aamet
La sigo por el laberinto de este inmenso palacio, llegamos al ala donde reside Aâmet, hay grandes habitaciones que rodean una gran cuenca, todas abiertas al desierto cercano.
–Quítate lo que llevas en la espalda y ven a quitarme el haik.
Me quito la túnica y las sandalias, es todo lo que tengo, y vengo a quitarle el haik a Aâmet, su cuerpo no me deja indiferente, me gustan sus curvas armoniosas y su piel bastante mate. Se gira hacia mí, me mira con ternura, no estoy acostumbrado a que la gente me mire así.
-Eres hermosa Talya, quiero hacer cantar tu hermoso cuerpo, pero también quiero que hagas cantar el mío. Sé que puedes hacerlo, acabo de ver a Hayya y ella me dijo, sé que hiciste que tus cuerpos cantaran juntos anoche.
–Sí, nos gusta sentir los escalofríos que nos dan nuestros cuerpos cuando sabemos hacerlos cantar.
–¿Hace cuánto que sabe hacer cantar el cuerpo de la mujer?
“Desde ayer, nos hemos visto obligados a dormir juntos con Hayya, no la conocía. Después de un rato, sentí su mano sobre mi piel, debajo de mi túnica, eso me gustó, lo dejé. Al rato me hizo poner de espaldas y me acarició, tomó una de mis manos y la puso sobre su estómago. Lo deslicé sobre su piel, disfruté mucho acariciando sus senos y glúteos. Nos quitamos las túnicas, nos acariciamos toda la noche, sentí ondas en mi cuerpo varias veces, nunca había disfrutado así, nunca había tenido esta impresión de felicidad suprema. Me quedé dormida en sus brazos, me sentí tan bien. Esta mañana, cuando nos despertamos, hablamos, me dijo que le gustaba lo que hacíamos y esperaba volver a empezar esta noche.
- ¿Te gustan las mujeres?
–No lo sabía, simplemente, siempre me gustó mirar a las mujeres hermosas, en Egipto, siempre estás vestido con ropa bastante transparente. Podemos ver las formas de sus cuerpos bajo la tela ligera. Debo decir que siempre me pregunté por qué lo hiciste, en casa, tienes que esconder el cuerpo.
–Es la costumbre, vivimos en un país muy caluroso, y el cuerpo no debe estar escondido a diferencia de muchas otras civilizaciones. Pero cómo es que hablas tan bien nuestro idioma, eres judío.
–Sí, pero nuestra familia lleva varias generaciones viviendo en Egipto y yo nací aquí, crecí entre ustedes, debo decir que me gusta mucho este país, es mi país.
–Ves que uno puede estar bien en un país que no sea el de sus antepasados, pero ¿ahora qué piensa hacer?
–Me gustaría casarme y formar una familia, pero tengo miedo de tener que casarme con un hombre para arreglar mi familia.
–A menos que el que amas sea un hombre poderoso, podrá imponer sus puntos de vista.
–Soy solo un judeo en Egipto, no tengo poder aquí, solo soy uno de los sirvientes de Amenardis.
"¿Alguna vez has conocido a un hombre?"
-No, jamás.
-Pero, cuántos años tienes ?
-Dieciocho años.
"Como yo, ¿y no conocías a un hombre?"
–Sé que no es normal para ti, pero yo soy judío, no es como tú, hasta ahora mi padre se ha negado a todos los arreglos que le han ofrecido. Además, no entiendo por qué aceptó que me viniera a trabajar aquí.
– Eso es gracias a mí, te vi un día entrar a tu casa con otra persona, te encontré muy hermosa y le hablé de ti a Amenardis. Me pidió que fuera a ver a tu padre y le hiciera una oferta, la cual aceptó. Estableció condiciones muy estrictas que nosotros respetamos.
-Es decir.
–Sin tareas domésticas ni trabajo duro, nos dijo que aunque estabas exiliado, venías de una familia numerosa en Israel y que solo aceptaba que fueras un compañero que velaba por el bienestar de su ama.
–Comprendo mejor el comportamiento de Amenardis, aunque sólo soy un sirviente.
–Es sólo para no crear conflicto con los demás.
– Y para Hayya, volvió al mismo tiempo que yo, ¿hará como yo?
– No, solo es una sirvienta, pero en verdad es muy hermosa ya Amenardis le gustan las mujeres hermosas.
