubrimiento para mí. Las tiras de carne son suaves y muy agradables al tacto de mi lengua. Hago que se mueva muy rápido en su guarida, ella aprecia retorcerse constantemente.
– Sí, eres una diosa, continúa.
Presiono mi boca contra su sexo, quiero sentirlo a su alrededor, chupo sus tiras de carne, las mordisqueo delicadamente, no quiero lastimarla, pero siento que le da placer. Paso mis manos debajo de sus nalgas para que se levanten un poco, ella me ayuda a presionar mi cara en su sexo. Mi nariz toca su botón de vez en cuando, siento que cada vez que ella reacciona. Creo que es a él a quien tendremos que hacerle cosquillas si quiero que se divierta mucho. Él fue el que toqué ayer cuando quería hacer que Hayya se corriera, y ella lo tocó cuando quería que me corriera. Pero no quiero que venga enseguida, egoístamente, quiero quedarme en este mundo fragante que voy descubriendo y en el que quiero ahogarme. Mi polla está fluyendo más y más, siento que voy a disfrutar también si continúa.
Vuelvo al botón, brilla como una estrella. Pongo mis labios sobre él, ella se pone rígida, chupo su botón para lamerlo, siento su cuerpo vibrar en una sucesión de sacudidas. Sus piernas se envuelven alrededor de mi cabeza para apretarla, siento que quiere decapitarme. Ella grita palabras que no entiendo, dura un buen rato, sigo lamiendo su botón mientras siento que su cuerpo se corre. Empiezo a no ser capaz de respirar pero aguanto hasta que la presión de sus piernas se alivia. Lentamente su cuerpo se relaja, sigo lamiendo, me encanta este líquido, quiero aprovecharlo al máximo. Me la como mientras ella me la da, le pongo bien los labios y la chupo, pero ya no me da nada, está seca. Me incorporo para mirarla, es maravillosamente hermosa, sus ojos son claros y llenos de amor. Sus manos vienen a mi cabeza y tiran de ella. Me deslizo por su cuerpo sudoroso. Cuando mi cabeza llega al nivel de la suya, me sonríe.
-Nunca he disfrutado así, eres un amante maravilloso, que te enseñó tal cosa. Mi cuerpo nunca ha estado tan relajado después de hacer el amor, me siento maravillosamente bien, maravillosamente descansado en una especie de dicha.
–Nadie me enseñó, fue mi lengua la que tocó un poco de tu crema, me gustó y quise saborearla de una manera más completa.
-Tu amas ?
–Me encanta, tú también deberías probarlo.
-Acercarse.
Ella lame alrededor de mis labios, tiene que recuperar algo de su sabor, no parece importarle.
–Tienes razón, es muy buena, ¿crees que tu crema sabe igual?
“No sé, tendría que probarlo.
– No, déjame probarlo, te diría, túmbate en la colchoneta y abre bien las piernas.
Me acuesto a su lado abriendo mis piernas, ella se acuesta entre ellas, siento su aliento sobre mi polla ya muy mojada.
–Veo que no necesitaba cuidar tu cuerpo para hacerlo segregar crema, ya está inundado de ella.
–Es el hecho de haber lamido tu sexo, sentí que estaba tan mojada como tú, casi me corro sola.
- Bueno, disfruta ahora.
Ella pone sus labios en mi botón, me da una lamida, mi cuerpo se enciende en una multitud de hormigueos, nunca me había corrido así, ya no lo siento, ya no estoy en la tierra, estoy completamente dispersa en el espacio. Ella lame mi perilla mientras siente que mi cuerpo se tensa, pero lentamente me relajo, un poco decepcionado de que haya sido tan rápido. Cuando estoy completamente relajado, me sorprende sentir todavía la lengua de Aâmet en mi pozo.
-Te vas ?
– Sí, quiero que te corras otra vez, fue demasiado rápido, ni siquiera tuve tiempo de saborearte bien. Puedo confirmar que tu polla sabe igual que la mía.
Me relajo, siento su lengua explorar todo mi sexo, mi cuerpo está tranquilo, pero sé que despertará de nuevo, me gusta sentir mi cuerpo correrse bajo las manos de una mujer, soy aspirante, Hayya me hizo descubrirlo ayer. Pasa sus manos por debajo de mis nalgas para apretarme contra su boca, me dejo llevar, quiero sentir el placer subiendo en mi cuerpo lentamente, como pudo hacer ayer Hayya.
Cruza sus piernas sobre mi cuerpo, siento mis nalgas abrirse, libera mi ano. Siento su lengua posarse sobre él y lamerlo, entiendo por qué le gustaba, es divino como sentimiento.
-Si me gusta.
Ella continúa mordiéndome, siento que el placer empieza a subir en mi cuerpo. Ella me vuelve a acostar, su boca descansa sobre mi polla y empieza a chuparla. Le doy todo lo que puedo, siento que se licua, debe fluir como una fuente. Empiezo a moverme mucho, ella debe sospechar que pronto voy a disfrutar. Su lengua explora cada rincón, mi cuerpo se tensa lentamente, mis músculos se tensan, mi corazón se acelera. Se me forma una bola en la parte inferior del abdomen, siento un hormigueo que se extiende por todo mi cuerpo. Ella pone sus labios en mi botón y lo mordisquea, mi cuerpo se estira en un resplandor gigantesco, tengo la impresión de que se está dispersando por todo el país. Es aún más poderoso que antes, ya no sé dónde estoy, de repente es el abismo negro.
Abro los ojos en el rostro preocupado de Aâmet, le sonrío, mi cuerpo nunca ha estado tan tranquilo y relajado.
"¿Cómo estás, Talya?"
– Sí, nunca he estado tan bien en mi vida, como tú hace un momento, solo siento bienestar en mi cuerpo. ¿Nunca has hecho eso con tus doncellas?
– No, nunca, solo nos acariciamos con ellos hasta que nos corrimos. Es la primera vez que pruebo la crema que sale del pene de una mujer, y os puedo decir que me encanta.
– A mí también, me encanta y te prometo que igual haré que te corras con mi boca sobre tu sexo, pero ahora estoy un poco cansada.
– Quédate acostado, vamos a descansar, quiero dormir un poco, quédate conmigo, los dos vamos a dormir, me gusta tener un cuerpo contra el mío cuando duermo.
-La de tu marido, creo.
–Sí, pero no sólo este, muchas veces duermo por las tardes con un sirviente.
-Estoy a tu servicio.
“Está bien, ven a abrazarme.
Me acurruqué contra su cuerpo, ella me abrazó y me abrazó. Me dejo llevar, siento que mi cuerpo se rinde, sus manos se deslizan por mi cuerpo para abrazarlo como si fuera a dormir a un niño. El sueño se apodera de mí, me duermo en sus brazos, aliviado, relajado, feliz.
-Vamos, despierta, ya has dormido bastante.