-Espero que dure mucho tiempo.
-Espero por ti, pero volvamos a nuestro tema, entonces, ningún hombre te ha tocado, ¿te gustaría saber cómo un hombre puede hacer cantar el cuerpo de una mujer?
– Sí, claro, pero me gustaría mucho, por favor no digas que nunca he conocido a un hombre a tu alrededor, todos querrán ser los primeros, yo sé lo que significa para los hombres.
– No te preocupes, seré discreto, ven conmigo, nos vamos a mojar en esta piscina, ya verás, es una delicia bañarse en el agua. Especialmente en esta época de las inundaciones del Nilo, nos trae riqueza, pero es la época más calurosa del año.
Ella toma mi mano y entramos a la piscina, tengo agua hasta el cuello bastante rápido, empiezo a entrar en pánico, es la primera vez que entro en el agua entera. Ella me abraza, siento su cuerpo contra el mío, reacciono a este contacto, siento sus senos chocando contra los míos.
– Abrázame y abrázame fuerte contra tu cuerpo, quiero sentirlo vivir contra el mío.
La abrazo apretándola muy fuerte contra mí, siento vibrar su cuerpo, siento que el mío también vibra ante este contacto franco. Siento sus manos recorrer mi espalda, yo hago lo mismo con ella. Tengo su rostro justo frente al mío, siento su aliento en mi mejilla, veo sus labios acercándose a los míos, la dejo. Sus labios se posan sobre los míos, una lengua los lame, abro un poco la boca, ella entra con autoridad. Su lengua se frota contra la mía, es la primera vez que alguien me hace esto, no sé qué hacer. Sus labios me dejan.
- Haz como yo, mueve tu lengua para intentar acariciar la mía.
Su boca se apoya en la mía, nuestras lenguas se vuelven a encontrar, trato de acariciar la de ella con la mía, ella hace lo mismo, siento una profunda felicidad. Me gusta este juego, quiero sentirla aún más, paso una mano detrás de su cabeza para apretarla contra mí. Ella responde a mis avances con entusiasmo, nuestras lenguas hacen cosquillas, se acarician, se frotan. Siento una de sus manos en mis nalgas, hago lo mismo presionando mi bajo vientre contra el suyo. Su boca me deja, estoy un poco triste, me hubiera gustado continuar, me encanta este contacto húmedo también. Una de sus manos se mete entre mis muslos y me hace cosquillas en el botón, yo le hago lo mismo. Muy rápidamente siento su cuerpo endurecerse y vibrar contra el mío justo cuando disfruto bajo sus caricias. Cuando nuestros cuerpos se relajan de nuevo,
– ¿Te gustó lo que hicimos?
– Sí, me encantó, es la primera vez que lo hago.
– ¿No lo hiciste ayer con Hayya?
– No, pero lo haré esta noche con ella.
– No, esta noche no, recuerda, quédate conmigo hasta que Amenardis te necesite, es decir, mañana por la mañana para su aceite perfumado. Lo harás mañana por la noche, espero que no estés demasiado enojado conmigo.
– No Aâmet, me gusta estar contigo.
“Estoy feliz por ti porque de todos modos, todavía estarías conmigo.
“Lo sé, solo soy la sirvienta.
–No, una acompañante, pero muy guapa que me gusta mucho.
"¿Por qué me cuentas todo esto?"
–Porque creo que te voy a ver muy a menudo, tengo ganas.
Ella toma mi mano y salimos del agua, estoy mucho más relajado una vez afuera.
-¿No te gusta el agua?
–Sí, me gustó, pero es la primera vez que me sumerjo completamente en el agua, tenía un poco de miedo.
– No te preocupes, estoy aquí, ven a mi departamento.
Lo soy, me gusta ver sus nalgas chorreando agua bailando ante mis ojos, son tan hermosas que quiero acariciarlas. Después de lo que acabamos de pasar, creo que puedo darme el lujo de extender una mano para probar su dulzura. Como si leyera mis pensamientos, escucho a Aâmet diciéndome.
-Te gustaría acariciarlos, ¿no?
– Sí, me encantaría acariciar tus hermosas nalgas.
– Pues que esperas, a mi también me gustaría sentir tus manos sobre ellos.
Me acerco para acariciar sus nalgas, ella aminora la velocidad para prolongar el placer. Finalmente se detiene, se da la vuelta y se presiona contra mí. Nuestras bocas se sueldan de nuevo, mis manos recorren su piel mojada, sus manos recorren las mías. Nos quedamos así un ratito, solo se mueven nuestras lenguas y nuestras manos, llego a desear que dure para siempre, me gusta mucho sentirla contra mi cuerpo. Nuestras manos terminan en el bajo vientre, un dedo se posa en mi botón, lo gira lentamente, yo hago lo mismo en el botón de Aâmet. Nuestros cuerpos se estiran lentamente, siento que el mío pronto se pondrá rígido pero ella también debe sentirlo, su dedo se detiene, nuestras bocas se separan.
“Reduzca la velocidad, reduzca la velocidad Talya, vamos demasiado rápido. Esperemos un poco para que nuestros cuerpos canten, quiero que te sueltes y sientas tu cuerpo correrse en mis brazos, pero también quiero correrme en tus brazos.
– Solo pido hacer cantar tu cuerpo, tu cuerpo maravilloso.
Ella apoya sus labios en los míos, nuestras manos reanudan la exploración de nuestro sexo. Deslizo un dedo en su agujero, ella hace lo mismo, pero siento incomodidad, sale para ponerlo en mi botón. Nuestros dedos se deslizan sobre nuestros botones, siento el placer que busco subir dentro de mí, tiendo. Pero también siento el cuerpo de Aâmet tensarse y avanzar lentamente hacia el placer. Nuestras lenguas aún se aman, mi cuerpo se pone rígido, me invaden temblores y siento que el cuerpo de Aâmet también se tensa. Disfrutamos juntos, nuestros cuerpos vibran uno contra el otro, me invade una sensación de felicidad extrema. Permanecemos entrelazados, boca a boca hasta que nuestros cuerpos recuperan la serenidad. Ella emerge, toma mi mano y me lleva a una gran estera en la que se acuesta boca arriba.
–Vamos Talya, quiero sentir tu cuerpo sobre el mío.
No necesito que me lo digan dos veces, me acuesto sobre ella, siento mi cuerpo casarse con el de ella, me sonríe, parece feliz con lo que está pasando. Sus manos aterrizan en mi espalda y me presionan contra ella. Se deslizan lentamente sobre mi piel, desde los hombros hasta las nalgas, me entristece no poder hacer lo mismo en su piel tan suave y tersa.
– Que placer sentir tu piel contra la mía, nunca podría prescindir del contacto de la piel de una mujer sobre la mía, más cuando es hermosa como tú.
“También me encanta sentir tu piel contra la mía, pero me entristece que no pueda suceder hasta hoy.
– Piénsalo bien, estás conmigo hasta mañana por la mañana, pero no será la última vez, Amenardis me aseguró que podrías estar a mi disposición de vez en cuando.
-Soy tan bueno contigo, no pensé que una persona de tu rango pudiera ser tan amable.
–Yo no soy de una familia tan poderosa, simplemente soy la hermana de Amenardis, es su esposo Djar quien es muy poderoso, y mi esposo es su brazo derecho.
“Yo, solo soy la hija de un comerciante judío que tiene que trabajar duro para vivir.
– Sí, pero no eres un esclavo, tenemos un acuerdo estricto con tu padre y lo respetaremos. Trabajas en Amenardis como una mujer libre, y estoy muy feliz por eso.
“¿Por qué casi todos los esclavos que conozco aquí son hombres?
–Por ser prisioneras hechas durante las diversas batallas que lideró Faraón, no hay mujer soldado.
– Sin embargo, está Ânkhti, ella me dijo que era una esclava.
–Sí, pero mató a su marido porque él se la quería dar a su sobrino, es su castigo, se convirtió en esclava de Amenardis.
“No lo sabía, pero lo que sí sé es que estoy bien contigo.
–Pertenezco a la familia de un administrador general, pero es bastante frágil, puede ser revocado de la noche a la mañana dependiendo del estado de ánimo del faraón. Pero no te preocupes, el esposo de Amenardis es muy destacado con Faraón, quien lo aprecia mucho.
- Yo lo que quiero ahora es apreciar tu cuerpo el cual adoro.
-Es tuyo Talya, puedes hacer lo que quieras con el.